LA ÚLTIMA VEZHabían pasado dos meses desde el día en que el coche se estrelló y estalló.
Nos quemaban las llamas, y nosotros queríamos apagarlas con alcohol, porque era lo único que teníamos.
Yo estaba a punto de escribirte en el momento de tu mensaje.
"Quizá podamos vernos".
Y me lo pensé dos veces, pero en la primera ya estaba esperando en tu puerta, sin saber muy bien qué iba a pasar.
Juro que tenía miedo de que las cenizas volvieran a despertar.
Y al contrario de lo que yo pensaba, ese día no hubo rencor, y no hubo besos. Tan solo un abrazo.
Pero por un segundo pareció que el tiempo no había pasado.
Después estaba sentado mientras decías "me sigue yendo mal, no me encuentro". Y qué ironía, porque lo único que yo quería encontrar era a ti.
Tú, con tu sonrisa de cuento...
Aquella tarde me enseñaste un trocito de tu vida, como nunca habías hecho, ni siquiera cuando esto prometía. Y yo me sentí lleno como aquella primera vez y esa inolvidable noche en tu cama, cuando tu mano buscó mi mano y, aun estando escondidos, sentí que brillamos.
Y no hubo rencor, ni hubo besos. Tan solo un abrazo.
Pero por un segundo esa tarde de enero pareció septiembre.
Tú estabas a mi lado, escuchándome como nunca, mientras yo te decía que estaba mucho mejor, que por fin respiraba y vivía. Y ahora miento si me digo que no quería compartir contigo esos momentos.
Y miento si me digo que querría olvidar lo que tengo dentro, y que en seis meses no he podido dejar atrás.
Y miento si me digo que soy el mismo que fui, porque no me encuentro.
Y aun sin encontrarme sé perfectamente dónde estoy, en ese maldito coche en llamas.
Sentados aun en aquel banco dijiste "he tenido tiempo para pensar, pero me daba miedo y no sé qué hacer".
Yo solo te miraba.
Tú sabías que había alguien más, pero vi en tus ojos y en tus gestos que habías pensado en volverlo a intentar.
Y yo pensé "solo dime ven y lo dejaré todo".
Pero callaste y yo callé.
Y esa fue nuestra última vez.
"Me pregunté qué sería sin ti el resto de mi vida"
La Oreja de Van Gogh - 20 de enero
LLAMAS
Qué curioso es que ahora escribas canciones. Porque a mí nunca me cantaste mientras bailaba a tu alrededor.
Qué triste es que en todas tus fotos tu sonrisa de cuento brille mientras estás roto por dentro.
Qué rastrero es que busques por todas partes lo que yo te di y tú tiraste.
Ahora yo empiezo a poder volar, y aunque vuele bajo, logré escapar de esa jaula donde me encerraste. Con mariposas. Aquellas que yo sentí... y tú mataste.
Tú, precisamente tú, deberías saber lo que es no poder llorar porque no te quedan lágrimas. Si se te ha olvidado te lo recuerdo, pero no por rencor ni por despecho, sino por compasión al próximo "yo".
También deberías coser todas tus heridas antes de arañar otro corazón y dejarlo hecho trizas.
Ahora empiezo a poder sentir. Y aunque sigo herido, logré salir.
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Pegaso (Y cómo le cortaron las alas)
PoetryComo el águila que cada día le comía el hígado a Prometeo, la vida te golpea una y otra vez. Tanto que a veces termina por cortarte las alas, incluso cuando son unas increíbles como las de Pegaso. Desde que tengo uso de razón he sido muy fan de la m...