NYX

61 6 1
                                    




"Eres lo mejor que me ha pasado en muchos años".

Fue un mensaje tuyo un 4 de octubre.

Veintitrés días después te disculpabas por tu actitud en un mensaje sin puntos ni comas (con lo nervioso que me pone eso). Que querías conocerme, que te hacía ilusión, que te hacía feliz, pero que no sabías gestionar mi presencia en tu vida, lo cual es bastante curioso teniendo en cuenta que solo nos veíamos (con suerte) un par de horas o tres por semana. Dos horas por la noche, escondidos, como si hiciéramos algo malo (y realmente lo hacíamos, nos lo hacíamos). Dos horas (una discutiendo, la otra sin hablar) rodeados de oscuridad mientras yo me engañaba diciéndome que eras luz.

Pero no.

Te arañaban las sombras por todas partes, y cuando me iba de madrugada como un amante furtivo, me las llevaba conmigo. Por eso me despertaba con ellas cada mañana el resto de la semana, aunque para ser más prácticos aquí vamos a llamarlas ansiedad.

Me atrajiste como un foco a una polilla, y me atrapaste en tu tela sedosa, pero en vez de devorarme de golpe, lo hiciste despacio, día a día, y sin saber que lo hacías, porque cuando mirabas al frente solo veías tu reflejo.

Un reflejo borroso.

Tu imagen acabó distorsionando todos los aspectos de mi vida, y estuve demasiado tiempo viviendo por esos momentos a medianoche en los que me sentía a salvo contigo. Pero no me daba cuenta que lo que temía del exterior también lo habías provocado tú. Quién lo diría, con esa sonrisa.

Como ves, he necesitado 262 palabras para llegar a la conclusión que resumiría todo esto, pero por fin la tengo aquí:

Que me pasé la vida huyendo de ti para refugiarme en ti. Y que solo nos veíamos de noche, pero es que para mí siempre lo era.


"Me prometió la luna y solo vi su lado oscuro"

Yer, Explizit – Ya es tarde

Pegaso (Y cómo le cortaron las alas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora