Meg iba de camino al santuario de Juan, pero se puso a llover.
Llegó antes de que se pusiera a llover más.
Subió rápidamente las escaleras y se refugió en la casa.
-Juan ya estoy aquí - dijo ella.
Juan no le respondió, la gente estaba cogiendo una costumbre de no responderle.
Subió las escaleras, pero no llegó al final, porque, el tablón final estaba roto.
-Juan tu santuario se está llendo a la mierda - murmuró ella.
Se dio la vuelta y se llevó una sorpresa de ver a Juan detrás suya.
-¡Coño, que susto! - maldijo.
-Perdón por no responder, no te escuchaba.
Meg paso por su lado y bajo el tramo de escaleras. -Juan le siguió-.
-Me he dado cuenta que eres una de las pocas que me visitas.
-¿No tienes amigos? - frunció el ceño.
-Claro, tengo muchísimos - mintió. -Lo que pasa que la gente no quiere subir escaleras - sonrió falsamente.
Se quedaron en silencio. Últimamente Juan estaba más distante a ella. Bueno -a todo el mundo, en realidad-. Se la pasaba en su santuario.
-¿Te has enterado que hay una persona que está destruyendo las casa de los pueblos? - preguntó Meg.
Juan asintió con la cabeza, parecía no interesarle.
-Si, me he enterado - se cruzó de brazos. -Pero la verdad, me da igual.
-¿Porque te da igual? - curioseo.
-Mientras no venga a por mí, yo no me meto.
-¿Y no quieres saber nada del tema?.
Juan entrecerro los ojos y después asintió con la cabeza.
-Primero le explotaron la casa a Ibai.
-Esa me la se.
-Después a Ari le explotaron el huerto.
-Ese no me lo sabía - incluyo.
-Y por último a Zorman le han entrado a robar - finalizó.
-Se lo merece - soltó una carcajada. Zorman y Juan no se llevaban muy bien.La lluvia se relajo y Meg decidió ir de paseo. Lo normal, ir por las montañas, mirar los árboles, los animales, saquear alguna casa abandonada.... Bueno, lo normal.
Con espada en mano y patatas para el camino salió de su casa.
-¿A donde va, señorita? - preguntó Auron.
-A patrullar un poco - respondió.
-Aún puede que llueva de nuevo - aviso.
-Papá... - replicó.
-No me llames asín - dijo entre dientes.
-No me va a pasar nada - aclaro.
-La última vez que salistes te caístes por un agujero y no te encontramos hasta que pasaron dos días - recordó.
-Fueron dos horas - le corrigió. -y además era menos inexperta en el tema de las trampas.
Auron se acerco a ella y le puso una mano en el hombro.
-¿Me prometes que no te pasara nada? - le miró fijamente a los ojos.
-Lo prometo - sonrió. Auron le quito la mano del hombro y le abrió la puerta.
No hacía mucho sol. Hacía buen día.
Ya pasó por algunas casas del pueblo y saludo por las ventanas a sus vecinos.
No encontró ningún animal por la zona por la que iba, ni ningún bicho.
Estaba oscureciendo y que no se encontrará ningún Zombie ni ningún Creeper era raro.
Ya cuando se estaba aburriendo, decidió volver a casa. Cuando iba por mitad del camino escucho unos pasos detrás ella. Al principio no le dio importancia, pero después de un rato ya se empezó a asurtar.
Agarró el pomo de su espada de diamantes y la sacó de su estuche. Se dio la vuelta y apuntó a lo que estaba detrás de ella.
-¿Juan?.
Si el mismo. Juan era el bicho que la estaba persiguiendo.
-¿Qué haces persiguiendome? - guardo de nuevo su espada.
-Auron me lo pidio - se encogió de hombros.
Meg soltó un bufido y se puso a caminar de nuevo.
-¿No te hablas enfadado conmigo?.
-Estoy enfadada con mi padre -aclaro. -no entiendo porque no me deja ir sola a lugares que no sean casas de conocidos.
-Aún eres pequeña -indico Juan.
-Dentro de nada cumplo dieciocho, no soy tan pequeña como creeis.
-¿¡Dieciocho?! -Juan abrió bien los ojos. -Pero si yo te recuerdo más pequeña.
-Es que soy baja - se quejo
Juan embozo una sonrisa traviesa.
Ya se izo de noche y los dos amigos tuvieron que acelerar el paso para que ningún monstruo le atacará.
-Hace buena noche - dijo Juan.
-Es como las demás - se encogió de hombros Meg.
Meg aceleró más el paso y adelanto a Juan.
Ya se veía más cerca la casa de Auron.
-Ya se ve - aviso Meg. Juan no le respondió.
-Me parece increíble que Auron te mandase a vigilarme - Juan seguía sin responderle. - Mandarte a ti, ja, que patético - ella negó con la cabeza - y más cuando no sabes estar en silencio- se dio la vuelta y vio que Juan no estaba detrás de ella.
-¿¡Juan?!.
Nadie le respondió.
-Juan si esto es una broma, no hace gracia - gritó. El seguía sin responderle.
Grito unas cuantas veces más su nombre y retrocedió sobre sus pasos.
En lo lejos observo que había un gran agujero en el suelo. Se asomo con cuidado y vio que allí estaba su amigo.
-Aquí estabas cabeza de corcho.
-No me digas asín - se quejo.
-Después dicen que cuides de mi.
-¿Me vas a ayudar o que?.
-¿Y como te ayudo, genio?.
-Si me das una mano, tal vez saldré.
Meg resopló y se agachó. Se agarró bien al suelo para no caerse donde estaba su amigo y le arzo la mano.
Juan agarró impulso y agarró su mano. Con la izquierda agarraba la mano de su amiga y con la derecha se intentaba impulsar. Meg tiraba con todas sus fuerzas de su amigo.
-Tienes que comer menos patatas - se burló.
-Y tu tienes que hacer más ejercicio.
Meg soltó su otra mano del suelo y agarró la otra mano de Juan. Cogió toda sus fuerzas y le dio el último tirón a Juan. Los dos calleron en el suelo.
Los dos se quedaron boca arriba, mirando el cielo.
La respiración de Meg estaba más agitada que la de Juan.
-Gracias por salvarme - le agradeció el.
-No hay de que - le miró - salvar a un hechizero no pasa todos los días.
-Hechizero supremo - le corrigió.
-Megara Play y Juan Guarnizo os buscando - la voz de Auron sonó detrás de ellos.
Los dos amigos se miraron y se pusieron de pie lo más rápido posible.
-Meg no volverás a salir solo en tu vida.
-Auron - replicó ella.
-Auron no a sido culpa de ella - Juan dio un paso al frente.
-Explicate.
-Ya estábamos llegando cuando una mina explotó y cai.
-¿Una mina? - Auron frunció el ceño.
-Y además era silenciosa - añadió Meg.
-¿Silenciosa? - parecía que cada palabra que decían ellos dos se las creía menos.
-Mañana investigaremos más, ahora cada uno a sus casa - zanjó.
Juan se despidio de Meg y se alejo.
-Estoy muy enfadado - indicó.
-Lo siento - agachó la cabeza.
-No contigo, sino con el - aclaró. - Tu me has demostrado que sabes defenderte sola -sonrió orgulloso.
-¿Enserio? - dudo ella.
-Si, ya mismo podrás crearte tu propia casa y poder ir hacer misiones sin ayuda.
Meg sonrió estusiasmada y soltó un gritito de alegría.
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La mano negra de Tortilla Land
FanfictionLa oscuridad llega a Tortilla Land, pero nadie lo sabe. Se podía decir que es una especie de mano negra, que podrá destruir todos los pueblos. Peor, hacer que los pueblos se destruyan entre ellos.