Capítulo 6

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Meg se había despertado confusa.
Se sentía rara. Como si ella no era ella.

Iba caminando para el santuario de Juan, cuando de lejos vio una figura. Cuando se fijo mejor, vio que era Rubius, el nuevo.

Parecía ocupado, así que no iría a molestarlo.

Al llegar a la entrada del santuario se fijo en las escaleras, estaban pintadas.

"Va a estar enfadado seguro" pensó.
Subió las escaleras y pego tres veces.
Lo que le sorprendió fue que al entrar, Juan no estaba cabreado.

-Hola Meg - le saludo con una sonrisa de oreja a oreja.
-Estás muy sonriente - se fijo.
-¿Si? la verdad que no me he fijado muy bien - ironizó.
-Pues yo no estoy como tú de feliz.

Juan le miró extrañado.

-Hoy me he despertado confusa - le dijo.
-¿Confusa?.
-Si - asentio con la cabeza. – Creo que necesito un cambio.
-Un cambio - repitió – yo podría ayudarte.
-Me podrías ayudar, pero...
-No sabes que necesitas.
-Hoy las adivinas todas Juanito.
-Te conozco bien - encogió los hombros.

Juan agarró una silla y le sentó en ella. Se quedó delante de ella mirándola de arriba a abajo.

-¿Qué miras? - preguntó ella.
-A ti - le señaló.

Juan se quedó otro rato más mirando a Meg y al final se le ocurrió una fantástica idea.

-¡Te cambiaremos el pelo!
-¿El pelo? – pregunto horrorizada.
-Tranquila, solo te daré un toque especial - la intento tranquilizar.
-¿Qué clase de toque especial?
-Eres rubia, como Auron... - ella ya sabía que quería hacerle.
-No me vas a poner el pelo naranja - le aviso.
-¡Pero te quedaría bien! - replicó el.
-No Juan - zanjó.
-Pues yo no sé qué quieres cambiar.
-No es el aspecto - se levantó de la silla.
-¿Y que es? - Juan se cruzó de brazos.

Meg no le respondió al instante. Estuvo pensado en que era lo que quería cambiar.
Juan se quedó mirándola, cada vez más impaciente.
Meg miró a Juan y al instante se le vino aúna gran idea.

-¡Quiero cambiarme de nombre! - Juan la miró sorprendido.
-¿Estas drogada? - fue lo más lógico.
-No lo estoy, solo digo, que si me cambio de nombre por un tiempo podría, nose, podría descubrir porque me siento así - explico.

Juan negó una cuantas veces.

-Cambiarte de nombre cada vez que te da una crisis existencial no soluciona nada – Juan se acerco más a ella – si cada vez que a mi me dieran crisis existenciales me cambiará de nombre, ya no me acordaría de mi nombre original.

Meg puso los ojos en blanco.

-Llevo tiempo pensando en cambiármelo y creo que es el momento.
-Si tu lo dices... – aún no estaba convencido.
-Mañana vienes a mi casa y buscamos nombres.
-No se si a Auron le gustará el plan – Juan seguía sin gustarle la idea de Meg.
-Ya mismo soy mayor de edad y Auron no deberá estar encima de mi todo el tiempo - pensó – y seguro que lo entiende.

Parecía que Juan iba a decir algo, pero Meg ya salió del santuario.


La mano negra de Tortilla Land Donde viven las historias. Descúbrelo ahora