Capítulo 1; Parte 3: Rojo cereza.

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Habían pasado meses desde que Ada y yo, un desperdicio de oxigeno, habíamos correspondido nuestra amistad verdadera... O, al menos eso quiero creer.

Desde ese día que cenamos juntas con mis padres ella no volvió a ser la misma, de cierto modo, siempre se quedaba un poquito más tarde después de clases o llegaba a la escuela con un sombrero de verano floppy de un diámetro mayor al de los que solían verse en los días de playa. Siempre llevaba guantes de seda o de cuero, dependen de su outfits y su vestimenta que por cierto siempre eran de admirar y fotografiar. La cortina de la ventana de donde aquella solía sentarse en clases siempre permanecía cerrada hasta que los rayos del sol fueran tapados por la viveza de los cerezos que le daban una gran sombra a nuestro salón. Eso es común, para personas que sufren de una crónica alergia al sol o sensibilidad en la piel, y pensándolo bien, la piel de Ada si parecía delicada, o delicadamente cuidada, tanto que parecía una muñequita de porcelana tan pálida como lo son en las vitrinas de los ventrílocuos que las manejan a través de sus cuerdas.

Por suerte, tenía a una chica llamada Leila que la cuidaría para siempre por más frágil que sea, cuidaría de ella y su alergia al sol que la hacía parecer como una vampiro con sus colmillos grandes y pronunciados... Sinceramente, más bella que nunca.

Esa noche que Ada se fue de mi hogar en dirección a la suya, creía sinceramente que le había molestado lo que mi padre le había hecho recordar. Hablamos con mi padre seriamente e investigando sobre el apellido de Ada dimos con una noticia en internet que anunciaba "Un gran atentado de llamas" en una parcela a las afueras de Chiyoda, era un hogar y territorio grande, de familia con mucho dinero... Sin duda se podía ver en las fotografías de "Antes y Después" que salían en el periódico digital, había una pileta gigante rodeada de rosales hermosos, que, luego del incendio, había quedado todo en un aburrido y nostálgico color ceniza. En los anuncios decían: "Padre y madre mueren incinerados en el derrumbe de la hacienda Fiore, hogar de vida y muerte, la funeraria más conocida de Japón y dueños de uno de los cementerios más llenos de vida(...)", (–irónico, ¿cierto?) "Dentro del reconocido mausoleo europeo se encontró a las cinco hijas de los fallecidos en muy malas condiciones, entre ellas heridas cutáneas y sus ojos vendados con harapos mojados". Luego leímos más noticias respecto a ellas, unas decían que fue provocado por lo pueblerinos del sector por su extraño parecer a vampiros, otros por que debían dinero, otros decían que era mafiosos o por practicar la venta ilegal de órganos, y otras aseguraban que las hijas de los fallecidos habían sido adoptadas por un anciano millonario que falleció a seis años de haberlas adoptado, la hermana mayor se hizo cargo del resto y con el dinero heredado de sus padres y aquel anciano siguen vivas hasta el día de hoy.

Todo muy confuso. Pero, volviendo al tema de Ada luego de ese día de cena con mis padres. Ella había ido a su casa más rápido que de costumbre, y claramente... Vivía sola, en una casa de dos pisos a unas cuadras de mi casa... No quiero que crean que la sigo juzgando desde entonces, pero su casa no era para nada adinerada, era igual al resto con la diferencia de que esta tenía una cochera con algún vehículo tapado con mantas llenas de polvo. Cuando Ada llegó a casa rápidamente se había ido al baño, como si una urgencia intestinal estuviera surgiendo de su estómago, pero era diferente en esta ocasión. Ada no sé podía ver con claridad ante el espejo, era como si sus ojos sufrieran una extraño problema de miopía o astigmatismo fuerte solo al momento de fijar su mirada al espejo. Cerraba sus ojos con fuerza, los apretaba, pasaba sus manos por ellos, pero todas esas cosas eran inútiles, pues lo demás o el resto de cosas podía verlo con claridad y con una resolución propia de ella. Se acercó lo que más pudo al espejo abriendo así su boca para que sus dientes salieran a la vista... eran colmillos más afilados que nunca pidiendo a gritos una gota de sangre entre ellos. Ada no lo podía creer mientras se apoyaba agobiada en el lavamanos que estaba frente a su gran espejo. Suspiró sin saber qué hacer.

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⏰ Última actualización: Sep 25, 2022 ⏰

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