CAPÍTULO 10: Viejos amigos.

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La alarma sonando por enésima vez me hace saber que ya es hora de levantarme para ir a la escuela. Algo que rotundamente no quiero hacer hoy.

Me siento agotada después de haber jugado durante horas futbol con Harry. El niño es una máquina de jugar, no tiene un botón de pausa o algo. El creador de los niños debería ponerles uno. Digo, es una simple sugerencia.

—¡HERMANA! — escucho la voz de mi hermano gritando a todo pulmón. — ¡Adivina quien nos va a llevar hoy a la escuela!

—¿Flash? — digo con sarcasmo mientras entre abro los ojos para ver al niño que ha invadido mi habitación.

—Que graciosa. — me da un ligero golpe en la frente. — ¡La tía Ana banana nos llevará! — exclama con evidente emoción.

— ¡¿QUÉ?! ¿Ya está aquí? Debo darme prisa. — digo levantándome de inmediato.

—Está abajo, apúrate o llegaremos tarde. — dice saliendo de mi habitación.

Comienzo a arreglarme e intento parecer lo más humana posible y ocultar mis ojeras que me hacen parecer un mapache. La tía Ana es la mujer con más estilo que conozco y no quiero que me vea en las fachas con las que suelo andar por la vida. Quiero que me considere como una digna sobrina suya.
Cuando creo que ya estoy lista, salgo de mi habitación para encontrarme a mi mamá y a la tía Ana sentadas en la terraza tomando café. La tía Ana se ve divina, como siempre. No puedo dejar de verla por completo, sin duda alguna es todo un icono de la moda.

—¡Mi pequeña luciérnaga! — exclama con emoción al verme.

—¡TÍA! — grito con emoción saltando a sus brazos.

El desayuno se vuelve ameno al tener a la tía Ana con nosotros. Es una persona que desde que tengo uso de razón nos ha dado mucho amor, tanto como la tía Miranda o el tío Imanol que si son nuestros parientes sanguíneos.

Después de comer del delicioso desayuno preparado por Valentina, la tía Ana nos lleva a la escuela. En el trayecto me muestra la nueva colección que está preparando para la temporada de otoño – invierno. Una colección hermosa, por cierto. Harry le cuenta de sus pato aventuras con sus nuevos compañeros y por su puesto me pregunta si encontré el amor.

Pero ¿cómo le puedo decir que mi crush es su crush? O sea, el tío Mike. No puedo, es imposible. Así que solo me limito a contarle un poco sobre Marcus y como nos conocimos, lo demás lo omito por la salud mental de ambas.

Al llegar a la escuela lo primero que veo es a Liam recostado a su motocicleta y con la mirada clavada en el suelo. Quiero acercarme, pero de inmediato llega Bella quien lo toma del brazo y lo hace caminar hacia el interior.

Por lo cual, me limito a caminar hacia su moto mientras sostengo el casco de Bella. Lo pongo encima y camino detrás de ellos. De lejos veo a Gianni correr hacia mí a toda velocidad, me detengo y espero a que llegue hasta donde estoy.

—Hola. — saluda agitada y quitando unos mechones de cabello de su cara.

—Hola. — respondo mirándola mientras frunzo el ceño.

—Este sábado habrá una fiesta de bienvenida en casa de Bella y estás cordialmente invita... no, más bien, eres la festejada.

—¿Yo? — arqueo una ceja.

—Tú y Marcus. Ambos acaban de ingresar al Royal college y por lo tanto necesitan una fiesta de bienvenida. — explica con emoción.

—No me gustan las...

—Bella la ha estado planeando desde que llegaron, no puedes simplemente no ir.

—No me dejarás en paz hasta que diga que iré, ¿verdad? — Gin solo asiente mientras arruga la nariz y cierra los ojos. — Biiiieeeeennnn. — digo con pereza. — Mándame la ubicación.

MALDITO DESTINO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora