Capítulo 7. Saltitos de alegría.

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IDK You Yet- Alexander 23

NELLY

Habían pasado dos días desde que había salido del hospital y aunque ahora fuera libre, entre el reposo, que me había bajado la regla y que Julieta no me dejaba hacer nada porque tenía miedo de que me volviera a accidentar estaba comenzando a plantearme lo de dejarme las venas largas.

Hacía dos días que nos habíamos peleado, bueno más bien ella se había enfadado, pero no tardó nada en venir a mi cuarto a pedirme perdón. Fue cuando volví de la azotea. Así que terminamos el día viendo Shrek y cenando comida casera en el sofá de casa. 

Al día siguiente yo no hice gran cosa entre el reposo y que los cólicos menstruales me estaban matando no quería ni salir de la cama, Juli en cambio tuvo una cita con un chico que había conocido en una app de citas. Estuvimos toda la tarde en su cuarto eligiendo lo que se pondría y después la maquillé, ya que ella no tenía ni idea y yo era una apasionada. Aún no sabía como le había ido porque llegó muy tarde y aunque no me dormí hasta que llegó a casa, tampoco salí en su búsqueda ya que estaba cansada y probablemente ella también, pero podía suponer que no le había ido ni tan mal si no recibí ningún mensaje de socorro. 

Yo al contrario, tuve un plan más tranquilito e hice una más que necesaria videollamada con mi mejor amiga.

Me encontraba haciéndome un café en la cocina cuando escuché pasos en el pasillo. Evidentemente la que apareció por la cocina fue la única compañera de piso que se encontraba en casa.

Si hubiera sido otra persona ya estaría sacando el cuchillo jamonero. 

—Buenos días Julieta, ¿qué tal anoche con tu Romeo?

Su única respuesta fue un gruñido mientras se dejaba caer en una de las sillas de la cocina.

—Necesito café antes de aguantar un chistecito malo más.

La comprendía, yo generalmente me despertaba de un humor de perros, pero hoy no era uno de esos días, porque si había algo que me animaba a mí en la vida era tocar las narices a la gente. Pero temía sufrir una agresión por parte de Juli así que le tendí el café que estaba haciéndome yo, al que gracias a dios no le había echado nada, ya que a ella le gustaba el café solo. En cambio yo era team cafe con leche.

—No consigo descifrar si tienes resaca o ayer terminaste la noche metiéndole una patada en los huevos al italiano de Tinder cuyo nombre no me acuerdo.

—Digamos que un poco de ambas—dijo Juli.

Yo nada más escuchar que probablemente mi amiga le habría pegado una patada a un tío me senté intrigada en frente suya instándole a que me contara lo sucedido. Ella puso los ojos en blanco al verme y comenzó a contarme lo ocurrido.

—La cena fue genial, en serio, no hubieron silencios incómodos y estuvimos charlando todo el rato y era un tío muy majo. Al principio claro—añadió con una mueca—. Fuimos luego a tomar algo por el centro y una cosa llevó a la otra y acabámos bailando un poco contentos en un antro bastante concurrido. He de añadir que el chaval bailaba como si tuviera un palo metido por el culo, encima era arrítmico el pobre.

—Julieta no te vayas por las ramas—le recriminé. Siempre que se ponía a contar una historia se enrrollaba más que las persianas.

—Impaciente. Bueno el caso que le dije que me iba a ir a casa porque estaba cansada y se puso pesado. En plan demasiad, por eso cuando me dijo que me acompañaba a la parada de bus me sorprendió. Claro que solo lo hizo para aprovechar en una calle en la que había apenas gente acorralarme contra una pared e intentar besarme.

LimerenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora