«Tengo un poder especial. Que no tengo miedo de usar.»
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Los personajes no me pertenece...
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❝no deberías tener que lidiar con estas cosas. Pero no eres ordinaria, eres una persona extraordinaria.❞― Amanda.
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CAPITULO DIESISIETE
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Soul observo la bahía desde la sima de la estatua de la libertad. Las suaves olas que chocaron contra las rocas, la brisa nocturna fresca lograba agitar los mechones blancos platinados de su cabello. La ciudad de Nueva York estaba a su espalda, mientras sus ojos azules observaron la belleza del océano delante de ella.
Sintió verdadera paz.
Su mirada bajo a su mano cerrada, allí un pequeño guardapelo dorado estaba apretado, sostuvo este en su pecho. Dentro aguardaba una pequeña fotografía de uno de los mejores recuerdos que guardaba con sus padres.
Abrió el relicario, y sonrío ante la imagen de una Soul mas joven, y las sonrías abiertas de su padre y madre. Estaban en un viaje de investigación de su madre. Estudiaba el comportamiento de los cardumes de peces que emigraban al sur durante las corrientes mas frías en invierno.
Tenia solo nueve años, y podía recordar lo mal que se sentía al saber que tuvieron que cancelar las vacaciones de invierno en un lujoso crucero, por el trabajo de su madre. Pero su padre para hacerla sentir mejor, propuso ir todos, viajaron a las islas galápagos.
Era el mejor recuerdo, mas que una expedición, fue el momento donde conecto mejor con sus padres. La fotografía fue tomada por una amiga y científica de su madre.
Ella era feliz en ese momento, no había miedos, o muertes en ellos. Soul amaba a su pequeña familia, y odiaba que lo ultimo que dijo a sus padres el día de sus muertes, fueron apenas algunas palabras, y solo reproches para ellos.
A veces no entendía como podía haber sido esa niña caprichosa y malcriada. Aunque ella solo buscaba atención de sus padres, pero su comportamiento era tan desagradable en aquellos días.
Su vista volvió al océano, era hermoso. Siempre le gusto, ir a nadar, disfrutaba el buceo, le gustaba ver los peces. Ahora casi sonreía ante lo irónico. La altura de la cima de la estatua de la libertad le hizo disfrutar sumamente de paz. Con un suspiro, salto de la cima, comenzó a usar su habilidad gimnástica, y fuerza para bajar por la gran estatua. Y cuando estuvo lo bastante cerca, salto directo al océano.
El agua golpeo con fuerza su cuerpo. Fue como caer a un amplio vacío, y luego podría decirse que sintió oscuridad. Una caída así a un humano promedio lo destrozaría. Pero para ella, fue sentirse con mucha mas vida. El agua le daba un impulso de poder, y vida, era como rejuvenecer, sentirse mas libre que nunca. Casi podría escuchar las palabras de su padre, la primera vez que le enseño a saltar de un trampolín alto a una piscina.
