CAPÍTULO 5

0 0 0
                                    

1

LANDO
Todo sucedió muy rápido.
De un momento a otro estaba corriendo junto a Qayoom con el único pensamiento en la mente de que debíamos alejarnos de ese lugar en donde unos y otros se disparaban en distintas direcciones.

Logramos llegar al final de la calle y doblar a la derecha antes de que una camioneta frenara a pocos metros de nosotros. Al mismo tiempo que eso sucedía, noté que un militar estaba tendido en el suelo esforzándose por ponerse de pie. Luego de eso, todo empeoró.
Mientras el militar intentaba detener a uno de los afganos que descendió del vehículo y que fue directo hacia él con un cuchillo en la mano, otros dos sujetos se encargaron de agarrar a Qayoom y a mí y nos subieron a la parte trasera de una furgoneta.

No recuerdo cuántos puñetazos lancé antes de ser golpeado con algo duro en la cabeza. Al caer mareado me quitaron mi mochila y la tiraron hacia un lado. Por un momento tuve la tonta preocupación de perder mis documentos hasta que recordé que estaban en la mochila de Irina. En todo caso, lo único que perdí fueron repuestos de mi cámara. De igual modo, preocuparme por eso, en ese momento, fue simplemente una idiotez.

Una vez dentro del vehículo, nos colocaron unas telas negras en el rostro para taparnos la visión.
Los hombres se mantuvieron en silencio todo el trayecto, menos en las ocasiones en las cuales Qayoom o yo tratábamos de movernos. En esas situaciones se nos gritó y zarandeó.
Un par de veces intenté contar hasta sesenta queriendo saber cuántos minutos viajábamos pero los nervios, el miedo por no saber si Irina estaba a salvo, el dolor de cabeza y un fuerte pitido en mi oído, me impidieron hacerlo correctamente.

Los últimos minutos de viaje fueron recorridos en un camino de tierra, lo supe por la forma en la cual temblaba el suelo del vehículo.
Al detener la furgoneta, la puerta se abrió y nos sacaron de allí con rudeza. Caminamos unos metros hasta oír un portón abriéndose. Mis nervios aumentaron y disminuí un poco la marcha causando que ellos me obligaran a continuar aplicando más fuerza en mi brazo.

Atravesamos el lugar hasta ingresar a una edificación, lo supe ya que el suelo dejó de ser de tierra y pasó a ser de algún tipo de piedra o cemento.
Cambiamos de dirección una vez hasta que nos detuvimos. Quien me sujetaba me soltó y después escuché unos pasos caminando lejos de mí antes de oír que colocaban el cerrojo de una puerta.

-Ya puedes quitarte la venda, amigo mío. -escucho decir a Qayoom.- En el portón dijeron que podíamos hacerlo cuando llegáramos a la celda.

Me quito la tela con rapidez y, por impulso, me acerco a él para abrazarlo.
Al separarnos observo el lugar, está muy oscuro y es hecho de piedra. El suelo, a diferencia del sector que recorrimos para llegar aquí, es de tierra.
En un extremo hay una especie de varilla de metal que está colocada en el suelo y sube hasta el techo. La puerta también es de metal y junto a ella hay dos baldes de donde sale un olor desagradable, intento mantener la mayor distancia posible con los baldes ya que no hay ventanas en la habitación.

-Lamento que estés metido en esto, Qayoom. -me disculpo con sinceridad, girándome y mirándolo.

-No tienes por qué disculparte. -niega.- Decidí trabajar con ustedes aún sabiendo a qué se dedicaban. Yo soy el único responsable de mis elecciones. -sonríe.

Su expresión claramente no es de felicidad sino más bien como un gesto para intentar tranquilizarme.

-Querrán matarnos, ¿lo sabes, verdad? -pregunto siendo consciente de ello e incluso, podría decir, que aceptando que ese será nuestro final.

-Quizás lo hagan. -asiente él, sin parecer asustado por esa idea.- Pero recuerda que pese a eso jamás lograran algo... -habla con cierto aire misterioso que casi causa que sonría.- rompernos. -agrega mientras sus manos van hacia mis hombros y me sostiene con delicadeza.- Amigo mío, no permitas que te quiebren, no les des el gusto de verte doblegado.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 02, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

EL PLACER DE HABERNOS CONOCIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora