Sonrisas En Mitad De Un Concierto
Yo podría simplemente haber salido de la plaza del obispo sin mirar cómo te marchabas en la dirección contraria. tú podrías haber hecho exactamente lo mismo. Pero tu sonrisa era demasiado bonita como para no volverla a ver nunca más.
Es el último día de feria, y lo único que me apetece es bailar, con mis padres, con mi tía, con mi hermano, con todos los que estaban escuchando aquel grupillo cutre. Contigo.
Podría simplemente haber hecho como que nunca te he visto, no hablarle de ti a mis amigas, pero irradiabas ese algo que siempre hace que me pegue un poquito más.
Podría haber sonreído una última vez en tu dirección, pero algo me impidió hacerlo.
Vergüenza.
Vergüenza era la primera palabra que se me vino a la mente porque ni siquiera yo entendí lo que dije. De verdad que a veces pienso que soy tartamuda, pero nunca me trabé tanto en una frase tan corta.
-Que si me podrías dar tu número.
Repetí.
Podrías haber dicho que no. Y hacer como si nada. Yo habría estado depre, pero se me habría pasado en unos días. Pero después de tanto tiempo, recuerdo a la perfección 9 números que podría marcar en cualquier momento para escuchar tu voz. No sé si tú te acordarías de la mía. Creo que prefiero no saberlo.
Quedamos un día en la merced. Me hizo mucha gracia que, a pesar de llevar viviendo toda la vida en esa ciudad, sabías tan poco de mi tan amada Málaga.
Me preguntaste sobre el obelisco que hay en el centro de la plaza, nos sentamos al lado de picasso, te enseñé su casa.
Apenas éramos un par adolescentes con las hormonas por los aires, y mi madre me recogió a las siete en la iglesia de la victoria.
Tenías ese acento tan tuyo...
Ese... tú. Que no puedo olvidar.
Siento haber sido tan cursi, tan ñoña.
Casi puedo escucharte preguntar qué significa ñoña. Nunca entendías ni una palabra de lo que decía, y usabas un lenguaje tan... culto. Parecía que tenías ochenta años en vez de quince. Pero a mí me encantaba(s).
Y hasta ahora, cada vez que pestañeo solo puedo pensar en ese día. Porque no sé qué sentiste tú, pero yo sentí algo, algo que me nacía en la garganta y bajaba poco a poco. Me llenaba los pulmones, bajaba por el esófago, y se hacía una pelotita en la boca de mi estómago, que me molestaba, dolía, y, a veces, en momentos puntuales en los que nos quedábamos mirándonos a los ojos y alguno apartaba la mirada, podía sentir como esa pelotita se prendía fuego y empezaba a arder, no solo en el estómago, me quemaba el hígado, los pulmones, y el ardor llegaba desde mis mejillas, hasta la punta de mis orejas.
Y esa... pelotita de fuego, solo se calmaba cuando de repente tus labios, finos, muy finos y rojos, como los dos claveles que me compraste en la floristería de mi barrio, chocaban con los míos, que se quedaban helados con el cálido contacto de los tuyos.
Y hoy, después de tanto tiempo, paso por la floristería y me compro dos claveles. Me siento en la terraza de mi apartamento y los miro, me tocó los labios, cierro los ojos. Casi puedo sentir tu mano helada, bajar por mi espalda, nuestras lenguas iniciando una guerra que no quieren terminar, tu pelo entre mis manos, tus ojos en los míos, los míos en tus labios... y finalmente nuestras miradas se chocan.
Mis ojos escuecen, como si los tuyos lanzarán rayos, como si esos ojos, verdes, tan oscuros, tanto que cualquiera que no los viera tan cerca como los estoy viendo ahora, diría que son marrones, fueran fuego, que tan cerca de los míos que los quemasen.
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Para aquel chico de la sonrisa bonita, el que clavó sus ojos en mí, entre tanta gente, al que le apartaba la mirada con lo mucho que a mí me gusta el contacto visual. A ti, que no me sé ni tu nombre, ni tu edad, ni siquiera de dónde eres.
Que con solo un par de sonrisas me he imaginado toda una personalidad, que nunca sabremos si es tuya.
Gracias por haber hecho posible esta historia tan romántica, y por haber ilusionado a una chica tan adicta al amor.
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Historias De Amor Que Nunca Pasaron
RomanceUna romántica sin remedio,en una ciudad tan bonita como Málaga. Una adolescente descubriendo sensaciones, sentimientos,sabores. Una lectora esperando su historia de amor. A veces esas historias de amor nunca pasan.