Trick and treat // Quackbur And Quackcicle

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Halloween, día de brujas, fechas en las que Estados Unidos, así como otros países, y sus calles iluminadas por focos fluorescentes eran bañadas por las juguetonas y saltarines hojas de atardecer, también época del año en la que la fecha favorita de los niños, adolescentes y jóvenes se aproximaba cual ave en migración. Halloween, noche en la que la realidad de las pesadillas era palpable pero el temor de los vivos era ausente, noche en la cual los niños buscaban sus tan preciadas golosinas siendo Piratas y fantasmas mientras que los jóvenes... Ellos iban disfrazados a celebrar con alcohol y polvos de hadas.

Horas fueron las que llevaron a un singular Grupo de amigos prepararse para ir a una fiesta con la temática de la festividad, uñas de Karl siendo cuidadosamente pintadas de un rosa chillón y el ya desteñido cabello de Rubius siendo tintado otra vez de color rubio platinado, articulaciones robóticas siendo coloreadas con pintura corporal por cada zona adecuada en la piel de Spreen mientras que Quackity trabajaba con látex, algodón y un naipe de un "A" de corazón para hacerse una cicatriz realista en el ojo izquierdo. Siendo ya las 9pm, para este punto pensaríamos que ya estarían en la fiesta divirtiéndose, con ardiente tequila raspando el tubo rojo de su garganta y música movida reventando sus oídos pero no, estaban en una calle de "chetitos" llamada por el argentino, "niños fresas" fue el apodo que sugirió el mexicano, más la idea que fue aceptada es "gruinguitos", sí, era el barrio de Karl, con casas modernas y jardines decorados por flores que ni sabían que existían, los hispanohablantes mirando casi intimidados por casas con fuentes adornadas por estatuillas de ángeles o piscinas en frente de su casa haciéndose notar el poco sentido de privacidad.

- ¿Podrían recordarme que hacemos en mi manzana? - preguntó el estadounidense muy confundido y acompañado de su típico acento al no dominar por completo el español, su cabeza ladeada de costado, movimiento cuyo efecto fue hacer resaltar las orejas de oso rosadas que llevaba encima.

Las mangas de una camisa blanca se envolvieron alrededor de los hombros del chico amistosamente, su respuesta llegó entre risitas y un tono divertido- Pues vamos a buscar dulces, wacho ¿Qué más?

- Exacto, los güeritos estos tienen los dulces más pinche caros de la ciudad, cabrón.

Las risas fueron suficiente para confirmar la realidad dicha por los labios delgados del menor. Descubrieron charlas que eran animadas y abiertas de tal forma que cualquiera pudiera aportar algo en forma de comentario, faltando lugar para excluir a alguien, ese tipo de charlas que empezó como un intento para mantener entretenido a un grupo tan diverso y variopinto como es ese pero terminó como una costumbre que unía a los variados integrantes cada vez más, un lazo estrecho y sano de amistad. Las canastas de mimbre y plástico pronto estaban zampando lamineros aún con estómago lleno de las golosinas favoritas de los niños y los chocolates que gozaban de la mayor calidad, poco importancia conllevaba masticar con las fauces abiertas al hablar a la par de seguir con su cháchara, sin dejar títere con cabeza de dulce en las casas de toda la cuadra, dejando apenas caramelos para los infantes más pequeños, riendo por la dulce empatía de Karl en perfecto contraste de el divertido desinterés del argentino.

- Solo quedan un par de casas más, luego vamos a la fiesta. - las manecillas del reloj de muñeca de Spreen giraba a su ritmo horario, sus ojos fijándose en el, siendo el primero en evidenciar que si tardaban un poco, tarde podrían llegar a la locación del evento.

- Ohh, por favor. Quackity, ¿Listo para ligarte a Luzu?

- Hoy cae porque cae - la broma iniciada por el mayor la continuó el estadounidense, siendo la persona más consciente de la situación de la no oficial pareja gracias a sus largas noches de llamada por líos amorosos, todos mofándose por los falsos y tímidos "ay, noo ¿Cómo crees? "