NARRA ELISABETH.
-¡Ya llegamos, ya llegamos'- dijimos al unísono Katy y yo. Teníamos justo enfrente nuestro nuevo piso, era normal, lo suficiente grande para vivir cómodo y algunos caprichos, eso sí, tenia jardín y todo, no estaba nada mal. Caminamos por el vestíbulo hasta llegar recepción y poder así, terminar con el papeleo. Una vez con la llaves subimos hasta la octava planta, donde se encontraba nuestra casa. Saliendo del ascensor corrimos para entrar a ella, y que bonita, una cocina espaciosa, salón acogedor, era perfecto.
Camine por el pequeño pasillo que daba a la terraza que... ¿Esta llena de papel higiénico? ¿Pero qué es esto?
-¡¿Quién habrá sido el gilipollas?!- Grita Katy atónita ante lo que ve.
-Tranquila, yo recogeré todo esto, mientras tanto ordena tu la ropa y las cajas, por favor.
Katy me miró con frustración, tenia un carácter fuerte y este tipo de bromas no le hacían gracia.
-¿Seguro que no quieres que te ayude? Las maletas pueden esperar...
-Sí, seguro, no te preocupes.
Katy cogió las maletas y entró en las habitaciones sin antes agradecerme lo que hacía.
*****
Esto es desesperante hay muchísimo papel.
Un sonido me despierta de mi mundo de odio, estaban tocando el timbre, acerco desconfiadamente.
-Bienvenida, veo que te ha gustado mi regalo.
-¿Y... y quién eres tú?-
-Soy Josh Hamilton, tu vecino.
Ignore totalmente al bajarme del ascensor la existencia de otras puertas en el pasillo.
-¡Ah! pues Josh Hamilton, estás tardando en recoger la broma- Dije tranquila, lo menos que quería era entrar en conflicto en tan solo horas de nuestra llegada.
-Ni de coña, novata, ya nos veremos.
-Imbécil...- dije entre dientes, empezamos bien la mudanza.
Mi vecino se alejaba con aire de superioridad, no sin antes dedicarme una sonrisa totalmente falsa. Asco.
Tras terminar la mudanza y la broma quise dormir. Katy había salido al jardín, la verdad es que este piso tenia muchos lujos, pero quería dormir, estaba agotada, tendría tiempo de visitar todo más tarde.
*******
NARRA KATY.
Camino por el jardín sin rumbo fijo, era una noche calurosa pero se apreciaba la brisa fría que me erizaba la piel, aunque me gustaba el lugar. Me coloque en una de las butacas, no aguantaría despierta durante mucho tiempo.
-¡Hola vecina!.
Doy un salto sobre la butaca, esta voz no era de Eli y de su madre tampoco y aquí no conocía a nadie aquí.
-¿Hola?- me gire lentamente hasta poder apreciar una figura masculina.
-Pero... ¡ah! tu debes de ser la compañera de la otra chica.
Este chico debe referirse a Eli, ¿pero de que la conoce este tío?
-¿Quién se supone que eres tú?
-Josh Hamilton, el de la grandiosa bienvenida.
-¿Perdón?¿Grandiosa bienvenida?
-Sí, a la otra chica le costo quitar un poquito por lo que pude ver.
Comenzó a reírse, sera gilipollas, ¿de que va este tío?
-Vaya, ¿entonces tú eres el que ha gastado la broma?
-Así es-. Asintió orgulloso.
-Entonces no te vayas sin las manos vacías.
-¿Cómo dices?
Le di el guantazo más suerte que mis brazos me permitían. Salí del jardín y me adentre en el piso de nuevo, si se pensaba que se podría reír de nosotras, estaba equivocado, lo tendría difícil.
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Octavo piso de incitación.
RomanceElisabeth y Katy dos amigas cansadas de aguantar años de risas y burlas hacia ellas por parte de sus 'compañeros' deciden emprender un viaje al que será su nuevo instituto y hogar, intentando poner punto y final a esa terrible pesadilla, pero, ¿acab...