¿Sabían que cuando dicen "ser salado y el resto es cuento", es verdad?. Bueno... la broma en realidad dice "10 es nota y el resto es lujo", pero tú sabes la verdad por delante. En fin, dejando de hablar chácharas...
Hola vale, me llamo María Villalo...
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This is a reality?
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📍 24 de Octubre de 2018 | Londres, ReinoUnido
María P.O.V.:
—¿Y ahora a dónde vamos?—cuestioné, terminando de subir las escaleras de el gran wembley stadium.
Fino, arrechisimo, me encanta, pero nojoda en tacones no es muy fino que digamos y también si es luego de 2 horas de película. Muy buena por cierto, me hizo llorar a moco tendido, pero muy buena.
—Hacía allá creo.
—Espero que así sea, porque las ganas de darte un coñazo no me faltan—contesté empezando a caminar en la dirección que apuntó y el galés no dijo nada.
Es que no saben en que tramoya me metí, o es decir, en que tramoya me metió Sir Elton John súper estrella de rock y pianista.
La aguantadera de no parecer la loca y gritar a los cuatro vientos ha estado bastante fuerte de que me dieron la súper noticia. Si, la noticia, la noticia que tenía que calarme al menos 35 horas a un ser que yo no quería ni acercarmele porque se nos desordena el desastre.
Pero como a la gente le encanta verme en este tipo de situaciones comprometedoras, aqui estoy, calándome a este muchacho por segunda vez en la historia.
Caminé con su presencia a la diagonal atrás de mi, mientras ubicaba la entrada o al menos a Andrea que kiske la invitaron. Ve la ve, y esa ni conoce a los protagonistas. Pasamos con nuestras invitaciones a la fiesta de la premiere, y los colores de la película nos dieron la bienvenida, más el bululú de gente que estaba en grupitos de a tantos.
—¡Diganme que no es una ilusión óptica lo que estoy viendo!—empujó a la morena y la pelirroja, que reconocía mi gps personal, quienes lo vieron como "a ti te pica el culo?" y puso su mirada en mi—¡Valentina!
—¡Alejandro!—Daniel hizo una mueca de asco al mencionar su segundo nombre—Ah bueno, ¿no era decir nuestros segundos nombres pues?
—Siempre arruinando el momento—mencionó, para luego abrazarme protectoramente hasta que tuve que darle varios golpecitos en el pecho porque me ahogaba. Muy cariñoso andaba el colombiano—¿Y este qué es tuyo?
