¿Sabían que cuando dicen "ser salado y el resto es cuento", es verdad?. Bueno... la broma en realidad dice "10 es nota y el resto es lujo", pero tú sabes la verdad por delante. En fin, dejando de hablar chácharas...
Hola vale, me llamo María Villalo...
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She's got electric boots, a mohair suit. You know i read it in a magazine!...
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📍23 de Junio de 2018 | Londres, ReinoUnido.
NarradorOmnisciente:
Un carraspeo hizo que todos se voltearan a Bernie y Elton, quienes se mantenian sentados en sus sillas dándole la cara al resto quien estaba parado esperando el inicio de aquella reunión que fue pedida a primera hora de esta misma mañana.
—Bienvenidos a todos y gracias por venir a aqui a estas horas de la mañana, pero este es el empiezo del trabajo más fuerte de la pelicula a lo que nos decidimos en empezar con tiempo este trabajo...—empezó el productor general de la película.
Sara le dió otra vez con furia al botón de llamada, esperando que en la llamada número 23 contestara la susodicha. Todavia no comprendía porque no había visto su mensaje o al menos el del trabajo donde pedían una reunión urgente a las 8 de la mañana. Puso su el auricular de su teléfono en la oreja escuchando los distantes repiques que le estaban quitando un minuto más de paciencia mientras escuchaba las palabras de los productores musicales.
—Señor ¿podría apurarse un poco más, por favor? Si no es molestía—rogó María casi que mordiendose las uñas mientras bajaba con un cepillo la maraña de cabellos que estaban disparados a todas partes—Le juro que le pagaré 5 euros más si le acelera para llegar en menos de 5 minutos.
Después de lo típico que estaba resultando que eran las peleas que pasaba con quien vivía, tomó un par de prendas, cansada de esa pelea sin sentido y se fue a horas de la madrugada a su apartamento llena de rabía y lágrimas que bajaban en forma de tristeza. Ella queria de alguna forma al hombre y quería que no pelearan, pero no le encontraba algún motivo a sus peleas acerca de su trabajo cuando pasaba lo mismo al contrario. La hora de llegada tarde, la comida recalentada y la cama sola mientras ambos trabajaban de día a día. Pero se impresionaba que sus ganas de estar con él, no habían puesto sobre la mesa aquello que pasaba los fines de semanas cuando necesitaba a alguien fuera de lo familiar que la acompañara.
