Honey
Harry se movía por todo el departamento, su curvilíneo cuerpo iba al son de la estruendosa música qué sus vecinos decían tanto odiar. La vida del omega era hogareña, muy a pesar de que ser alguien enérgico y de tener un empleo que le aguardaba bastante tiempo lejos de su comodidad, decorar interiores era algo que a él le apasionaba, pero lo que más le encantaba era disfrutar de las pequeñas cosas, cuidar de sus plantas por ejemplo, se enorgullecía de su precioso jardín, aprender a cocinar alguna nueva receta deliciosa, ver películas en su cálida sala de estar, pero había alguien en ese lugar a quien él amaba con locura, que hacía que su omega sintiera que ese era su hogar y ese era Louis.Harry adoraba cada rasgo de su bebé, sus cabellos castaños, su tez blanca, sus adorables pómulos, las pequeñas arruguillas qué sé formaban alrededor de sus hermosos ojos azules al sonreír, su carismática personalidad.
Suspiró enormemente mientras sus mejillas se teñían de rojo.
Si, él amaba en demasía a su cachorro.
—Mami...— Aquella vocecita tan conocida le sacó de sus cavilaciones.
—¿Qué pasa, bebé? —preguntó mirando al pequeño castaño tallar su ojito con pereza.
—¿Puedo desayunar cereal? — respondió Louis haciendo un pucherito con los labios.
—Oh, honey, claro que sí. — Harry dio por terminada su limpieza para acercarse a cargarlo.
Louis se acurrucó en el pecho de su mami, y ronroneo al aspirar su rico olor a kiwi y sandia, solamente se separó un poco para besar castamente los labios ajenos.
Ese era un hermoso gesto de afecto qué tenían desde que Louis había descubierto las películas de Disney, la primera vez que le dio un beso le dijo a Harry qué era la princesa más bonita todas, y había prometido ser siempre su príncipe azul.
Ellos nunca necesitaron a nadie más, ni siquiera al donador de esperma, porque no se le podía llamar de otra forma a ese sujeto.
Harry caminó hasta la cocina y le sirvió cereal con leche a su bebé mientras este se acomodaba en una de las sillas.
—Aquí tienes, honey — dejó tazón frente al niño y le dio un beso en la frente. — No comas tan rápido o te dará dolor de estómago. ¿Está bien? — el niño asintió y entonces se escuchó el tono de su celular.
—Hola. Niall, ya te he dicho que no me agrada que me molesten en mis días libres— empezó a tamborilear sus dedos sobre la superficie de la barra de la cocina. — No tengo idea de quién sea el señor Malik, pero no puedo solamente dejar tirado a mi bebé porque su personalidad egocentrista no le deja aceptar las opciones que le has dado —, esperó a que el rubio le siguiera explicando, aunque francamente estaba cansándose de esa persona y eso que ni siquiera le conocía. — Vamos Niall, eres el mejor, después de mi claro está, y además de eso, como mi socio debes de hacerte cargo de estas situaciones, lo harás bien, ahora, no me molestes.
Colgó el teléfono, dirigiéndose nuevamente a la cocina donde Louis se encontraba terminado de lavar su plato gracias al banquito especial qué había comprado para él.
—¿Mami, tío Niall sigue siendo estúpido? — el niño bajo las escaleras y corrió a abrazarle las piernas.
—Louis, no digas eso de tu tío. — Aunque si Harry lo pensaba bien, Niall si era bastante tonto, en ocasiones, algo torpe también.
—Pero te hizo enojar mami, no me gusta. —El niño frunció el ceño y se aferró más a él, apretando sutilmente su cuerpo.
Rió con ganas ante las acciones del pequeño, esas eran las cosas que le hacían pensar que el dia que se presentara, su bebé seria todo un Alfa, aunque si fuese un omega o un beta le amaría igual.

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Legado de amor
FanfictionSerá que su mente es cautivada por el misterio de un cabello rizado y un alma atormentada, por iris color verde mayo y manos fuertes que no tratan de controlar. La herida no tendría por qué sanar si es que espera una ilusión a la medida. Un llanto s...