Las almas de los héroes

Capítulo 12

Shirou no quería saber en qué estaba parado.

Él realmente... realmente no quería saber.

Entonces, ¿por qué demonios Yurt estaba hablando de eso?

"Pensar que este lugar fue una vez la joya de la corona del este..." Sus pies chapotean en el lodo en el que está parado. "Ahora mira. Un charco de pus purulento, filtrado de ese corazón hinchado y el tonto corrupto de lo alto. Todo el desperdicio y la bilis del espíritu de un reino manifestado para ahogar todo lo bueno que alguna vez hubo aquí.

Shirou esperaba en Dios que "Puss" y "Waste" se usaran con licencia poética en lugar de un sentido literal de ellos.

Ciertamente apesta como si pudiera tomarse literalmente.

Algo aplastó debajo de su bota.

Su estómago ya revuelto se revolvió con náuseas.

"Anímate. Estoy seguro de que lavar esta ropa será una aventura deliciosa para ti más tarde".

Se vuelve para mirar por encima del hombro, mirando a Rin, quien le sonríe.

"Te dejaré caer".

Las facciones de Rin adoptan una expresión de indignación fingida, aunque él nota que ella envuelve un poco sus piernas alrededor de su cintura. "Oh, está bien. Nadie puede tomar una broma en estos días".

"Para ser justos con el Maestro Emiya. Este es un sentimiento bastante desagradable". Freke dijo, poniendo su granito de arena.

Caminan penosamente por el pantano, insectos y extrañas criaturas chillando y arrastrándose hasta perderse de vista, acercándose con curiosidad, rehuyendo por miedo.

A ninguno de ellos le gustaría aventurarse a adivinar cuánto tiempo ha pasado, aunque es posible que la miseria de la caminata haya hecho que el viaje parezca mucho más largo antes de que se encuentren con los tablones.

La madera está medio podrida, o lo parece, poco más que un andamiaje para las personas que realizan el mantenimiento, las herramientas todavía se encuentran en su superficie aquí y allá. Qué rápido debieron tratar de huir estas personas cuando llegó la niebla.

¿O es lo rápido que llegó la niebla antes de que pudieran huir?

Lo escalaron, tratando de encontrar los lugares más seguros en medio de los crujidos y gemidos, con Shirou finalmente liberando a Rin en tierra firme.

Ella sonrió, la gratitud en sus ojos aunque no expresó su agradecimiento.

"Por ahí. ¿Ves?" Yurt señaló, los restos medio destrozados de un arco, era el objeto. "Ahí está tu entrada a la torre. Y tu Camino al Archidemonio".

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La doncella parecía exhausta.

Saber sintió que la fiebre la alcanzaría de nuevo.

Nadie podría decir con razón cuál de los dos se veía peor.

Había tratado de invocar a Excalibur, para ver si todavía podía, para ver si incluso podía sostener la hoja correctamente.

No es nada, apenas un pensamiento para ella. Está en sus manos cuando lo necesita, se ha ido cuando no lo necesita.

Y envió lanzas de pura agonía a través de cada miembro.

La doncella de ojos de cera había venido corriendo, cantando sus oraciones y moldeando su poder para someter al demonio una vez más.

Por lo que podía decir, había tenido problemas.

"Los efectos nocivos deberían pasar pronto". La doncella susurró entre respiraciones pesadas. Todos los días desde que habían regresado de Boletaria, ella manipulaba su dominio de las almas sobre Saber, y comenzaba a mostrarse.