Capítulo 20

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Pov Ian (⁠⌐⁠■⁠-⁠■⁠)

Es de noche. La luna brilla arriba de mi y el frío de la brisa me mantiene tranquilo. Solo otra noche más, una ordinaria, común y corriente noche.

¿Realmente lo era?

Miro con desdén hacia dentro de la farmacia. Es bueno saber que sigue abierta hasta estas horas. Entro en ella y en los altavoces se escucha una corta melodía que indica mi entrada.

Farmaceutico: buenas noches, bienvenido.— dice el farmacéutico con una de las peores caras de sueño que he visto en toda mi vida, sus grandes ojeras y una pequeña sonrisa que se borra justo después de terminar su frase, el se encuentra al otro lado de la tienda con una caja en mano y un pequeño bote de pastillas. El me mira un momento y luego devuelve su mirada a su trabajo acomodando los productos en sus respectivos estantes ignorando meramente mi presencia.

Ian: linda noche, ¿tienes Aspirina?— el gira su cabeza y me señala con el mentón  un estante.

Farmaceutico: en aquel estante deberían de estar.— asiento y me dirijo en silencio al estante llegó a este y leo las etiquetas de cada cajita de pastillas buscando entre el montón Aspirinas. El sonido de las bocinas me sobresalta un momento, y miro de reojo la puerta de la farmacia.

Ray.

Mi boca se abre impresionado. Ray se encorva tímidamente y se pone su capucha de color café, ocultando su rostro enrojecido. Al igual que el me pongo mi capucha. Intentando ignorar y fingir el hecho de que el este ahí.

El camina hasta la vitrina y mira los estantes que están detrás de ella.

Farmaceutico: buenas noches, bienvenido. ¿Necesita algo?— pregunta el farmacéutico al verlo acercarse a la vitrina.

Ray: ergh si yo...— Ray tropieza en sus palabras. El farmacéutico se mantiene en silencio. Luego suspira y deja la caja en el suelo, sacude sus manos y avanza firme hasta el otro lado.

Fingiendo demencia, tomo algunas cajetillas de pastillas solo para fingir leer su contenido. Escucho susurros.

Farmaceutico: ah, condones, necesitas condones, habla más fuerte.— Ray se encoge avergonzado y balbucea para si mismo cubriendo con una mano su rostro, al tiempo que asiente. El farmacéutico busca detrás de el.— ¿Con sabor o sin sabor?

Ray: ¡Dame lo que sea!— el farmacéutico rie eufórico y toma intencionalmente la caja de condones más caros. Ray busca torpe en su bolsillo un billete y rápidamente se lo entrega.— quédese con el cambio— Ray se apresura a tomar los condones y los guarda en su sudadera, alejándose rápido del lugar.

Farmaceutico: ¡Suerte!— Ray gira antes de irse y lo mira con claro odio. Al fin se va. Mi mente imagina escenarios y lo primero que pienso es Lusica. Y algo demasiado obvio que harás con condones. Tiro en la estantería las cajas de pastillas y me apresure a salir para seguir a Ray.

Apenas salgo de la farmacia miro en todas direcciones buscando a un chico con sudadera café. Parece que hoy no es mi día. Suspiro con decepción, y antes de largar me lo veo, el camina rápido metiendo sus manos en los bolsillos de la sudadera. Me apresure a seguirlo.

Camino a una distancia adecuada atento a cualquier movimiento. No hay nada fuera de lo común y no parece percatarse aún de mi presencia. El gira una esquina y desaparece de mi vista por segundos, me apresuró a llegar hasta allí.

Nadie.

No hay nadie.

Genial.

Lo último que siento es un duro golpe que me deja alucinando, todo se vuelve oscuro.

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⏰ Última actualización: Apr 29 ⏰

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