Uno

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Ying a los 5 años era feliz, vivía en un lugar humilde pero lleno de amor, sus padres eran agricultores sembraban lotos en los lagos de Yumeng, la familia jiang manejaba el comercio ahí, se dedicaba a comprar barato para vender caro ya que de esa planta acuáticas se sacaban muchos beneficios.

Con los años la familia jiang próspero, pero los padres de Ying murieron tras una epidemia de cólera, quedó solo en las calles hasta que un hombre muy conocido por todos los pobladores lo recogió y lo llevo a la casa hogar que había en las afueras del poblado.

Jiang Femiang era el dueño absoluto de la empresa exportadora de materia prima, su esposa se llama Yu Ziyuan, una mujer déspota, malhumorada y crecida, tenía dos hijos una niña que vendió al mejor postor para acrecentar su fortuna.

Al cumplir los 16 la casó con un rico heredero que la trataba mal, pero el estatus que había alcanzado era enorme, Jiang Yanli no era feliz con su esposo Wen Xu hijo del magnate de los licores Wen Rouhan, su otro hijo jiang Cheng, estaba comprometido con el heredero de la familia Lan.

Xichen era un tipo agradable pero estaba enamorado de un chico sin estatus social, ni fortuna que sus padres no aceptaron nunca como su pareja.

A ella no le importaba si sus hijos eran felices o no, solo le interesaba que acresentaran su riqueza y poder social, ni su esposo un hombre lujurioso, que gustaba de acosar jovencitas, en los muelles, a escondidas según el de su esposa, quien estaba más preocupada de que los sirvientes como les llamaba ella cumplieran sus cuotas de cosecha, de a cuántas jovencitas corrompía su asqueroso marido.

Un día escucho un rumor, su esposo protegía mucho a uno de los huérfanos que había en el pueblo, el pequeño fue llevado al orfanato del pueblo, se decía que su esposo daba fuertes donaciones para que las encargadas atendieran bien al chiquillo, ahora que cumplía los 16 su esposo lo llevaría a otra ciudad para hacerlo su amante.

Eso lleno de rabia a la mujer, tomo a varios de sus empleados saquearon el orfanato, golpearon a todos los ahí presentes incluyendo al marido de la señora, cuando trato de proteger al chico que tanto amaba, había cuidado y ayudado con la intensión de quedarse con el, de huir de una ves por todas de esa horrible mujer y vida que tenía a su lado.

Ying fue llevado ante la matriarca, Yu Ziyuan vio de cara a su enemigo, era un chico presioso, ojos grandes y expresivos, de un color claro pero profundo, su piel blanca sin ninguna marca, se notaba el esfuerzo que había hecho su marido, para que nadie lo tocará de ninguna manera.

Su inocencia era palpable, casi casi un insulto a su indigna presencia, así que este es el tesoro que tenías escondido de todo el mundo incluyendo me a mi, pues déjame decirte amado esposo que no será para ti tampoco.

Por qué me voy a encargar que está puta que querías meter a tu cama para reemplazar me , sea la puta de muchos en Lotus Pier, declaro la señora Yu, sin importar las amenazas vacías de su esposo, golpeo al chico ella misma con el látigo de disciplina que usaba cuando algunos de los trabajadores no cumplía con su cuota.

Golpeado sin saber por qué, amarrado como un perro sin entender por qué, vendido a un mercader de personas sin opción a negarse, el no era nadie, no tenía padres, ni familiares que lucharan por el, fue llevado del pueblo agrícola de Yumeng a Lotus Pier, una ciudad grande donde el comercio de todo tipo de productos se promocionaba entre voces, una decentes otras no tanto.

El mercader mando lavar muy bien su mercancía, hoy llevaría a todos esos pinpoyos tiernos al club más lujoso de la ciudad donde siempre le daban excelente precio por sus chicos o chicas, además hoy estaba de muy buen humor, se había agasajado con dos chicos que compro en Yumeng.

El hombre tenía debilidad por los muy jovencitos y vírgenes, esos dos chicos le habían sabido a gloria, tan inocentes, tan tiernos, tan apretados, llevemlos a todos a los baños los quiero limpios bien vestidos y perfumados, grito el hombre a sus empleados.

Mi sirviente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora