-Verano.

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Will Byers, un chico de 16 años estaba sentado en la silla de su escritorio, dibujando como siempre solía hacer, nada fuera de lo común. 

De pronto, se abrió la puerta de la habitación.

—Ah, Will, cielo, me acabo de acordar de que tenía que ir a por unas cosas que necesitaba.—Dijo una señora de mediana edad, con una ropa muy elegante— ¿serías tan amable de ir a por ellas al supermercado que está al lado del parque?, las necesito urgentemente, ya sabes, vendrá Mike y quiero dar una buena impresión.


Oh, claro, vendría Mike, ¿cómo pudo haberlo olvidado? con lo emocionado que estaba...

—Por supuesto mamá.— aceptó Will.

—Ay cielo, eres muy bueno, pero venga, date prisa que lo necesito pronto.— Dijo la mujer dando una última mirada a su hijo antes de cerrar la puerta de la habitación.

Will prefirió no ponerse la ropa de bienvenida de Mike, así que, se apresuró a ponerse unos pantalones negros con una camiseta blanca y encima una de roja de cuadros negros, regalo de su amiga Mabel. Ella le había dado a entender de que la ropa no es solo para taparte, sino, que también era para mostrar como éramos. Por supuesto Will tuvo que tirar toda su ropa y reemplazarla con una mucho mejor y más a la moda. 

—Listo, Mabel hizo un buen trabajo, así que no se puede quejar, ¿no?—. Pensó Will con ironía mientras se veía en un espejo. También había cambiado tanto física como emocionalmente, ya no era ese niño que se asustaba por todo o dejara que lo mangonearan; sabía como conducir, preparar comida por sí solo, ya no le asustaban las películas de terror, ya no era débil para el deporte... entre otras muchas cosas más. Ya no era ese Will debilucho. Ah, y por supuesto que ya no tenía ese peinado tan anticuado, tenía uno mucho mejor, se parecía al de Steve, pero uno mucho mejor, por supuesto.

Salió de casa y fue hacía la tienda, con prisa, sabía que Mike llegaría pronto. Así que cuando tuvo todo lo que faltaba pagó rápidamente y fue corriendo hacía su casa, pero de pronto, cayó al suelo y una bolsa se rompió. 

— ¡Madre mía, lo lamento tanto, soy un estúpido!— Se disculpaba una voz muy linda y a la vez nerviosa.—Esto me pasa por andar sin mirar...—

Luego de frotarse la cabeza abrió los ojos y miró hacía arriba, cuando lo hizo pensó que estaba en el cielo, no podía creerlo, era un chico rubio oscuro con los ojos de un azul en los que te podías perder, no quería apartar su mirada de esos ojos, eran preciosos.

—Yo...yo lo siento mucho, no fue tu culpa, fue la mía, iba muy deprisa y además soy muy torpe— se disculpó riéndo Will.—¿Estás bien?—

De pronto el chico lo miró y pareció que vio algo que lo espantó, Will se asustó, y miró hacía dónde el chico miraba. Oh no, no podía estar pasando, no justo ahora.

Se había roto el brazo.

Y lo peor de todo es que cuando lo miró fue cuando el dolor empezó. Will quería que lo tragase la Tierra, justo el día en el que iba a venir Mike, justo ese día.

—Ah, yo...— Balbuceó Will con los ojos entreabiertos.—

—¡Dios mío, lo lamento tanto! Yo...yo...— El chico parecía muy asustado y preocupado.—

Will comprendió de que obviamente no quería que lo culparan de romper un brazo así que

—Oye, tranquilo...eh, creo que tan solo te agradecería que me ayudaras con la bolsa hasta mi casa y de ahí ya me encargaría yo y ya diría cualquier cosa, no tienes por qué hacert...— No pudo terminar la frase porque el chico ya estaba con las bolsas en las manos y lo miraba con una cara de incredulidad.

—¿Que? Por supuesto que no, yo me haré cargo, te ayudaré en todo lo que hagas en tu vida cotidiana. Claro que si me dejas.—dijo riéndo.

—Ah, yo...¡por supuesto!— dije sonriendo, aunque dentro de mí mi cabeza me decía que le diga que se vaya, pero algo en mi corazón me decía lo contrario.

—Entonces vamos, te llevaré hasta tu casa.—Dijo con su cálida voz— Mira, justo ahí está mi coche. Justo iba a comprar en la tienda, porque soy nuevo aquí y es obvio que no tengo nada de comida en mi casa, ¿me dejarás comer en la tuya?—Dijo riéndo.

Yo también me reí, ese chico al parecer era muy gracioso.

Iban a ser unos días muy duros y felices para Will, aunque él, obviamente no sabía lo que se le aproximaba...

"Will the wise".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora