Con un pie en la baranda del puente más alto del pueblo de Algarrobo, se hallaba Adriano perdido en sus recuerdos. Era el mismo lugar donde había planeado lanzarse hace aproximadamente un año. Su respiración era lenta, estaba en un estado de reflexión catártica, y de su rostro recorría una lágrima caliente.
— ¿En qué pensaba aquella vez? – dijo al aire, mientras comenzó a reír por lo ridículo que le parecía esa escena en su actualidad.
Adriano era un chico de una vida aparentemente perfecta, nació en Cuenca una de las mejores ciudades del Ecuador, descendiente de una familia de grandes músicos y poetas conocidos popularmente como los Jiménez. Debido a los exitosos años de carrera de sus padres, Ana Castillo como una prodigio en la poesía y Leopoldo Jiménez como un cantautor excepcional, el dinero y los lujos lo rodeaban.
Ante un linaje artístico, sus potencialidades eran muy reconocidas de igual manera en el mundo de la música. A sus 21 años, ya había dado conciertos de piano en diversos auditorios como el de Sao Paolo, Bogotá, Asunción, Madrid y Bruselas. A demás era titulado como Psicólogo Clínico graduado en una de las Universidades más prestigiosas del País. En un mundo tan color de rosa, había un aspecto que se convertía en su mancha gris. Con su edad, Adriano no había podido experimentar el maravilloso acto de amar. Las tribulaciones, crisis existenciales, y estar regido bajo el signo Cáncer, influenció a que él se volviera su propio enemigo.
Desde su infancia, había cosas que siempre lo diferenciaba de los demás niños, tenía una tendencia de abrasar cualquier animal que se pusiera en frente. Además de la extraña práctica, de preferir jugar con matas en vez de sus juguetes. A sus cincos años, cortaba plantas, para posteriormente chocarlas en una especie de combate imaginario que idealizaba en su mente al parecer.
— ¿Qué te pasa Adriano? pareces un loco corriendo sin sentido de un lado al otro – dijo Telma la abuela paterna del niño
— Estoy divirtiéndome abuelita..........
— Mejor toma tu soldado y se igual que tus otros hermanos- mencionó en un tono fuerte enojada porque le había arrancado una mata de orégano.
La madre de Adriano lo había dejado a él y sus hermanos, bajo la tutela de Telma. Esto ocurrió cuando apenas el niño tenía 8 meses, debido a que ella tuvo que viajar a Roma para laborar con una importante editora, cuyo contrato firmado tuvo una cláusula de 5 años.
En la noche la familia, estaba acomodando las decoraciones navideñas, luces, y el pesebre, el árbol más grande de la ciudad. Todo debería estar listo para en 5 días que retornaba Ana de Italia, que era una mujer perfeccionista y temática. El padre de Adriano por su parte, terminaría de igual manera su gira por Colombia coincidiendo en la fecha de llegada de su esposa. Generalmente compartía poco tiempo con Adriano el hijo menor, aunque solía tener más cercanía a su segunda hija Cristina e hijo mayor Carlos.
— Adriano, por favor recorta ese molde mejor. Pareces que lo hubieras hecho con las patas- reclamó Telma enervada ante la torpeza de su nieto
— Abuelita, le prometo que le estoy haciendo lo mejor que puedo. Pero no dejan de sudarme las manos – respondió con mucha pena.
— Abuela recuerda lo que dijo el doctor, que mi hermanito tenía hiperdrosis... hiperhidrosis, si eso- agregó Cristina que es la hermana que más afecto le tenía a Adriano.
— No seas metida criss, eso es puro invento del Adriano. Solo lo tienes muy engreído, y si sigue así, será un inútil- aseveró Roberto.
Adriano lanzó las tijeras, y salió corriendo entre lágrimas de la sala dirigiéndose al patio junto a un árbol de almendras que tenía sembrado su abuelo Edulfo. Este espacio para él, aparte de ser la zona en la que siempre fantaseaba con sus matas, le servía como un rincón de pensar, aquí solía salir por las noches a mirar al cielo, y simplemente escuchar el silencio.
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¿Cómo convertirte en un suprahumano?
DuchoweEl ser humano es un enigma en una realidad sujeta a cambios, y evoluciones. Durante esta experiencia en el plano físico te has preguntado: ¿Por qué tengo capacidades que son normales para mí, pero sorprendente para otros? ¿Cómo mi conocimiento puede...