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Jimin debe admitir que sintió un cosquilleo en la panza por la última nota de Minjeong, se puede decir que hasta temió por su virginidad, sin embargo no tenía nada de qué preocuparse.
Al finalizar el horario escolar, la menor tomó prestado el auto de su madre y condujo por un largo rato. Fue por un lugar que Yoo no conocía bien, jamás había ido por aquella zona tan verde.
A medida que se fueron introduciendo en el extenso parque, la chico de ojos felinos se preguntó dónde se encontraban. Tragó saliva y suspiró.
Minjeong aparcó el coche en un lugar concreto, como si ya supiera lo que estaba haciendo. Posteriormente salieron del coche. Kim tomó algo del maletero que confirmaró la sospecha de su novia.
Jimin quería hablar, sin embargo se contuvo, no era el momento indicado, ni tampoco el lugar. Avanzaron a través del verde césped, y cuando llegaron a una zona en específico, la rubia se arrodilló y dejó lo que había agarrado momentos antes, unas blancas y florecidas rosas.
ㅡHola, unnie ㅡdijo con la voz entrecortadaㅡ. Quería presentarte a Jimin, ella es la persona de la que tanto te hablé estos días. Es la que estuvo ahí para mí cuando estuve triste, la que me dió ánimos para seguir adelante.
Los ojos de Yoo se cristalizaron de repente.
Al levantarse, la mayor notó lágrimas en el rostro de su novia, que no tardó en secar. La abrazó rápidamente.
ㅡMe hubiera encantado que se conocieran. Lamento haberte empeorado, unnie ㅡdijo mientras incansables lágrimas caían por sus mejillas.
Yoo no podía evitar sentirse terrible ante la tristeza de su amada, le creaba impotencia y rabia tener que verla en ese estado.
ㅡTranquila, estoy segura de que no fue culpa tuya.
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