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PDV ANDRÉS

Su expresión frustrada y de enojo es lo único que me daba risa ahora. Se que Ari me ama a mí, lo ha dicho y sus ojos al intentar explicarme todo era de un gran arrepentimiento.
Además, no puede hacer eso. Las antiguas tradiciones era que el implicado escoge, no al revés.

— ¿No estudiaste biología verdad? — sonrió para burlarme de su poco conocimiento.

— Lo hice, pero estoy intentando hacerlo por las buenas, para evitar que tú no te sientas mal cuando me elija. Me ama oíste.

— Si se lo preguntas a él las cosas cambian. No me dejaré intimidar por un Omega sumiso. Nunca lo hice por un alfa y peor lo haré contigo.

— Eres conciente de que puedo matarte si deseo. Pero tengo superiores y ellos no me lo permiten. — saca una daga de su bolsillo y la coloca cerca de mi cuello.

— No es tan fácil matar a alguien que sigue viviendo a tus trampas e intentos fallidos por matarme.

Corta un poco mi cuello, pero el guardia ya tiene un arma contra su nuca, se separa lentamente alzando las manos y soltando la daga que cae al piso y hace eco.

— General, siga las instrucciones tal como el superior dictó. — dice el guardia bajando — No desee problemas con los supervisores.

— Dile al supervisor que tomaremos el siguiente vuelo a España. La información que necesitamos será difícil de conseguir.

Con eso salió de la habitación dejándome solo en este lugar.
No sabía nada de mi instancia, parece ser una base a las afueras de Estocolmo Suecia. Pero no estaríamos aquí mucho tiempo.

— ¿Cómo te encuentras? — escucho su voz a mis espaldas. Suena profunda y sería, sin esa diversión en su voz característica.

— Podría estar mejor — respondí girando sobre mis talones para verlo. Subí mi mirada por su altura y me quedé enganchado en sus orbes.

— Se que me dirás traidor o algo parecido pero... Es por tu seguridad.

— ¿A qué te refieres? — No comprendía

— Dame información valiosa para poder meter las manos al fuego por ti. Para que te liberen en España, tenemos un trabajo importante ahí que no puede ser interrumpido. — su voz no tenía una sola pizca de broma, hablaba enserio y su seriedad me debatía en mi interior.

— ¿No deberías estar en mi lado? Te necesito jugando de mi lado.

— No se trata de lados, si no de tu seguridad y la mía. Si tengo que estar en tu contra, me basta con que estes a salvó y tener constancia y seguridad de eso. — su voz y expresión era neutra, no lo reconocía ahora.

— Nada te garantiza que lo hagan, puede que te dé información y aún así poder matarme.

— Yo estoy a cargo de eso. No te preocupes por eso, que yo lo arreglo.

— Debe haber otra forma...

— No la hay.

— ¿Te estás escuchando? Vas a matar a muchas personas, no eres así. — no grité para evitar que el también lo haga, pero lo que implica dar información valiosa es muerte por cobrar.

— No lo entiendes. Yo soy una persona que daría todo por lo que quiere y ama. Si no lo supieras, significaría que no me conoces tan bien como crees.

— Pero no vale la pena que también gente que te importa están ahí, ¡y esas personas también te estiman! — grité acercándome mucho a su rostro, sus ojos son fríos y sin una pizca de empatía.

— Tendré que hacerlo a la fuerza si sigues insistiendo. — su voz no la reconocía, nunca fue tan grave como ahora. No creo que...

— Ari, no dejaré que les hagas daño. — me mantuve firme.

No me retes. — su voz hacia eco en mi cabeza, dándome órdenes y abrumándome con seguir si no cedía.

— No... — la cabeza me dolía y poco a poco fuí bajando la mirada hacia el piso. Resistía a la voz de mando del alfa justo en frente de mí. No lo reconocía.

Sabes que es inútil, solo... Hazme caso, por favor — tomó mis hombros y los acariciaba lentamente, intentando calmarme.

Es imposible que ahora esto me tranquilice. Me aterra, el sudor caía por mi cuello y frente, sudando frío en exceso. Pero con la poca fuerza que me quedaba le dí un golpe en el estómago.

Se agachó y aplique un punto de presión en su cuello, cayó de costado al piso.

— Dije que la voz no funcionaba muy bien en mí, debiste escucharme bien cuando te lo dije. — dije saliendo del cuarto.

No era una base como la de antes, era un pequeño campamento a las afueras de la ciudad que creo, si no estoy mal. Es Estocolmo - Suecia, uno de los países más fríos en la mayor parte del año.

Si llevaba algo de dinero y para mí suerte, el taxi que pedí si aceptaba euros.
Tengo que cambiar mis euros a coronas rápido, aquí también se habla mayormente inglés, así que no se me hace muy difícil encontrar un hotel.

Sentir las sábanas calientes en este clima tan helado era una salvación, aunque ser abrazado o abrazar a otra persona para compartir calor era a lo que estaba más agusto o acostumbrado, pero no vale la pena si él está así ahora. Es capaz de hacerme daño solo para lograr su objetivo. Que en parte es mi seguridad.

El cansancio llegaba a mi sutilmente, al igual de mis parpadeos un poco más constantes, hasta que cerré mis ojos por completo y caí en la obscuridad del sueño.

[•••]

Buscaba un vuelo de vuelta a España para ir a ver al jefe de la misión a la que me asignaron. Pero en eso me entra una llamada de Mike, dudo si contestar o no, pero creo que al encontrar al soldado muerto y yo desaparecido, debe estar muy preocupado. Que leal amigo.

— ¿Hola? — pregunto contestando la llamada, de inmediato escucho un grito por el otro lado de la línea.

— ¡Estás vivo! ¡¿Dónde carajos estás?! — puedo apostar que está llorando de la felicidad.

— Estoy en Estocolmo Suecia. ¿Puedes mandar a alguien a buscarme?

— ¿Que haces ahí? — me pregunta confundido.

— Es una larga historia que ahora prefiero no contar por teléfono. Pero en resumen me secuestraron. Envía a alguien por mí, estoy en problemas.

— Veré que puedo hacer, no me cortes — escucho que teclea un el ordenador.
— Bien, un avión de carga del ejército está por despegar en una hora. Vé al puerto, avisé al piloto y está de acuerdo en traerte denuevo a la base.

— ¿Nombre del piloto?

— Lidia Berns. Es natal de Suecia pero habla español, no te preocupes por eso.

— Bien, si pierdes mi rumbo, avisa de un ataque en España por parte de los rusos.

— Está bien, vuelve pronto.

Corto la llamada y con algo de dinero compro una parada de ropa de un tienda al lado del hotel, me cambio ahí mismo para no estar con el uniforme del ejército.

Al salir me pongo el abrigo 3/4 azul que compré, pero al terminar de ponermelo veo al Omega de cabello negro, y no viene solo.

°•Haría cualquier cosa por ti •° (Spartor Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora