Capítulo III: Bésame así despacito...

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El par de mujeres se besaba mientras continuaban bailando los últimos acordes del mariachi, eran besos lentos en los que se regalaban sonrisas y miradas que transmitían lo mucho que se amaban.

– Felices 34 años, mi amor.

– Gracias, mi cielo – respondía mientras continuaban bailando y besándose – Cantaste hermoso, espero que el video haya quedado bien.

– ¿Me grabaste? – Preguntó asombrada.

– ¡Claro! Quería inmortalizar el momento y puse el celular en una silla, esperemos que se vea bien.

– Bueno, de todas maneras quedará en nuestra memoria, amor.

– ¡Para siempre, baby!

– ¡Y esto apenas comienza cariño, prepárate para tu Valentinafest!

La ojiazul sonrió recordando lo vivido durante el Julianafest y su corazón no pudo evitar latir fuertemente al recordar el momento de su boda.

– ¿Te digo una cosa, mi amor? – Preguntó la ojiazul colocando los brazos sobre los hombros de Juliana mientras esta la tenía tomada por la cintura bailando con una música ya inexistente.

– Dime, cariño.

– Mi mejor regalo eres tú.

Juliana sonrió de oreja a oreja y antes de que pudiera responder algo, recibió gustosa los labios de Valentina sobre los suyos.

La intensidad del beso fue subiendo poco a poco y las manos traviesas y curiosas empezaban a deslizarse por sus cuerpos.

– Hazme el amor – pidió Valentina en un murmuro cercano a la oreja de la morena, esta solo pudo responder con un gemido y procedió a desabrochar la cinta que sujetaba la bata de su esposa. Debajo de la bata la ojiazul usaba un coordinado de encaje negro que Juliana podía jurar que era nuevo.

– ¿Y esto? – Preguntó alzando la ceja sugestivamente.

– Lo compré en la semana y quise estrenarlo hoy ¿te gusta?.

– Te ves pfff...¡Hermosa! ¡Sexy! ¡Comible!

– ¡Juls! – Chilló Valentina ante esto último.

– ¿Qué, mi amor? Créeme que verte comible es algo bueno, muy muy bueno – dijo mirándola de arriba a abajo con unos ojos que a la ojiazul le hicieron sentir fuego en la piel.

Juliana la tomó de la cintura, la atrajo fuertemente hacia ella y comenzó a besarla, era un beso distinto a los que se habían dado esa noche, este era un beso hambriento, uno que solo marcaba los preliminares de lo que sucedería en esa habitación.

Valentina alejó un poco a Juliana, provocando que esta frunciera el ceño extrañada – ¿Qué pasa?

– Quiero quitarte la ropa...

La morena dio una afirmación con su cabeza y permitió que la ojiazul le quitara lentamente cada una de sus prendas.

– No te lo dije pero te ves hermosa...Esos ojos y esa mirada ¡Oh my God! ¡Sexy!

Juliana soltó una risita mientras Valentina continuaba con su labor, la chamarra, el body, el pantalón... Uno a uno fueron cayendo al suelo mientras dejaba a su morena en ese coordinado tinto que había elegido para sorprender a su mujer ese día.

– Así que también estás estrenando ¿eh?

– Lo mejor para mi señora, mi amor.

Valentina posó sus manos en el trasero de su mujer y lo estrujó para atraerla hacia ella provocando que soltara un gemido de placer.

Pide un deseo, mi amor | JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora