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Alemanía

                    Múnich

  Daila Camper.   

                                                                      (Dos años después)

   Nuevo año, personas nuevas, aires diferentes, navidad  acercándose y la vida continúa como si a nadie le afectara tantas cosas, aunque de eso se trata ¿no? de sobrevivir, ya que a lo largo de los años hemos aprendido que el que se cae, se levanta, el que llora, aguanta, el feliz, calla y el inocente esconde la impureza en lo más profundo de su ser, porque para eso somos creados para ser seres invencibles ante el dolor o cualquier piedra que tengamos en el camino. El punto es que el mundo te prepara con mil y un puertas que las abrirás cuando el destino lo decida, porque si nos ponemos analizar cada cosa que pasa nos damos cuenta que el tiempo siempre estará de la mano con el camino y de acompañante de por vida, el destino.

  Pero dejando todo a un lado, me e dado cuenta que las calles están un poco húmedas eso significa que el invierno se acerca y eso implica que mi nariz tenga irritación por el clima, me voy aparecer un lindo reno, Santa Claus no va necesitar uno seré yo la mejor postulante. Este clima me recuerda hace tres navidades, es divertido recordar pero al hacerlo duele un poco y estar consiente de ello pega más, es como caminar solo por estas vías o como si algo faltara en mi, pero... el punto al que quiero llegar es que aprendemos a vivir con nuestros demonios .

   Me faltaba poco para llegar al instituto, mire el reloj que estaba en mano derecha y me fijé lo tarde que iba, apresure mi paso, sabía que la señorita Chiara (hija de padres italianos, directora en la escuela que actualmente asisto) iba a matarme por solo llegar  tres minutos de retraso. Al pisar la entrada de la escuela, decidí tomarme un segundo antes de entrar y ver a mis amigos, que durante las vacaciones me hicieron un poco de falta. 

  Respire, le pedí permiso a mi pierna para dar un solo paso y dar la bienvenida.

- Perfecto, ya estoy dentro. <murmure lo mas bajo que pude>.

   Mientras me adentraba por los pasillos muchos me saludaron y otros simplemente ignoraban las sonrisas que le brindaba al resto, ¿razón alguna? no sabría confirmarla, recuerdo que desde que tengo uso de razón estudie aquí en mi vida e cambiado ni por error de colegio. Cuando estaba pequeña siempre le decía a mi madre que me cambiara, que pidiera una solicitud en una nueva escuela ya que antes me parecía aburrido estar aquí o simplemente quería conocer personas diferentes a las que ya conocía pero mi progenitora se negaba a eso, ya que pensaba que era mejor estar en un lugar que ya conoces a uno que no sabes que te podrá pasar o solo no podía, pero cuando cumplí los quince, entendí que era mejor quedarse donde ya estaba, lo acepte y termine por acostumbrarme a tantas cosas que decidí hablar con personas que en mi vida pensé que llegaría a volver mis amigas, amigos y conocidos. Hoy día tengo tantos recuerdos y fotos que puedo afirmar que quedarme fue la mejor decisión.

- Tierra llamando a Daila.

   parpadee varias veces y darme cuenta que me distraje en pensar tanto que había  llegado al salón y Eda (una de mis mejores amigas, una chica de estatura baja, ojos brillantes con toques marrones y amarillos en su hermoso iris) estaba justo en frente de mi dándome señales, para salir corriendo de mis recuerdos y pensamientos que se amontonan para hacerse  presente en mi maravillosa vista y simbolizarla como perdida.

- ¿Daila?

- ¿si?

  decidí responder después de salir de mi bucle.

- ¿estas bien?- me pregunta aquella chica con una ceja enarcada buscando señales de tristeza en mi.

  La analice por un segundo y por su expresión quiere una respuesta de inmediato, para calmarla asentí levemente con la cabeza y sin volver a mirarla busque un lugar donde sentarme y sentirme cómoda.

   Al encontrar un puesto, sin pensarlo dos veces me senté en el. Saque lo necesario de mi mochila y acondicione el espacio solo para lo que necesitaba. Sentí que alguien eme estaba llamando voltee y vi a Eda haciéndome señas de que me acercara a su puesto, un poco fastidiada me levante y me acerque donde ella estaba, callada y sin expresión alguna en mi rostro la observe solo para analizarla y esa sonrisa cuya dentadura era perfecta, no me brindaba cierta tranquilidad ya que la conocía como la palma de mi mano. Eda sin decir algo se levanto de su puesto, agarro mi mano y jalo de ella para sacarnos del aula. Una vez fuera, no dije alguna palabra pero voy admitir que la intriga por saber a donde me llevaba me estaba comiendo. 

  Después de dos minutos de correr sin sentido me trajo a la cafetería donde por fin logre hablar:

- ¿me vas a decir cual es el motivo del cual me sacaste del salón?

- Si y es esta.- Eda me señala a la señora de la cafetería colocando un nuevo pastel que ni en mi vida se me cruzaría comerlo. 

  Desde el lugar en el que estoy, no se ve apetecible pero mire  a mi amiga y ella se moría por ir y probar el nuevo invento de aquella señora cuyo nombre es Amelia, considerada madre de todos en esta escuela, hija de padres franceses y encantadora por sus raíces, de ojos tan azules como el propio mar y brillosos como los orbes de un alama pura y es que eso era considerado ella, un alma tan pura que sería pecado hacerle daño, pero que eso no te engañe porque ella es una de las personas mas fuerte que e conocido.

- Ven.

  Eda, emocionada me jala del brazo y me lleva a donde la señora que a inventado aquel postre para ir a degustarlo.

- No deberíamos estar aquí la clase ya va a empezar.- le recalque sabiendo que nos tardaríamos al menos una hora.

- Tranquila que el profesor no vino, además tenemos que esperar a Haidar que esta a punto de llegar.

   A claro, por poco se me olvidaba que Haidar siempre llegaba tarde y el punto de encuentro era la cafetería. Aquella chica del cual Eda menciono, se trata de una adolescente alta, cabello un tanto desordenado, una chica con sueños de modelos y la mas buscada por chicos por su grandiosa personalidad, y actitud positiva, se puede volver tu hermana, amiga y consejera para toda la vida, aquella el cual complementa tu grupo y que nadie podría reemplazarla. Pero siempre llegaba tarde, las sabanas se le pagaban a la piel.

- ¿Cuándo dijo Haidar que iba a llegar?

  Pregunte sabiendo que llegaría una hora después. Eda volteo y me observo un segundo para luego encogerse de hombros, dándome la única señal que podía descifrar con su expresión corporal para un simple "no se".

- Bien apresúrate en comprar tu pastel iré al salón se me quedo algo.

  Mentí pero necesitaba regresar. 

- Okay pero nos vemos en un rato, ¿va?

  Hice un leve asentimiento con la cabeza y me marche del lugar.

  ***

  Camine tranquilamente por los pasillos, muchos estaban en sus aulas y pocos transitaban por aquí. Me faltaba poco para llegar al salón pero una leve curiosidad se despertó en mi, al escuchar unas risas, muy burlonas a mi parecer, justo al frente de mi. Era un grupo de chicos fastidiando a un nuevo ingreso, no quise intervenir pero para mi sorpresa uno de ellos me observo de arriba abajo y luego enarco una ceja queriendo saber lo que pensaba. Después de cinco segundos un tanto interminables decidió hablar:

- ¿Y tu que miras?

- Lo ridículo que te ves, pero antes de que sigas, con tu burla absurda y quieras intimidarme con tu patético discurso seguiré mi camino sin antes llevarme a este caballero presente y ustedes puedan irse a molestar a otra parte.

   los cinco me observaron pero sin pensarlo mucho, agarre del brazo aquel chico del cual se estaban burlando, pero en eso uno me tomo de la muñeca y detener mi paso.

- Suéltalo es mi presa.

- ¿Acaso es comida para que le llames así?

  Solté mi muñeca de ese chico y seguí mi camino, alejando aquel buen niño de ellos.

***

   Deje a ese chico en su aula y seguí mi camino pero en eso me conseguí a mis amigas de regreso al salón me apresure para alcanzarla y seguir con la rutina de siempre

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Daila camper. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora