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Mi padrastro es escritor, gracias a el nos tuvimos que mudar a una ciudad pequeña donde no hay mas de veinte mil habitantes

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Mi padrastro es escritor, gracias a el nos tuvimos que mudar a una ciudad pequeña donde no hay mas de veinte mil habitantes. Eso desde mi punto de vista se llama ''pueblo'', pero ese no es el punto.

No me molesta irme a un pueblo, lo que me molesta es dejar atrás todo lo que me costo conseguir en este lugar para luego comenzar de nuevo pero veo que a mi hermana no le molestaba la idea o mejor dicho, medio que le daba igual irse, ella solo tiene 11 años de edad, es lógico, es una niña. Mi mamá por otro lado ella es veterinaria e irse a un pueblo donde casi no existen veterinarios era un plus muy grande para ella.

Veo que todos tienen oportunidades menos yo, Mierda.

―¿Arias ya estas lista?, tenemos que cargar las cosas en el auto.― Exacto, Arias, esa soy yo.

―Ya voy ma, estoy terminando de meter ropa en mi valija.

―¿Viste a tu hermana?,― sin mirarla ladee mi cabeza en señal que no.―¿Donde estará metida?.

El pueblo a donde voy se llama Hollenross, un pueblo muy popular por su gran vegetación y fauna e historias de terror, se dice que la razón por la que hay pocos habitantes es porque en el bosque, no muy lejos del pueblo hay una mansión que a estado ahí por años, pasando de generación tras generación, se dice que todos en esa familia tienen problemas mentales y que les encanta descuartizar gente pero en fin, es lo que la gente dice.

Atravesé la puerta y me cruce con mi hermana quien miraba un libro,―¿Valentina?―, sus ojos chocaron con los míos y de ella brota una dulce sonrisa,―¿terminaste de empacar?―, le devuelvo el gesto con una sonrisa mientras me acerco a acariciar su cabeza.

Una sonrisa de lado furtiva me sorprende, ―¿Crees que hare muchos amigos?―, trate de darle una sonrisa reconfortante, ―Vale, no tienes de que preocuparte ya que eres la niña mas dulce y amable que e visto, de seguro harás muchos amigos.

Ella solo me miro y siguió ordenando todo, escucho a mi mamá gritar que solo teníamos diez minutos para despedirnos de la casa en la que estábamos y dar el siguiente paso a la ''nueva vida'' o ''nuevo infierno'', a la llegada del pueblo había tocado un día muy de película ya que el día se presentaba nublado y algo lluvioso, como si el cielo llorase, como si el supiera algo que nosotros no o quizás son cosas mías pero algo llama mi atención y es que no se veía ni una puta alma, hay un dicho que dice ''Pueblo chico, infierno grande''.

―Esto es realmente un pueblo fantasma―, musite.

Mi mama se asoma por el espejo del auto, ―Ari, este es tu nuevo hogar así que trata de dar lo mejor de vos en este lugar―, mi mirada viajo a la de Valentina donde su gesto parecía decir lo mismo que mi mamá.

―Mira Ari, esa es la universidad a la que iras, dicen que es muy buena en biología.

Yo solo mire sin decir mas nada, el aspecto del lugar era aterrador y sombrío sumándole el día yo creo que aterrador le quedaba corto pero si lo pensamos de otro modo todo esto le da un toque de intriga, un lugar que despierta la curiosidad de cualquier persona. Llegamos a mi nuevo ''hogar'', la verdad que a primera vista tan horrible no es, en mi imaginación era mas horrible de lo que pensaba pero tan fea no esta pero es muy grande para mí gusto solo somos cuatro pejelagartos, la casa consta de dos plantas su pintura por fuera es de color beige con ventanales grandes, por dentro es bastante iluminada y de un amplio espacio, solo falta decorarla un poco y se vera...¿Linda?, o eso espero.

Un Oscuro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora