El Regalo de Rhaenyra (+18)

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VISERYS

Cuando Rhaenyra nació y vivió más de una semana, Viserys por primera vez en su vida se sintió feliz, al fin tenia un hijo que había sobrevivido más de una semana y, por las palabras del maester, Rhaenyra nació siendo una bebe sana y fuerte.

La pequeña princesa no tardó mucho en ganarse el amor de toda la corte, con sus balbuceos infantiles y caritas cómicas, era todo un amor, la niña de papá en todo el sentido de la palabra.

Esa bebe se convirtió en una niña curiosa, esa niña creció y pasó a ser una joven doncella inteligente y carismática, y a su vez, esa doncella se transformó en una mujer mayor de edad, hermosa, más hermosa que cualquier princesa Targaryen la Delicia del Reino la llamaron, Rhaenyra Targaryen... la heredera.

Sentado en el trono de hierro, portando una corona de acero y su característica espada, el Rey Viserys I Targaryen, junto a su esposa y Mano, esperaba la llegada del dúo de príncipes que mando a buscar de inmed

iato, y no solo él, toda la corte y curiosos están presentes, esperando ver que hará y cuál será su sentencia.

Los guardias se movieron y la vista de Viserys se trasladó a la entrada, por donde ellos ingresaron.

Vestían de negro y rojo, los colores de la casa Targaryen, un juego de vestir hecho a la mano, diseñado para una pareja, porque la tela combinaba perfectamente con el otro. Ambos, sobre sus respectivas cabezas, portaban con orgullos unas coronas hechas de huesos, ¿de qué animal? Viserys ni siquiera perdería tiempo pensando en eso.

—Añádela a la silla.

Hartándose del molesto silencio, Daemon dio un paso hacia delante y tiró en el suelo el martillo del Alimenta Cangrejo.

Ningún soldado movió un musculo.

—¿No escucharon? —preguntó Rhaenyra—. Tomen la maldita arma de una vez.

Los soldados miraron al Rey y, cuando este asintió, hicieron caso a las órdenes de ambos príncipes.

—Cuando ella nació, tú estabas ahí —habló Viserys con voz molesta—. A mi lado, estabas a mi lado.

Claramente, esas palabras iban dirigidas a Daemon.

—¿Y? —preguntó Daemon—. Eso fue hace 18 años, ¿no es así?

—La cargaste entre tus brazos —señaló Viserys.

—Técnicamente, me obligaste a cargarla. Apenas era un chico verde de 11 años, un bebe no era algo que me llamara la atención —se escusó Daemon.

Incomoda de que hablaran sobre ella, Rhaenyra encaró a su padre.

—El Alimenta Cangrejo está muerto —anunció Rhaenyra—. Los Peldaños de Piedra fueron recuperados, la Triarquia aplastada y Lord Corlys obtuvo la victoria que tanto merecía, ¿no es esto un final feliz?

Feliz.

Escuchar esa palabra causó gracia en Viserys.

—¿Feliz? ¿llamas a esto un final feliz? —preguntó el Rey.

—Sí, lo hago —respondió Rhaenyra, sacudiendo los hombros.

Viserys comprendió que ninguno sentía culpa por nada, tal parece vinieron con la conciencia muy limpia.

—Viserys —dijo Daemon—. Cuando maté al Alimenta Cangrejos y Rhaenyra quemó la flota de la Triarquia, bueno... Lord Corlys nos coronó como Reyes del Peldaño de Piedra.

—Sin embargo —continuó Rhaenyra—. Entendemos que solo hay un Rey Targaryen, y ese eres tú, querido padre.

Ambos príncipes se quitaron las coronas y las dejaron en el suelo.

SANGRE DE DRAGÓN - DAEMON&RHAENYRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora