La brisa de la mañana

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Antes de nada, siento algunos fallos ortográficos que se puedan encontrar, desde el móvil no se corrigen todos. 

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Esa mañana desperté desarropada. Isabella entró a mi habitación. Me dijo que en media hora debía bajar a la cafetería a desayunar. Cuando ella se fue a su habitación, me levanté y me fui a la bañera. Me apetecía un baño relajado. Eché sales con olor a menta. Mientras hacían efecto preparé mi ropa. poco después me metí en la bañera. Al cabo de un rato, al terminar de darme el baño. Me sequé. Me vestí. Me maquillé un poco los ojos y me peiné el pelo. Bajé a la cafetería a desayunar con Isabella, mi hermana mayor. Con mis padres y con mi primo Charlie.

Después de desayunar fuimos a conocer un poco la ciudad. No solo fuimos para bañarnos. Nos quedaríamos allí un mes. Ya que yo aún no había empezado mi pimer curso de universidad y mi hemana ya la había terminado.  

Paseabamos por las calles trabquilamente. No había mucho movimiento. Era un día soleado, no hacia mucho calor, era una mañana fresquita. Los niños correteaban en el parque. Mientras, las niñas iban jugando con sus muñecas.  

A medio día volvimos al hotel. Pasamos al restaurante de allí. Comí poco y me fui a dar un paseo sola. Debían de ser las cuatro de la tarde. Vi una tienda de dulces en la acera de frente. Estaba abierta. Pasé y compré algunos bombones y una palmera de chocolate. Al salir, meti la cajita de bombone en mi pequeña mochila color miel. me la colgué n los hombros y fui comiendome la palmera. Empezó a hacer un poco de calor y me quité la fina chaqueta de color blanco que llevaba. Me quedé con unos simples vaqueros cortos y una camiseta de tirantes y estrecha azul celeste. Con unas vans azules marino. Saqué las gafas de sol de la mochila y me las puse. Mi pelo largo, Castaño y liso me molestaba. Por lo que pare en un banco en el que daba la sombra y me hice una trenza de lado. Me quedé un rato sentada en el banco. Ya que era uno de los pocos lugares donde estaría fresquita. De pronto, recibí un mensaje. Era Isabella. Quería que fuese hacia el hotel, que estuviese allí a las seis como muy tarde. Eran las cinco y poco tiempo. Fui hacia el hotel ya que estaba un poco aburrida. Me puse los cascos y la música en mi Ipod touch y me di un paseo de vuelta. Yo no escuchaba a nadie. Cada vez que me ponía mi música. Olvidaba el mundo. Me imaginaba cualquier cosa que ojalá y me pasase en la vida real...  

Sólo quedaban dos manzanas para llegar a la calle del hotel. observé que a lo lejos había una pradera. Me quedé parada pensando en si ir o no. Acabe decidiendo que iría otro día. Total tenía un mes para ir y me esperaban.  

A los diez minutos llegué al hotel y me puse el bikini. Dejé los bombones en el mini-bar de mi habitación y meti la toalla en la mochilita. Bajé hablando com Isabella. Ella, en físico no se parece en nada a mí. Ella es alta, aunque yo también. Tiene el pelo muy rubio. Como mi madre. Y unos ojos verdes esmeralda preciosos. Yo en cambio me parezco más a mi padre. Como he dicho antes. Mi pelo es castaño y soy alta. Además soy un poco morena de piel y mis ojos son un color azul no muy claro, pero tampoco muy oscuro.  

Al llegar a la playa no me apetecía bañarme. Todos se fueron a bañarse y yo me quedé escuchando música. Mientras tomaba el Sol. Mi bikini era rosa fucsia y resaltaba un poco con mi cuerpo. Me levanté de la toalla a tomar un mojito. Al llegar al puesto de los mojitos. Pedí uno. Mientras me lo servía llegó un chico de mi estatura o tal vez un poco más alto. Rubio oscuro, de ojos verdes. No era muy blanquito, pero si menos moreno que yo. Él pidió otro, mientras empezó a hablarme.

-Hola, soy Jaicob, encantado- Me dice dandome dos besos en la mejilla. 

-Yo soy Paula, encantada.

Al LímiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora