La flor para mi vida

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Se acercaron la una de la noche. Subí al dormitorio donde dejé mis cosas y comprobé que mi ropa se había secado. Me cambié y cogí la mochilita. Bajé y Sergio me acompañó al hotel.

-Oye-Dice Sergio mientras llegábamos al hotel.

-Dime-Respondo parándonos.

-Preferiría que no supiesen nada de nuestra relación de momento-Dice rascándose la cabeza.

-Vale, pero ¿Por qué?-Pregunto.

-Prefiero que se den cuenta sobre la marcha-Dice.

-Vale-Respondo.

Para ser realistas, yo también preferiría que no se enterasen, odio que me pregunten como fue. Si Sergio les parece feo me lo tienen que echar en cara, como si sus parejas fuesen perfectas. Todo eso me jode bastante de muchas personas, a ellas no les interesa con quien este o deje de estar. A mí un chico alto, piel no muy morena, pelo castaño oscuro y ojos marrón oscuro, me parece, perfecta al igual que un rubio de ojos azules.

Me dejó en la puerta del hotel, para no levantar sospechas. Isabella era muy cotilla, se podría dar cuenta.

Al llegar, justamente antes de abrir mi habitación me encuentro a Isabella por el pasillo. Parecía estar enfadada, aunque, se explicaría todo al verla tan empapada.

-¿Qué te pasa?-Pregunto.

-¿¡No lo ves!? Hoy había bastantes olas en la plaza y hemos estado por allí, refrescándonos-Dice bordemente.

-Pues sí, os habéis refrescado bien-Digo dejando escapar una carcajada.

-Y encima te ríes…-Dice enfureciéndose.

-Pues sí, incluso si me hubiera empapado yo me hubiera reído, es que tú tienes muy mala ostia y te enfadas pronto-Digo sacando la tarjeta para abrir la puerta.

-Es verdad ¿Dónde te habías metido está tarde?-Pregunta.

-Pues, había ido a dar una vuelta, y ahora por la noche me he ido con una chica que me ha presentado Charlie-Digo excusándome.

-Pues qué casualidad, Sergio tampoco ha ido, y ninguno de los dos habéis contestado a nuestros mensajes-Dice con intención de sacarme información.

-Pues no sé, pregúntale a él, que yo no soy su madre-Respondo abriendo la puerta de mi habitación.

Al entrar a mi habitación, saco las cosas de la mochilita y la guardo en un pequeño cajón del armario donde tenía las demás mochilitas y demás bolsos. Pongo a cargar mi Ipod y mi móvil. Dejo la cámara, las gafas de sol y el monedero encima de una mesita y me pongo el pijama. Después, cojo uno de los libros que me traje para distraerme y lo dejo en la mesita mientras miro mis notificaciones.

Efectivamente, me habían acosado a mensajes. 125 mensajes en Whatssap entre seis conversaciones, ellos cuatro y dos amigas de mi antiguo instituto. Les contesté a esas dos chicas y seguí mirando. 7 mensajes y 4 llamadas perdidas. Todo de ellos, se debían de haber aburrido para estar mandando tantos mensajes.

Al rato, antes de ponerme a leer me habló Sergio.

Sergio<3:

Hola, ¿Te han llegado muchos mensajes de tu hermana y los demás?

Tú:

Bastantes, ¿A ti también?

Sergio<3:

Sí, mañana saldremos con ellos, a las cuatro y media, en la heladería.

Buenas noches que duermas bien. Te quiero.

Al LímiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora