𝙈𝙮 𝙎𝙬𝙚𝙚𝙩 𝘽𝙤𝙮 「 𝗧𝗮𝗲𝗞𝗼𝗼𝗸 」

Cinco

—¿Cófmo te fue cofn la familia fe efitueta?

—¡¿Podrías tragar antes de hablar?!—dramatizó asqueado—. Lo único bueno es el hijo del matrimonio—respondió a la pregunta de Kim, aún con un leve ápice de molestia en su tono de voz; se encogió de hombros y mordió su sándwich de jamón.

El murmullo proveniente del salón del comedor era como una melodía de fondo que les acompañaba en el almuerzo, como si estuvieran en un restaurante caro aunque simplemente se encontraran comiendo ocultos en en el suelo de un salón en desuso.

—¿Conseguiste su número?

—Por supuesto, y no solo eso—movió las cejas sugestivamente. He ahí otra cosa que hacía más real a la teoría que tenía Kim de que el mayor fingía su inocencia cuando le convenía.

—Eres rápido, Min—lo codeó con burla.

—Tú no te quedas atrás—se defendió, y ante la mirada confundida en su amigo decidió aclarar sus palabras—, te vi salir tarde de la casa de Jeon el otro día. ¿Qué tanto haces con él, Kim?

Taehyung casi se ahogó con su refresco.

—Nada de lo que tu mente retorcida pueda pensar, te lo aseguro. Es mi amigo—murmuró lo último mirando sus manos, antes de levantar la vista—, y... ¡y es más hetero que tú y yo juntos!

YoonGi se rió, claramente de lo último no podía estar seguro ni tampoco era algo que le interesara. Él no tenia problema con las orientaciones sexuales del resto, ni siquiera estaba seguro de la suya, pero el argumento de "somos amigos, él es hetero" dejaba mucho qué pensar.

Justo cuando Min iba a decir algo al respecto, el timbre sonó indicando que era hora de volver a clases. Taehyung desapareció corriendo como un rayo y no lo vió hasta el horario de salida. Ningún profesor preguntó por él en ningún momento y aunque le pareció raro, solo se enfocó en realizar las tareas.

Volvieron a reencontrarse en cuanto pusieron un pie fuera de la institución.

—¿Dónde demonios te habías metido?—Min lo empujó por el hombro mientras cruzaban la vereda—, nadie notó tu ausencia.

—Estaba en el baño con el director, todo para que suba mis notas.

—¡Qué asco!—se quejó. Kim soltó una carcajada.

Continuaron caminando juntos en silencio hasta la parada del colectivo. Cuando Kim subió tras Min, e incluso se sentó en el asiento a su lado, éste frunció el seño.

—¿Me estás persiguiendo acaso? ¿Tu casa no queda para el otro lado?

—No soy tu perrito faldero.

—¿Y el de Jungkook si?—atacó burlón.

Kim no pudo defenderse ante aquello, y se dedicó a dormir una mini siesta de veinte minutos en lo que llegaban.