Uno

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Pasado

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Pasado

Marcy Wu, la pelinegra creadora de el Webcomic favorito del mundo entero, salía de las oficinas de sus representantes. Caminaba lentamente observando su celular y las inmensas notificaciones que llegaban en cuestión de segundos.

Cruzaba la calle cuando una llamó su atención, el mensaje más escalofriante que pudo haber visto en ese momento, podria haber hecho más énfasis de no ser por el claxon que sonó aturdiendo sus sentidos.

―¡Sal del camino!― gritó un señor con la cara enrojecida.

Marcy se apresuró a quitarse y resguardarse en la acera. Sacó su móvil de el saco que llevaba puesto y buscó el mensaje.

―Reunion de ex alumnos...― Murmuró para si misma. ―Ni siquiera terminé el semestre en ese infierno.

Ah, claro, "el infierno" o así le gustaba llamarle Marcy, y no es para menos, pues muchas de sus peores pesadillas se encarnaron en la institución. Aunque las instalaciones lucían pulcras y bien cuidadas, los alumnos gozaban de una crueldad enorme y digno de un drama adolescente, era casi irreal.

Las margaritas amarillas que se encontraban frente a ella ocasionaron una buena tanda de estornudos. Parecía que en ningún lugar estaba segura.

Lo mejor sería ir a casa y pensar detenidamente en todo. ¿Desaprovechar esa oportunidad? ¿Volver a ver a personas que fueron parte de su pasado? No sonaba mal, eran contadas las personas con las que había formado una amistad, pero había querido intensamente a las mismas.

No era eso lo que le hacía pensar ¿Y que tal si ella volvía? Ya sabes, ella, Sasha Waybright.

Habían pasado 11 años después de la traumática experiencia que le hizo perder toda confianza en las personas y más precisamente en el amor. Pensar en eso dolía como la primera vez que sucedió, es tan estúpido y sin sentido, el amor adolescente pasajero que se vive con intensidad pero llega a nada.

Aunque Marcy estaba segura que, si nada de lo sucedido hubiera ocurrido, eso podría escalar a muchas cosas más, un amor puro y funcional, o tal vez había estado cayendo en la imagen que Sasha quería que viera.

No sabía de ella, no mucho, solo supo por boca de Anne Boonchuy que se había ido a estudiar al extranjero y que parecía no iba a volver. Mejor para Marcy, borrar todo rastro de que ella existió .

Talló su ojos estresada, no era mucho de salir de casa y su diversión parecía no haber sido alimentada desde hace unos cuantos años, solo encerrada en cuatro paredes tomando café y café. Pensar en eso hacia doler su cabeza.

¿Que tal si asistía? ¿Que probabilidades había de que Sasha Waybright también estuviera en el lugar? Es decir, a cualquiera le daría vergüenza dar su cara frente a personas a las que le hizo daño. Sasha era una sinvergüenza, sin embargo, tenía sus límites.

“Si, iré.” escribió al contacto después de pensarlo más de una hora. El número desconocido le dio la dirección de un restaurante que estaba a una hora de su casa, si iba en auto el tiempo se podría hacer menos. Era hora de poner manos a la obra y elegir la mejor vestimenta, o una que se viera decente con ella.

Buscó en el armario algo que se viera bien, le gustaban los tonos oscuros, así que ellos estarían incluidos en toda su vestimenta. Buscó en una pequeña caja los aretes que tanto le gustaban y se los colocó. Se veía tan linda, debía reconocerlo. Amaba la imagen que ahora veía de ella, aunque cargaba con unas ojeras no muy sencillas de ocultar.

El sol se estaba ocultando, llegaría con retraso pero al menos iba a estar ahí solo unos momentos y después se marchaba rumbo a la cama o a ilustrar un poco de su webcomic. Tomó las llaves de su auto y se despidió de su pequeño perico Lifitt. Salió del departamento un poco nerviosa pero confiando en no toparse con la chica de cabellos rubios.

...

El camino fue bastante normal, escuchando canciones de Taylor Swift mientras manejaba y movía su cuerpo. A lo lejos pudo ver el restaurante iluminado de luces led, un lugar así le gustaba, al menos la iluminación no era tan molesta.

Estacionó su auto, subió por las escaleras rumbo a la mesa 7. Las personas se sorprendieron al ver a Marcy Wu parada frente a ellos.

―¿¡Eres la misma Marcy Wu!?― preguntó un joven, anonado.

Marcy acomodó un mechón de cabello detrás de su oreja ―Un gusto vernos de nuevo.

Todos comenzaron a murmurar y hablar, ella era tan bella y ahora era signo de admiración dentro de hombres y mujeres. Algunos ya estaban pensando en coquetear con ella mientras otros querían cuestionar miles de cosas.

―¿Y seguiste aquí?― preguntó uno.

―Si, nunca abandoné la ciudad

―¡Creciste demasiado!― dijo otro.

―Eso creo― rió nerviosa.

De un momento a otro se había convertido en el foco de atención, eso la hacía sentir importante y mejor aún cuando Sasha no estaba allí para arruinar su vida por segunda vez.

Las preguntas en vez de bajar con cada respuesta, subieron a tal punto que hostigaban la privacidad de la taiwanesa.

La cosa empeoró para la misma cuando una banda de tontos sacó un montón de licor y comenzó a servir. Marcy no era muy resistente a esas bebidas, ni siquiera las tomaba con frecuencia, pudo tomar unas por presión pero fuera de esas situaciones, nunca tomó otra gota de licor.

Una de esas situaciones se estaba presentando en ese momento cuando alguien puso su mano sobre el hombro de Marcy y comenzó a meter presión para que ella tomara aunque sea un poco de la bebida.

―Yo...yo paso Chuck...― farfulló Marcy.

―¡Vamos! Después podríamos ir a la cama, si tú quieres.― el olor a licor delataba su estado de embriaguez, uno muy fuerte, por cierto. El tipo comenzaba a irritar a Marcy, cada vez más cerca de ella invadiendo su espacio personal.

―¡Ya te dije que no!― lo empujó y subió escaleras levemente mareada.

Para su suerte, las escaleras la llevaban a la azotea. Tan solitaria, con el único sonido del viento chocando contra sus oídos. Se acercó al barandal y observó desde lejos las luces de una motocicleta llegando al lugar. Invadida por la melancolía no pudo evitar recordar que Sasha y ella soñaban con un viaje en motocicleta por toda la ciudad, en una noche como esa, estrellada y la luna acompañando.

Y aún  11 años después seguía pensando en eso, pequeñeces burdas.

Intentando no tomar importancia a eso tocó su nariz, estaba fría, esa sensación que le hacía cosquillas y era agradable, extraña pero agradable.

Su atención se vió desviada cuando escuchó un encendedor accionar, alguien más estaba con ella. Tal como un gato, se las arregló para escabullirse hasta ahí sin hacer ruido alguno.

El escandaloso olor a cigarrillo molestó su olfato, giró su cuerpo, sus ojos se abrieron como platos al ver la imagen de la rubia frente a ella, una rubia mucho más bella qué la que había conocido años antes, pero el característico lunar bajo su ojo izquierdo delató que se trataba de la misma persona. Una pésima suerte la trajo a ella, ya saben, ella, Sasha Waybright.

―Te dejaste crecer el cabello― dijo la rubia con una sonrisa coqueta.






Lo Que Pudimos Ser - Sasharcy Fanfiction [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora