Lo Que Pudimos Ser - Sasharcy Fanfiction [En pausa]

Tres

Has cambiado

Y ella dormía, en un comodo colchón, entre un edredón caliente y el cálido sol. Ojalá su momento hubiera durado más, antes de que el sol la despertara por completo. A primera vista todo era muy normal, una casa limpia y ordenada, con un gran televisor en frente y cuadros de pintutas famosas colgadas en la pared.

Si, ese lugar era particularmente normal. ¡Normal! Aquel ambiente no era el de Marcy, un lugar organizado y pulcro no era algo a lo que estuviera acostumbrada; además, en su habitación no entraba la luz, no mucha, eso automáticamente la hubiera desintegrado cómo si se tratara de un vampiro.

―¿Qué? ¿Me secuestraron? Así no son los lugares de secuestro.― Un fuerte dolor de cabeza aturdió sus sentidos y pudo recordar vagamente que era lo que había ocurrido la noche anterior.

Su recuerdo más profundo fue el del cabello rubio que se movía con el aire.  Mismo cabello rubio que se asomaba por la puerta.

―¿Necesitas algo?― era Sasha, quien dejó ver que entre sus manos llevaba un suero de mora azul.

―¿Qué haces aquí?

―Bueno, es mi casa.

―¿Entonces que hago yo aquí?

―Ayer estabas increíblemente borracha. Mira, sé que comenzamos con el pie izquierdo pero no te iba a dejar ahí con aquellos brutos que te miraban con deseo.― la rubia avanzó lentamente para entregar el suero.

―¿Ah? ¿Ahora resulta que estabas preocupada por mi?

―Estaba preocupada, si, es todo.― pudo sentarse en una esquina de la cama. ―¿Tienes prisa de ir a algún lado? Puedo llevarte.

―No trates de ser buena conmigo. No quiero caer más en tu chantaje y esa imagen que me quieres vender.

―No sé de que hablas― rió divertida.

Seguirle el juego era algo peligroso, Marcy sabía que ella se iba a alargar demasiado y terminarían discutiendo, era extraño que Sasha permaneciera con aquellas costumbres de cuando era una adolescente.

―Quiero irme a casa.

―¿Segura? He hecho una deliciosa sopa de verduras que te ayudará a quitar esa resaca.

―Sasha, no. No quiero comer nada, llévame a casa.

―Te ves pálida, no te dejaré ir.― abrió el suero y poco a poco se acercó a Marcy para introducir la botella por su boca.