Mirándose por el retrovisor, Mancy volvió a ponerse un poco más de rubor, se dio cuenta que no fue suficiente lo que puso antes. No pretendía lucir más sensual, hace mucho que no se maquillaba para eso. Los años ya la iban alcanzando y quería retener lo más posible esas arrugas o canas. Para los 41 años aún seguía teniendo un cuerpo atractivo, o eso creía ella por Will.
Terminó de retocarse y guardó el rubor en una cartera de mano. Observó el retrovisor, en él solo reflejaba la planta baja de un apartamento y la vereda gris. Extendió un brazo sin apartar la mirada del retrovisor y prendió la radio. En realidad, no escuchaba nada de lo que decía la radio, los ojos y la atención de ella eran para el retrovisor. Tamborileó los dedos en el volante, frustrada de que él aún no esté junto a ella. Buscó la cartera pero se detuvo; no quería apresurarlo tanto.
Solo podía verse la mitad del sol en el horizonte, Mancy centró la atención en los pocos rayos que aún quedaban en la calle. Suspiró en un intento de relajación. La mente de ella divagó un momento, recordando el día en que Will y ella empezaron a salir. Parecía un sueño que dejó todo su alrededor oscuro. Ella recordó que ese día estaba buscando en la farmacia un...
—Hola, amor —Saludó Will, golpeando la ventana al lado de ella.
Mancy dio un pequeño respingo e intentó sonreír, aunque solo dibujó una línea quebrada en los labios. Bajó la ventana.
—H-Hola, bebé, súbete —Respondió Mancy.
Will rodeó el coche y se sentó en el asiento del copiloto. Se dieron un beso y ella dijo:
—Has tardado un poco más de lo habitual.
—Sí —Dijo Will, colocándose el cinturón—, perdón, es que no me di cuenta de la hora.
Ella le regaló una sonrisa algo forzada y prendió el automóvil.
—¿Escuchas esto? —Preguntó Will frunciendo el ceño.
—¿Eh? No, no —Respondió Mancy volviendo del todo y escuchando: solo era estática—. Mejor lo apagamos, no hay buena música a esta hora.
El ambiente era más tenso de lo usual y Will lo notó. Soltó el cinturón.
—Si no quieres, podemos dejarlo, amor —Dijo Will, mirándola con una sonrisa—. Yo no tengo problemas con eso.
—No, en verdad, quiero hacerlo —Respondió Mancy apretando más el acelerador.
—Entonces, ¿Por qué estás así? Estás algo... Alterada —Murmuró Will, pensando que no hizo lo correcto diciendo eso.
—¿Yo? —Preguntó Mancy bajando la velocidad—. No, no estoy alterada, solo me interesa volver a ver el paisaje en el bosque.
—Yo también estoy interesado en volver, hace medio año que no lo hacemos. Prometimos hacerlo el último día de cada mes, pero no importa, por fin lo podremos hacer otra vez —Dijo Will emocionado, dando un pequeño beso en la mejilla a Mancy.
Ella lo miró un momento de reojo y calmó los hombros. Siguió el camino que tomaron todas las veces. La ciudad había quedado atrás, los faroles iluminaban las calles y los árboles. Más al fondo, la calle era cortada por un montículo cubierto de césped e iluminado por la luna. Tardaron unos minutos silenciosos hasta llegar al montículo y ambos se bajaron. Mancy cerró el auto y subieron de a poco.
—Creo que soy muy mayor para hacer esto —Dijo Mancy en plena subida.
Will la ayudó sosteniendo su mano. Ambos llegaron a la cima, Mancy un poco agitada, y se sentaron en el suelo. Quedaron en silencio unos segundos.
—Este lugar es hermoso —Susurró Mancy colocando una mano detrás de la oreja—. No se escucha nada.
—Es tranquilizador —Afirmó Will, expresando un poco de dolor en las palabras. Agarró las manos de Mancy y ella levantó la cabeza—. Perdón si dije algo mal. He intentado no volver a preguntarte sobre tu hija o tu casa, hace semanas que no lo digo.
—No es por eso, en serio —Respondió Mancy sonriendo—. Me entró mucha nostalgia. Recordé cuando nos conocimos.
—¿Hoy y no ayer?
Mancy se echó al suelo riendo, Will la acompañó.
—Fue el día que te vi en la farmacia, ¿Cierto? ¿Hablas de ese día?
—Sí, ese mismo día —Dijo Mancy, abrazando el cuerpo de Will.
—Viniste a buscar un medicamento que solo lo teníamos ahí. Uno que te quitaban los sueños, creo. ¿Tenías muchas pesadillas al estar sin mí?
—En ese momento no pensé que te conocería —Respondió Mancy entre risas—. ¿Cómo recuerdas eso?
—El dueño se sorprendió que alguien lo haya comprado —Recordó Will—, me dijo que es un medicamento muy fuerte y que casi nunca era recomendado
—Ese día te acercaste a hablarme.
—Lo recuerdo, sí.
—¿Recuerdas lo que dijiste?
Will se ruborizó, Mancy lo abrazó un poco más fuerte mientras reía.
—¿Aún sigues comprando ese medicamento?
—Muy pocas veces —Respondió Mancy algo incómoda.
Ambos volvieron a quedarse en silencio, era muy habitual en ellos dos. Pasaron varias horas juntos hasta que se hizo medianoche. La alarma de Mancy sonó en su bolsillo.
—Ya tenemos que volver —Dijo ella levantándose del suelo.
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La Culpa & El Perdón
NonfiksiAdeline era una niña con problemas mentales muy fuertes, cada alucinación y cada visión que tenía eran reales para ella. Sufría y temía por todo. Hasta los sucesos más cotidianos del día a día para ella eran un verdadero reto. Mientras que Mancy, la...