Nipples - Volkaboway

•|9|•

❜ ⌗ . . . . Pezones . . . . ⌗ ❜

Jack y Viktor jamás pensaron envidiarle algo a su pequeño bebé, pero luego de un par de meses, notaron su creciente problema con tal engendro.

[...]

Besaban atrevidamente a Gustabo, metiendo sus manos dentro de aquellas ropas de seda y apretando todo a su paso. Dicho momento se vio interrumpido al oír un llanto desolado proveniente de la habitación de su hijo.

Los mayores soltaron un bufido y agotados siguieron al rubio.

J.- Joder con el bebé, pareciera tener un puto sensor de cuándo despertar-. Chinchó cual niño

V.- Y tanto, cada vez que siquiera besamos a Gustabo grita-. Agregó

Gustabo los oía divertido mientras cargaba a Liam para calmarlo, al cabo de pocos segundos noto que no iba a callarse pues tenía hambre.

G.- Joderos, yo les dije que cuando naciera no tendríamos tiempo para nosotros, ahora dejen de rabiar-. Rió mientras se quitaba la camiseta.

Fue inevitable para los contrarios fijar sus ojos en aquellos brillantes y rosados pezones. Sentían sus bocas picar por las ganas de llevar sus lenguas o dientes ahí, oír los gritos y gemidos de su esposo.

El ojiazul noto esas lacivas miradas y no tardo en sonrojarse con violencia.

El bebé se alimentaba feliz, sus grandes pestañas se revolotean curiosas. Viajando sus iris grisáceos a sus padres noto como tenía cero atención por parte de ellos, así que ansioso soltó la areola para gritar.

V.- Sh, sh, no grites bebé. Duerme rápido por favor-. Suplicó mientras se acercaba a su familia.

Conway siguió sus pasos y al estar frente al rubio intento acariciar el pezon que se encontraba libre. Pero, al acercar su mano las pequeñas falanges del niño se clavaron en el dorso de la misma, las cejas fruncidas denotaban la molestia del niño ante tal acción que planeó.

G.- Alguien no quiere que sus papis se acerquen a mi, ¿verdad bebé?. Ellos están mejor a diez metros de nosotros-. Bromeó juguetón y su hijo sonrió con tranquilidad y diversión.

Ambos aludidos se abstuvieron de responder algo y simplemente tomaron asiento en aquellos cómodos sillones en la infantil habitación.

Serían pacientes y calmados, sabían que Liam tardaría pocos minutos en caer rendido ante los brazos del morfeo.

La noche cayó rápido y su habitación lo sabía, pues era la única testigo de aquellos suspiros y gemidos ahogados que soltaban los tres.

Jack acariciaba el miembro del rubio por arriba de la ropa mientras Volkov se dedicaba a dejar leves mordidas en el cuello del susodicho.

V.- El bebé podrá ser celoso pero debe entender que eres nuestro-. Susurró gutural mientras bajaba torturosamente el pantalón.

G.- Mmgh~, e-es igual de posesivo que ustedes-. Pronunció con dificultad, clavando sus uñas en los anchos hombros del estadounidense, debido a la rápida masturbacion que recibía ahora de ambos lados.

Los dedos en su recto hacían maravillas y ni hablar de esa mano experta subiendo y bajando en su miembro.

Hacia muchísimo tiempo no intimaban, más que nada por el bebé el cual les robaba mucho tiempo, quizás por eso se sentía tan sensible en todas las zonas erogenas.

Gemia sin parar, estaba cegado por el placer. Sin embargo, cuando sintio un líquido caliente resbalar por su pecho se avergonzó en cuestión de segundos.

La leche desbordaba de sus pezones.

Intento alejarse y cubrirse con lo primero que encontrara, mas no lo dejaron.

G.- N-no vean, es asqueroso.

J.- Pero que dices, cariño.

V.- No es asqueroso amor, no te avergüenzes...

El rubio con algo de timides dejó de taparse y río al notar como ambos se relamian los labios. Es cierto que su doctor le dijo cuando se embarazo "no amantes en la calle, eso puede exitar a algunos hombres" jamás pensó que sus maridos serían uno de ellos.

J.- Nosotros podemos ayudarte, se que duele cuando se te cargan tanto los pezones...

Propuso segado ante la idea de morder ese rosado y lindo pezon.

G.- Okey... sean suaves por favor-. Aceptó dudoso.

Ellos no duvitaron a la hora de llevar sus bocas ahí y chupar todo a su antojo.

G.- ¡Ah~! ¡Mgh, mierda, si!-. Chilló al notar lo estimulante que era.

La leche se desbordaba de sus labios, era extrañamente exquisita y ellos no pararian hasta dejarlo seco.

Lamian, mordian y succionaban con fervor aún sin parar de masturbarlo en sus zonas bajas.

Eran sus formas de darle placer a modo de agradecimiento por regalarles un primogénito.

Para que mentir, desde que lo conocían tenían el fetiche de jugar con esos rosados pezones.
Y ahora que descubrieron lo deliciosos que son no durarían en querer muchos hijos más para que su lindo doncel los tenga cargado de leche para su deguste.

Nuevo fetiche desbloqueado para los agentes de policía: succionar, morder y simplemente tocar las tetas de Gustabo.

A él no parecía molestarle, de hecho todo lo contrario, se retorcía de placer ante tal estimulacion.

~Agus