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❜ ⌗ . . . . Conejito . . . . ⌗ ❜

Los hombres, los más serios e imponentes de la ciudad, se encontraban detrás de su novio siguiéndolo por toda la casa mientras esté simplemente los ignoraba

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Los hombres, los más serios e imponentes de la ciudad, se encontraban detrás de su novio siguiéndolo por toda la casa mientras esté simplemente los ignoraba.

V.- Por favor Gus, esto ya no es capricho es una nesecidad-. Suplico.

J.- Vamos cariño, si lo haces te juramos darte todos los chocolates que pidas-. Estaba a nada de ponerse de rodillas, de verdad que querían aquello.

G.- Que no joder, me voy a ver ridículo ¡Ahora dejen de seguirme y se van a comisaria!-. Ordenó mientras se giraba para verlos fijamente a los ojos con el ceño fruncido.

Ambos soltaron un pequeño berrinche antes de acatar lo pedido, tampoco lo obligarían pero vaya que sus tontos corazones se sentían estafados.

Gustabo suspiro pesado y cuando oyó la puerta de la casa ser cerrada decidió ir directo a su ordenador.

Un traje de lencería, más específicamente de conejito, eso es lo que querían que use en alguno de sus tantos encuentros sexuales. De solo pensarlo se le ponía la piel de gallina, tenía miedo de verse ridículo en uno de esos sexis trajes.

Pero él los amaba, y dentro de dos días sería su primer aniversario de boda, quizás seria un lindo regalo para ellos sorprenderlos con ese raro fetiche que querían cumplir.

Así que con la cara más roja que un tomate decidió entrar a una página web para encargarlo por Internet, afortunadamente el envio aseguraba no tardar más de 24 horas en llagar.

El sol golpeando su rostro de forma agradable lo invitaba a abrir los ojos pero vaya que tenía nulas ganas de hacerlo, sin embargo cuando sintió la soledad entre sus sábanas su corazón se afligio levemente

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El sol golpeando su rostro de forma agradable lo invitaba a abrir los ojos pero vaya que tenía nulas ganas de hacerlo, sin embargo cuando sintió la soledad entre sus sábanas su corazón se afligio levemente.

No pasaron muchos minutos cuando sintió como dos presencias entraban a la habitación y se sentaban cada uno a un lado suyo.

Sintió las suaves caricias que dejaban en su mandíbula, como lo arroparon para que no pase frío y luego finalmente hablaron.

Nipples - Volkaboway Donde viven las historias. Descúbrelo ahora