Seokjin desde muy pequeño ha presentado una cierta actitud, una actitud de la cual sus padres estaban preocupados.
Seokjin desde niño ha sentido la necesidad de matar o lastimar cosas, era algo parte de él, no sabía cómo cambiarlo. Después de algun...
Un año, un año había pasado desde que Dahyun se había cambiado de escuela al recibir bullying y acoso por parte de toda la escuela por culpa de su propio curso al difundir la noticia de que la chica había asesinado a la mascota de Hoseok, uno de sus compañeros.
Fue un día cuando Jungkook reclamó en plena clase que olía raro, los demás también lo notaron, revisaron las mochilas de todos, el olor era más fuerte desde la mochila de Dahyun y fue el momento más traumante para todos cuando vieron un cuerpo tieso de un perrito en la mochila. Hoseok lo reconoció de inmediato.
Con lágrimas en los ojos, la chica intentó explicar de que no fue ella, que alguien más fue, ella no tenía idea de nada.
Seokjin veía todo desde su puesto en silencio.
Fue todo un caos ese día; los padres de Hoseok reclamaron a los de Dahyun, amenazaron con demandarlos si no sacaban a la chica de la institución y el director lo concedió, pero antes de eso, los alumnos le hicieron la vida imposible a la chica.
Todo estuvo bien cuando se fue y ya nadie habla de lo sucedido hace un año.
Ahora tenía 11 años, Seokjin sentía que no era suficiente, quería ser grande, para poder probar nuevas cosas.
Quizás nuevos métodos.
Y todo solo por un motivo.
Dahyun se merecía todo lo que le estaba pasando.
—¿Hyung, está bien?— fue lo que preguntó Jimin al ver que ha estado callado mucho tiempo mirando su sandwich.
Ah, es cierto. Ahora tenía un grupo de amigos, y estaba con ellos ahora en el almuerzo.
Y todos lo estaban mirando con confusión.
—Sólo estaba pensando, ya saben, en qué haré en arte esta vez.— se obligó a decir tomando su sandwich y darle por fin una mordida.
Los demás, satisfechos con esa respuesta, asintieron.
—Tienes razón Hyung, no le he pensado, quizás haga una pintura.— mencionó Jungkook comiendo de su manzana.
Y así se entretuvieron un rato dejando de lado la extrañeza hacia Seokjin, debía mantenerlos a costa si no quería que sospecharan cualquier cosa de él.
Dejó de pensar al sentir la mano de Jimin en la suya, miró su rostro y este le dio una sonrisa.
—Cualquier cosa que haga en artes le saldrá increíble Hyung.— le sonrió.
Seokjin quiso levantar una ceja en forma de ironía, quiso responderle de la forma más sarcástica posible pero se vio interrumpido por la preciosa presencia de Min Yoongi.
De inmediato se calmó.
Este venía a sentarse con ellos después de ayudar a unos de los maestros, y era lo típico, Yoongi era un ángel dispuesto a ayudar a quien sea.
—Hola chicos, volví, ¿de qué hablan?— dice sacando su almuerzo de su lonchera de kumamon.
Era tan adorable. Tan lindo.
—De nuestros trabajos para arte, ¿tienes algo en mente?— preguntó Taehyung con curiosidad.
Él pareció pensarlo.
—De hecho si, quería hacer algo con acuarelas, pero no sé... No soy tan bueno, siento que quedará mal.— rió un poco.
Pero Seokjin interfiere.
—Estoy seguro que te quedará muy bonito.— dijo, sin pensarlo mucho.
Yoongi se sorprende pero luego sonríe con sinceridad.
—Muchas gracias, Hyung.—
El corazón de Seokjin se aceleró, casi tiembla y casi sus mejillas lo delatan.
Respira. Respira.
Dios, Min Yoongi es tan lindo.
Jimin solo frunció el ceño y se cruzó de brazos al ver la escena, inflando sus labios en un puchero.
Pero Seokjin ignora todo, solo centrándose en el angelical rostro de Yoongi, en su sonrisa de gomita.
Dios.
Valía la pena todo.
Todo.
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