Una discusión algo fuerte

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Ochako creía que durante su estadía en el bunker de los mercenarios todo sería paz y uno que otro inconveniente, pero no llegó a creer que aquel inconveniente que tenía resultara ser con el jefe de la familia.

Más que cualquier otro problema, le preocupaba la actitud y comportamiento de los niños que vivían con ellos. Quería mantener esas sonrisas e inocencia dentro del hogar en todo momento (o hasta que ellos maduraran), pero toda esa inocencia se estaba yendo más rápido de lo normal, y todo gracias al peliverde.

Deku creía que era mejor enseñarles cómo era el mundo realmente desde temprana edad, pero no consideró que no todos eran iguales a él o pasaban por lo mismo, pero el hecho de saber el origen de los niños y la situación en la que los había encontrado, le dio la idea de empezar a educarlos justo como lo habían educado a él.

Justo en ese momento, la castaña caminaba hacia el cuarto de entrenamiento, lugar donde le habían dicho que ahí se encontraban Izuku y los niños. Ya que Hikary se encontraba al cuidado de Iida, ella podría tener una charla adecuada con su novio, esperando a que todo resultara bien.

*¡Bang!

Un disparó resonó en aquella habitación, la mujer era consciente de que ahí también había un área para practicar con las armas, pero eso sólo hizo que apresurase su paso, llegando más rápido a su destino, siendo las palabras del pecoso las primeras que oyó.

Izuku: Bien hecho, hombrecito - dijo alegre, lo cual sorprendió a la castaña.

Uraraka: ¿Izuku?

Izuku: Ah, que bueno que llegas Ochako, estoy enseñandoles a los niños a disparar

La castaña dirigió su mirada hacia el pequeño pelinegro que sostenía la pistola con una sonrisa, y se llenó de terror. A su mente llegó una visión del niño convertido en un joven de mirada fría que apuntaba su pistola a un hombre y disparaba a sangre fría. Eso la hizo estremecerse y rápidamente se encaminó hasta el niño y le quitó el arma para colocarla en la mesa.

Izuku: ¿Ochako? ¿qué pasa? - preguntó confundido.

Uraraka: Niños ¿podrían ir con los demás, por favor? - preguntó tranquila.

Los niños la miraron confundidos por un momento y decidieron  obecerle, saliendo de la habitación y dejándolos a los dos solos.

Izuku: ¿Me dirás qué sucede?

Uraraka: Izuku, no me gusta esto

Izuku: ¿A qué te refieres?

Uraraka: Esto - señaló las armas - que les enseñes a los niños a disparar

Izuku: ¿Por qué no? A su edad yo ya disparaba - dijo sonriendo - debiste verlos, tenían una gran puntería

Uraraka: No me parece correcto - frunció el ceño ante su actitud.

Izuku: Ochako está bien, necesitan aprender a defenderse

Uraraka: Y lo entiendo, pero no es la manera de hacer las cosas. Izuku, son niños

Izuku: Niños que pasaron por un infierno - dejó su sonrisa - Ochako, vivían en las calles, los secuestraron y estuvieron a punto de matarlos. Eri y Kota son un ejemplo más de lo que pasa cuando confias en la sociedad

Deku, el mercenario más buscadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora