La princesa adoptada

Parte IV

„Responderé con justicia a la injusticia."
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Te encontrabas entre tu padre y Aegon, sintiéndote triste al ver como lanzaban el cuerpo de Laena al mar.

Si, nunca habías visto a esa mujer pero te apenaba ver el estado en el que se encontraba su familia, especialmente sus hijas.

Por otra parte, Aegon intentaba acariciar a escondidas tu mano, pero la golpeaste sin que nadie se diera cuenta.

Bueno, Alicent se dio cuenta y se quedó mirándote... Pero no con odio, sino más bien con nostalgia, como si ella recordara algo.

O alguien.

Alicent intentó hablarte mandando a alguien a por ti a tus aposentos, pero Rhaenyra no te permitió ir e inventó que estabas enferma.

Siempre parecía que tu madre y la reina escondían algo de ti.

Agarraste el collar que Aemond te había regalado, jugando con el nerviosamente, queriendo que todo terminara rápido, solo para alejarte del antipático de Aegon.

Daemon miró a tu madre y a los dos hermanos menores y entonces a ti, sus ojos se colocaron en ti antes que soltara una risa.

Confundida por su comportamiento extraño, no comprendias que era tan divertido en el funeral de su mujer.

Pero sabías porque se reía, debía ser porque Jacaerys y Lucerys no se parecían nada a su padre, Laenor.

Honestamente, no te gustaba aquel hombre, habías escuchado rumores sobre él, uno en el que él había asesinado a su primera mujer.

Daemon te observó de nuevo, pero está ver no podías leer su rostro.

Parecía que todos consideraban nombras que el te mirara excepto tú, como si ellos supieran algo más que tú no.

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"Pareces triste."

Dijo Aemond, de pie a tu lado tras terminar su conversación con su hermano.

"Es porque me pregunto si sufriré el mismo destino que ella algún día, morir en el parto es muy común hoy en día" admitiste, jugando de nuevo con el collar nerviosamente.

Era un extraño hábito para el príncipe Targaryen, que nunca te había visto hacerlo.

Su madre se habría rascado los dedos hasta que estos sangraran si ella se encontraba presionada y preocupada.

"No te preocupes, estoy seguro que eres lo suficiente fuerte para ese deber" sonreíste ampliamente.

"Los niños no son solo deber, Aemond, son para cuidarlos y amarlos"

"Sobre eso, siento que Helaena tenga que estar con Aegon al final"

Él simplemente sonrió, listo para hablar de nuevo, pero se detuvo al ver a Daemon señalarte para que fueras a hablar con él

Te sorprendiste al ver aquel gesto.

"¿Me está señalando?" Preguntaste queriendo estar segura, y no quedar en ridículo.

"Eso creo" respondió Aemond.

"Veré qué quiere. Hablamos más tarde, mi príncipe."

Con eso, caminaste hacia Daemon, sintiéndote nerviosa con cada paso que dabas.