ᴘᴀɪɴᴛɪɴɢ ʏᴏᴜ ᴛʜʀᴏᴜɢʜ ᴍʏ ʜᴇᴀʀᴛ

V

Felix se quitó los zapatos al final de las escaleras, colocándolos con cuidado en la entrada y tratando de ser lo más lento y silencioso posible al caminar sobre el piso de madera, para no despertar a los vecinos de abajo y a sus amigos.

Maldijo internamente mientras miraba el reloj, las tres de la mañana cerca con planes para las siete, quería llorar ahí mismo, necesitaba dormir.

El pecoso de repente se sintió cansado como nunca antes, como si la última hora le hubiera quitado toda su energía.

Abrió la puerta de su habitación, sonriendo suavemente a la chica que dormía profundamente en la cama.

El cabello de Jiwon estaba recogido en una cola de caballo suelta, ya que odiaba sentir su cabello mientras dormía. Felix se deslizó al baño después de asegurarse de tener su pijama sin despertarla y dejando cuidadosamente el dibujo en el tocador.

Dejó que el agua caliente corriera por su cuerpo mientras su cerebro repasaba la noche de nuevo.

Las expresiones de gato de Minho, la pintura roja, la farola.

Hyunjin.

El artista.

El pintor.

El hombre que lo había cautivado tanto en tan poco tiempo.

¿Por qué?

¿Cuál fue ese sentimiento?

Se quedó mirando el espejo durante demasiado tiempo mientras sus pensamientos se enredaban como de costumbre, hasta que estuvo tan cansado que sus ojos apenas podían permanecer abiertos, y se rindió, arrastrando su cuerpo cansado a la cama y acostándose.

Le sonrió un poco a su novia, cuyo cuerpo inmediatamente se acercó al calor, acurrucándose contra su brazo.

Dejó caer la cabeza hacia un lado y dejó que un sueño cubriera sus ojos, deslizándose a un mundo donde todo lo que había eran formas abstractas, palabras susurradas y un poquito de pintura roja.

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Hyunjin suspiró mientras miraba el reloj.

4 a.m.

La noche había sido buena, pero claro, siempre había sido buena para él. Por alguna razón todos se sintieron atraídos por sus pinturas, dejando a Minho sin descanso y al propio pintor sin poder dejar el pincel.

Sin embargo, esa noche había sido diferente. Dejó la caja, sin siquiera preguntarse cuánto dinero había allí antes de que Chan se la quitara, murmurando algo acerca de ir a su taller, a lo que Hyunjin simplemente asintió.

El australiano sabía que algo le pasaba a su amigo, así que simplemente puso sus cosas en el ático y volvió a bajar, encontrando al más joven exactamente en la misma posición, mirando la pared blanca detrás de la chimenea.

"¿Estás bien?"

Hyunjin sonríe perezosamente al vendedor de helados.

"Sí, vete a la cama, tienes que levantarte para cocinarme el almuerzo mañana".

Chan se burló, golpeándose levemente el cuello y alejándose, murmurando algunas maldiciones en un inglés avanzado que Hyunjin no podía entender. Después de todo, aveces Innie y Minho se quedaban con él principalmente debido a la comunicación con los turistas y, por supuesto, para obtener algo de su dinero y usarlo para comida.

Y los helados de Chan.

No, Chan no les hizo un descuento aunque fueran amigos o vivieran juntos.

Así era él.

Hyunjin lo escuchó cerrarse a la puerta de su habitación y el agua de su baño comenzó a correr, pero estaba demasiado ocupado sonriendole a la puerta.

No tenía idea de por qué el extraño había llamado tanto su atención.

Felix...

Lee Felix.

Que lindo nombre

Hyunjin era un artista, desde niño se había sentido atraído por las hermosas vistas, los sonidos, las personas, cualquier cosa que agradara a su ojo de pintor, cualquier cosa que pudiera proyectar en el papel y capturar toda la emoción que le hacía sentir.

Felix era así.

Simplemente había cruzado los ojos con el mayor y lo había hecho sentir.

Siente algo nuevo, algo que aún no estaba muy seguro de cómo representar en un lienzo. Por más que lo intentó esa noche, en lugar de irse a dormir, la imagen del rostro del pecoso se disipaba de su memoria y se hacía menos clara cada vez que intentaba pintarlo, fallando una y otra vez, frustrado.

Él nunca había pasado por eso.

Nunca había tenido problemas para convertir una emoción en una pintura.

No estaba seguro de si eso era bueno o malo, pero le despertó la curiosidad.

¿Qué otras emociones podía hacerle sentir el rubio que no sabía pintar?

¿Que su lápiz blanco y negro y su obsesión por el rojo no podían convertirse en algo físico?

Hyunjin suspiró y puso el tercer lienzo a un lado, el rostro de Felix era claro pero no lo suficientemente claro para él, y se giró hacia la pequeña ventana donde podía ver la luna, parte de la torre Eiffel aparecía al fondo.

"Lee Felix", murmuró, con su pincel detrás de la oreja por estética. "¿Qué es esto?"

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Todavía no se conocen tan bien y ya se están sintiendo atraídos,que lindos.
Doble actualización, por mi desaparición de tres días.
~Gracias por leer ~
-Sun-Lix-