17 - ¿Qué corrompe a un alma sensible? (1/3)

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⚠️Contenido sensible. Leer con precaución.

CAPÍTULO XVII
¿Qué corrompe a un alma sensible?
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Tarareo la canción que suena por el parlante, mientras termino de peinarme. La trenza cascada está terminada, aunque no lo suficientemente firme, pero no me importa. Me agradan esos mechones sueltos y desordenados.

Me acomodo el uniforme, y bajo por el desayuno. Mi madre termina de poner la mesa, mientras mi padre toma asiento en el centro. June parece ida observando el sándwich con queso y jamón. No ha dado ni un mordisco, y tampoco ha bebido su té.

—¿Qué pasó, pequeña? —pregunto, en tanto tomo su sándwich y doy un bocado.

—¡No te lo comas! ¡Es mío! —grita, en lo que parece un gruñido.

—¿Qué le pasa? —le pregunto a mamá con una sonrisa en el rostro.

—Que June te cuente, si se siente con ánimo de hacerlo —me responde con amabilidad.

Tomo asiento en la mesa, y le hago un nuevo sándwich a June, ya que el que mordí es poco "presentable" para ella. Cuando lo dejo en su plato, June forma una sutil sonrisa.

—Me llegó por primera vez, y estoy de mal humor.

—Ah, ya veo. —Le hago señas para que acomode su cabeza en mi hombro—. ¿Te duele...? ¡Falta a clases! ¿Cierto, mamá? Que se quede descansando en casa.

—Le dije lo mismo, pero ella insiste en querer ir.

—Ay, June, debes ser la única que muere por ir a clases.

—Si no voy, levantaré sospechas, Agnes —dice, en un sollozo— todas hablan de a quiénes les ha llegado la menstruación. Hacen listas con teorías por quiénes se ven más desarrolladas.

—Están locas. —Muevo el dedo a la altura de la cabeza.

—¡Agnes hablo en serio!

—¿Y por un día dices que hablarán de ti?

—Es que yo nunca falto. —Agacha la cabeza, y se lleva las manos a la altura del abdomen. Está incómoda.

—Oye June, ¿sabes? Una vez me llegó tan fuerte que manché la silla de clases. Sí, traspasó la falda, y luego, no sabía cómo levantarme sin que los demás se dieran cuenta. —June parece horrorizada—. Así que llamé a mamá y le dije que me fuera a retirar. Esperé que llegara el recreo, y limpié cuando la sala quedó vacía. Para la siguiente clase ya me había ido a casa. Mejor quédate.

Mi intención no es asustarla, solo quiero convencerla de que se quede. Un día no hace ninguna diferencia, le hará bien descansar. Es la primera vez, no está acostumbrada. Quiere ir por lo que podrían pensar los demás, pero no se está colocando como prioridad.

—¿Y los estudios? —pregunta papá, hablando por primera vez.

—¡Papá! Tú comprarás otro paquete de toallas sanitarias —ignoro su pregunta— por si le hace falta.

Abre los ojos como platos, no es algo que le agrade hacer.

—¿Por qué te genera tanto conflicto? ¿Temes que el vendedor piense que son para ti? —sonrío con suficiencia, mientras todas nos levantamos de la mesa.

June suelta una risa, y la acompaño camino a su habitación. Me da un abrazo, y luego se recuesta acariciando su almohada.

—Despertaste con energía —agrega en un bostezo— ¿harás algo después de clases?

El despertar de los sueños olvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora