Quería golpear su cabeza en cualquier superficie dura hasta perder la conciencia. Estaba volviéndose loco, más de lo que posiblemente ya estaba.
Tres jodidos años dependiendo de manera emocional de su preciado muñequito. Culpenlo como gusten, juzguen, pues el no es quién para impedirlo, escuchó tantas veces las diferentes maneras en que Chifuyu le decía que podía soltarlo, estar con ellos, pero no podía, tan sólo imaginar al pobre de Mikey totalmente abandonado de nueva cuenta le hacía caer en desesperación de ir y abrazarlo.
Había perdido la comunicación con la sociedad que le rodeaba. Salía por lo necesario y de nuevo al encierro, no hablaba, se veía... atormentado, eso decían las personas que lograban sacarle unas cuantas palabras. Atormentado por una ilusión pasada y una promesa pasajera.
Su vida se convirtió en miseria por estar atado a un ser, quién no puede sentir, quién no puede amar, quién no está vivo. Lo tenía presente, ¿Porqué amaba a tan maravilloso ser? ¿Tan satisfecho estaba con su creación hasta el punto de amarla de esa manera?...¿Algún amante antes había pasado por lo que él? incógnitas que hoy en día, no ha logrado responder.
Luego de dar vueltas por toda la sala descuidada, quedó sentado frente a frente con el maniquí que seguía bien vestido, intacto, sin rasguños, sin tormentos. Más que decido a cometer lo que tenía planeado desde tiempo antes.
—Tres años Mikey. Yo quiero saber ¿Cómo te hace sentir esto? ¿Estás bien? ¿Estás mejor que yo?, que pregunta más irónica y estúpida, es obvio, no tienes ojeras, tu cabello está intacto, tu rostro es... maldición, ¡Tu rostro es el mismo de siempre! ¡Siempre serás el mismo! Perfecto como siempre, que pecado más grande por Dios.
—No, no, no... ¡No digas eso! yo no... Detente, por favor, para... realmente no quiero continuar viviendo sin ataduras, sin sentirme sumiso ante la necesidad— La respiración del pelinegro estaba entrecortada, ocultaba su rostro entre sus palmas. Sintiendo como las inapropiadas lágrimas resbalan por su mejilla con velocidad constante, el miedo de nuevo estaba atacando su cabeza con la vocecita que había creado deambulando libremente en su mente.
Sí, se había vuelto loco. Sus manos entrelazándose en su destruido cabello que había perdido color, jalándolo ante la desesperación de no poder controlar su mente. Tiene miedo, demasiado miedo, estaba a nada de un nuevo ataque de pánico.
—No me hagas esto, Mikey. Yo te amo, pero detente, por favor, me haces daño— Niega repetidas veces, la misma voz, creada por sí mismo, ahora resonaba en su cabeza, llenandolo de inseguridad, de recuerdos y tormentos incapaces de callar.
No rompas tu promesa.
No puedes dejarme.
No quieres hacerlo.
No. No podía más, levantándose del suelo donde hace rato se sentó, mira fijo al muñeco, al maniquí articulado que le causaba daño, al mismo en que había puesto tanta dedicación para construir sin errores—Mikey, amor... lo lamento, lo lamento tanto— Pero seguía sentado, con la misma expresión, neutra y vacía. Dando un último beso en la frente plástica, sonríe levemente, sus palmas en la mandíbula del sujeto cuando en un abrir y cerrar de ojos, arrancó la cabeza, dónde tres flores de un rojo carmín, habían florecido con el tiempo, simulando la sangre del ser que se había apoderado de él —Pero es por mi propio bien—
Takemichi parpadea, cayendo de nueva cuenta al suelo, sosteniendo la cabeza entre sus manos. Llora, llora y grita todo lo que puede. Se siente... libre, pero el tormento de los recuerdos seguirán ahí. Baja la cabeza hasta sostener su frente en la cabellera rubia proveniente de una peluca—Las promesas pueden romperse, cariño— Le susurra por última vez a la cabeza degollada. No supo cuánto tiempo pero la noche fue amarga y eterna.
Desde el neutral ojo de canica similar a un cristal, una escurridiza lágrima salió, marcando la mutilada cabeza desde la mejilla, hasta el suelo.
Hanagaki Takemichi, un artista joven había perdido tres años de vida por aferrarse a su propia ilusión, a un ser que él llamaba perfecto, a un ser que él había creado a base de su imaginación mediante un sueño. Aquél joven que era la perfección en vida muerta.
[ Eres el ser más hermoso
que he visto,
eres perfecto. ]
"Deja a la imaginación expandirse, pero recuerda que sólo es eso, imaginación, un mundo de ficción propio. No dejes que llegue a atormentar tu realidad."
Perfect Doll
ESTÁS LEYENDO
𝗉𝖾𝗋𝖿𝖾𝖼𝗍 𝖽𝗈𝗅𝗅 ; 𝘁𝗮𝗸𝗲𝗺𝗮𝗶
FanfictionLa mente de Hanagaki Takemichi un carpintero y artista es una máquina que imagina, piensa, idea y crea. Su maravillosa habilidad será puesta a prueba al querer crear su más grande "experimento" adaptación | autor original @mxrcx-ly.