Capítulo 2

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Una vez más

No había forma de que conocieran antes de esa noche, ella solo era una estudiante universitaria de 23 años, y él un hombre hecho y derecho de 38 años, fue solo una casualidad que coincidieran ahí.
O eso era el razonamiento lógico, pero aquí la lógica tenía otra profundidad, si todo fuera blanco y negro esta historia no existiría, en realidad entre el blanco y el negro hay un sin fin de grises, y entre tantos, ellos estaban, y sus almas hicieron nada más lo que deseaban, coincidir.

Cuando Sai comprendió que su linaje familiar estaba lleno de abandono, decidió que sería gran idea hablar con el Chamán y así tener una mejor guía de su viaje, al levantarse pudo ver a Sakura a su lado, quien hecha bolita en su lugar lloraba mientras reía, su corazón se hinchó de felicidad, de verdad la quería con el alma, y aunque las cosas entre ellos no han sido muy favorables desde que él decidió escucharse más a si mismo, ella lo seguía apoyando tal como prometió, así que desde el fondo de su alma deseo que ella también encontrará las respuestas que buscaba.

El fuego danzaba al ritmo de los cantos, hasta que hubo silencio, y entonces alguien más tomó una maraca y comenzó de nuevo a cantar, al buscar la nueva voz Indra pudo notar al Chamán hablar con el chico pálido, desde que lo vió llegar un nudo en el estómago se le implantó, seguido de un cosquilleo en todo el cuerpo al ver a la chica que lo acompañaba, era una lindura sin duda, pero la tristeza en su mirar era tanta que, no entendía como alguien tan joven pasara por algo así.

Cuando su vista regresó al fuego, este comenzó a mostrar más colores, rojo, naranja, verde, azul, morado, rosa, mucho rosa, y como una imagen caleidoscopica las llamas se fueron convirtiendo en hebras de cabello, cabello rosado.
Al alzar la vista Indra se encontraba en un bosque, parecía ser temprano por la mañana y al voltear frente a él la vió, la mujer que siempre amo, la mujer que le entregó en una caricia todo su amor, su flor de cerezo.

Uno a uno los recuerdos de una vida lejana se presentaron ante sus ojos:
Él de pequeño al lado de una madre cariñosa, él un poco más grande entusiasmado al lado de una sacerdotisa, la misma quien le enseñó a usar el arco con flecha, él de adolescente entregándole una flor, ella riendo recargada en su pecho jugando con su cabello, él como un joven mozo de quizás 18 años, un beso en los labios y el deseo en la piel.

Uno a uno los recuerdos de una vida lejana se presentaron ante sus ojos: Él de pequeño al lado de una madre cariñosa, él un poco más grande entusiasmado al lado de una sacerdotisa, la misma quien le enseñó a usar el arco con flecha, él de adolesce...

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Un recuerdo más, ella entre sus brazos entregándose a él, el calor inundó la habitación, y de pronto unos ojos indiscretos, un rostro palido, mirada gélida y estoica, un grito acusador, vergüenza, dolor, lágrimas y desesperación.

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Una Vez Más (IndraSaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora