-La universidad va a matarme- me quejo a la nada y suspiro pesadamente cuando salgo del edificio, rumbo al estacionamiento.
Mi nombre es (T/N), y soy originaria de (T/P), pero llevo viviendo casi un año es Seúl por la universidad, estudio una ingeniería en la universidad Nacional de Seúl. Y se preguntaran que como logre entrar yo la universidad, bueno, yo estudiaba en un instituto tecnologico en mi país y se abrió la convocatoria para intercambio de escuela y aplique a la de Seúl, pero no esperaba entrar. Tiempo después me es informado que fui aceptada, pero que tendría que tomar clases extra ya que en mi universidad no llevaba las mismas materias en la retícula.
No y tampoco hablaba coreano, desde que llegue aquí tengo clases de manera muy recurrente. Tres horas de lunes a sábado.
Así que ahora me estoy ahogando en todos mis pendientes. Cuando llegue a mi auto (que es parte de la ayuda de movilidad de la beca) y subí todo lo que cargaba en brazos, mochila, mi botella de agua, una lonchera, carpetas y ejercicios que ya no lograban entrar en mi mochila, y mi pequeño bolso, Suspire aliviada.
Me acomode en el asiento del conductor, me relaje y cerré los ojos un momento. Hurgando en mi mente para recordar cómo era estar en mi (ahora preciada) universidad. Saliendo de clases es muy probable que con mis amigas hubiera ido a tomar un café o algo en alguna cafetería y hablaríamos de lo aburridas que son las clases o del chico que nos gusta.
Salgo de mi fantasiosa idea. Y pongo en marcha el auto, para dirigirme a mi clase de coreano porque el Señor Ningún error es aceptable Choi no acepta ningún retraso.
Conduzco por una avenida con mi ventanilla abajo y con la música un tanto alto, hasta que una camioneta se pone en un lado mío y siento una mirada penetrante.
Estoy acostumbrada a las miradas un tanto desagradables por parte de los habitantes coreanos, y normalmente las ignoro, pero ahora esa mirada es bastante pesada. Giro mi cabeza en la dirección a la mirada y veo a un chico muy guapo mirándome. No sonríe, no me mira con rareza. Solo me mira, lo cual para mi es peor.
Ruedo los ojos, y volteo hacia el camino, cuando sin avisar, la camioneta donde iba el chico guapo se mete al carril por donde iba.
-Imbécil- me quejo. -Puedo haber causado un accidente.
Y de nuevo siento otra mirada en mi lado derecho, y es una camioneta igual a en la que iba el chico, solo que ahora la mirada si es un tanto curiosa o de desagrado, no lo podría diferenciar de todos modos.
¡Vaya! Ese chico también es muy guapo. Giro a la izquierda para llegar a mi clase, y de paso perder de vista a esos chicos.
Estaciono mi auto en la orilla de la acera, lo apago y abro la cajuela para organizar todas las carpetas y papeles que tengo en el asiento, cuando un auto que nunca había visto se estaciona a unos metros detrás de mí. Llámenme paranoica, pero de dónde vengo eso suele indicar cosas malas.
Cierro la cajuela y me dirijo a la puerta del Señor Choi. Me abre y hago una reverencia. Y cuando estoy por entrar, veo que el auto sigue ahí.
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.-Gracias por todo Señor Choi- hago una reverencia cuando da por terminada la clase.
-Has progresado mucho (T/n), cambiaremos los horarios de tus clases- Llevo un año esperando esto, cuando comencé me dijeron que conforme fuera mejorando, mis clases se irían, haciendo mucho más ligeras.
-Muchas gracias Señor Choi. - hago otra reverencia con mucho entusiasmo.
El señor Choi es un adulto agradable cuando no me esta enseñando, creo que tiene como 35 años, y no este casado. El da clases en la universidad solo que a otras carreras. Pero debido a la beca, me fue asignado.
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BANGTANG
Teen FictionUna agrupación criminal ubicada en Seúl buscaba a una chica que cumpliese con sus expectativas, y así llevar honor a sus familias. Pero por su mente, no pasaba que su chica "ideal" no seria nada parecido a lo que esperaban.