Primera cita

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— ¡Valla! es mas de lo que creí — comento Iguchi, un joven de hebras violetas con la piel mas seca posible, pero nada que un cubrebocas y un par de anteojos no curen. Mostrando su sorpresa al hablar, cuando asomo algo del dinero que estaba en el sobre — Tu parte — dijo extendiendo su mano para entregarle otro sobre con la mitad del dinero. 

— Me largo, tengo consulta en 8 minutos — 

Hablo el chico que se encontraba junto a el, tomando el sobre de dinero y metiéndolo en el bolsillo de la bata blanca que llevaba puesta. 

Iguchi se quedo viendo como se iba, perdiéndolo de vista cuando el ascensor se cerro. Miro su celular, concentrándose en la hora. 

— Diablos, también me tengo que ir 

Su compañero de nombre Tomura Shigaraki daría una consulta como psicólogo, aun  que no hay que ser muy inteligente para reconocer que el chico, de primera vista pareciera un persona con la vida mas miserable que imaginases. 

Pero todos sabemos que es muchísimo mas fácil opinar y dar consejos de la vida de los demás que practicarlo y esforzarte por que la tuya sea buena, y que mejor que te paguen por escuchar, preguntar, aconsejar guiándote de tus estudios que previamente tu pagaste. 

Tomura esperaba mientras fingía escuchar intentando por todos los métodos posibles parecer que su expresión no fuese de lastima pero tampoco de desinterés, desinterés que claramente tenia pues debajo de su cabello celeste que le llegaba a los homb...

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Tomura esperaba mientras fingía escuchar intentando por todos los métodos posibles parecer que su expresión no fuese de lastima pero tampoco de desinterés, desinterés que claramente tenia pues debajo de su cabello celeste que le llegaba a los hombros, en unos de sus oídos tenia un audífono con música a volumen bajo, solo en una oreja, pues aunque sonara estúpido; con una se distraía mientras que con la otra escuchaba vagamente las historias de sus pacientes, anotando un resumen de las historias contadas para no perderse cuando el paciente llegase a sus próximas citas.

Con toda su alma esperaba que la consulta acabase, había notado que esta era la octava vez que le llegaba una señora que había sufrido de explotación por parte de sus padres, abusos por parte de su esposo y problemas de salud resultado de sus emociones, e incluso anticipaba que en ese mes le llegarían al menos otras tres féminas con una historia similar.

Ejercer como psicólogo en un hospital publico no era algo tan interesante para el, estaba saturado de consultas, y claro que en veces dejaba morir tiempo entre consulta y consulta para recordarles a los paciente que estaban en un hospital "publico". 

Por personas como el es que siempre sera una mierda todo lo publico.

Pero a Shigaraki le valía lo mismo si uno de sus pacientes se suicidaba o cometía un homicidio, sabiendo que si se hubiese dedicado a su trabajo ese trágico incidente hubiese podido ser evitado. Puesto que ya le había pasado en algún momento de su trascurso en que ejercía como psicólogo, cuando se enteraba ni siquiera se inmutaba, no sentía nada, lo mas cercano que sentía ante aquello, era asco, después simplemente buscaba la hoja donde escribió el resumen de aquella persona, la arrancaba  y la tiraba al cesto de basura, anteriormente cuando sucedían esos casos solo marcaba la hoja con enorme tache color rojo, pero en los últimos 2 años desidia tirarlas pues solo desperdiciaban espacio.

Hasta el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora