Ese día me corrí dentro de Jaemin una y otra vez.
Después de eso, le propuse que nos conociéramos más, y nos convertimos en amantes.
— ¡Jeno, por aquí! —escuché su voz llamarme, lo identifiqué rápidamente sentado en la cafetería donde habíamos quedado encontrarnos.
Lucía completamente hermoso, aunque vestía otra vez aquel traje.
Jaemin era alguien con modales impecables, desprendía una esencia casi femenina. Pese a caminar por la ciudad con esa vestimenta, no destacaba mucho, mi cuerpo voluminoso (a comparación del suyo) era el que lo hacía cuando alguien nos veía, y aunque caminábamos juntos como pareja, no lucía de esa forma.
Sin embargo, cuando Jaemin me muestra los agujeros de su cuerpo, su encanto y sensualidad salen reluciendo más que nada.
Tuve una completa transformación respecto a Jaemin. Mientras lo abrazaba después de haberle hecho el amor, Jaemin se ahogaba entre mis palabras de adoración.
—Tan hermoso... —susurré en su oído, observándolo bajo mío, sin respiración, sudoroso y completamente desnudo, a mi merced—. Sin importar cuánto lo mire, aún es extraño tener metal en tu cuerpo... —tiré de la cadena que perforaba el pezón de Jaemin, sin mucha fuerza para no lastimarlo, sólo me sentía curioso mientras descendía con caricias por su cuerpo.
—¿Estás interesado? ¿Quisieras uno? —sostuvo mi rostro con su diestra, regalándome una de sus características sonrisas.
—No —respondí, inclinándome contra su toque—. Mi trabajo no me permite tener perforaciones.
—Por supuesto, sería en un lugar en el que no pueda ser visto... —sus nudillos acariciaban mi piel, deteniéndose sobre mis labios.
—Ya veo —incité a que continuara, mientras me entretuve mordiendo y chupando su meñique.
—¿Qué tal tu lengua?
Si hubiera estado en mi sano juicio, hubiera declinado. Pero después de mirar la bola de metal en la lengua roja de Jaemin, no pude evitar excitarme.
Pensé: “Yo también...”
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Piercing hole.
FanfictionDesconocido por las personas a su alrededor, Na Jaemin, un hombre de negocios común, en realidad tiene muchas perforaciones ocultas detrás de su traje. Cuando Lee Jeno, el masajista de turno, las descubre, queda completamente intrigado.