Éramos felices.
Jaemin es tan cautivador y hermoso, es un desperdicio que esté con alguien como yo. Pese a eso, Jaemin dijo que me entendía y quería estar cerca de mí. Estábamos muy bien juntos.
Hasta que, después de un tiempo desde que me hice la perforación, escuché una confesión de Jaemin.
Llegábamos juntos a casa, después de un par de besos y juegos previos, lo tenía desnudo, caliente y listo para recibirme estando debajo mío. Mi pecho estaba pegado a su espalda mientras yo me encargaba de dispersar dulces besos sobre su bonita mejilla.
—Parece que la hinchazón al fin se fue —me sonrió, con su mano alcanzó mi rostro y dejó pequeñas caricias— ¿Cómo está? ¿Aún es incómodo hablar con eso?
—Me acostumbré a usarlo más rápido de lo que pensé. Ya no me molesta cuando estoy comiendo.
—Es genial que lo uses, ahora es parte de ti.
Jaemin sonreía felizmente.
—En verdad, perforarme mientras te penetraba... —coloqué mi diestra a un lado de su cabeza, elevando el resto de mi cuerpo y apoyando mi peso ahí, con mi mano izquierda pude alinear mi miembro a su entrada, penetrando lentamente— fue ciertamente único, hacer eso fue audaz.
Una vez estuve a la mitad, mi mano fue a parar sobre su cuello, el metal brillante en la delgada nuca de Jaemin era deslumbrante. Empujé para que su cabeza se hundiera un poco, a cambio su culo se levantaba ante mí, permitiéndome entrar con más facilidad.
Era un espectáculo completo ver a Jaemin retorcerse de placer, su rostro sonrojado, sus suaves gemidos y el sudor que recorría su bello cuerpo. Me volvía loco.
—El tiempo en el que fui estudiante, la persona que perforó mi nuca fue... —sus propios gemidos entrecortaban lo que decía, los jadeos nublaban el mensaje, se veía hermoso recibiendo mi verga en su interior— mi primera pareja.
Su culo respondía perfectamente a mis embestidas, así que continué con ganas, dando estocadas certeras que lo hacían deshacerse en lloriqueos de placer.
—Así que... ahh... cuando me lo estaba metiendo por detrás, él me perforó. —Aún no entendía lo que significaban sus palabras, ya que estaba en un estado de delirio, sus palabras pasaban sobre mí sin ninguna emoción. —Desde entonces, se convirtió en algo común para mí...
Mis manos estaban sosteniendo sus caderas, amasando la piel mientras seguía entrando en él sin gentileza, mi pene estiraba su interior de forma deliciosa. La cama rechinaba por la fuerza que empleaba para joderlo, se veía tan hermoso, Jaemin era hermoso.
—Mmh, después de que rompí con ésa persona, mi siguiente pareja fue la que hizo la perforación arriba de mi ombligo... ngh... —su voz comenzó a sonar más clara en mi cabeza— la siguiente hizo mi perforación inferior del mismo, después la de mi lengua, y la persona antes de ti... ahh... el de mi pezón.
Repentinamente sentí algo frío, muy profundo en mi cabeza. Los movimientos de mis caderas se hicieron lentos.
—A la primera persona que le hice una perforación, fue a ti —mencionó, jadeaba cansado, extasiado por el placer.
Jaemin continuó hablando, pero nada entraba a mi cabeza.
Todo éste tiempo pensé que las perforaciones eran su pasatiempo, y que él mismo se había hecho éstos agujeros. No fue así. Sus agujeros fueron hechos por sus primeros cinco amantes, esas marcas fueron dejadas por los hombres con los que Jaemin había dormido.
Así como Jaemin había perforando mi lengua, él fue perforado por esos otros hombres, todo mientras era penetrado por ellos.
Lo tomé de la mandíbula, elevando su cuerpo para aproximar su cuello a mí, sin delicadeza mis manos alcanzaron las piezas metálicas ahí puestas y tiraron de ellas.
Antes pensaba que sus agujeros eran hermosos, pero de repente éstos se convirtieron en un algo odioso. Y antes de que me diera cuenta, estaba tratando de quitarle sus perforaciones, Jaemin estaba resistiéndose diciendo: "Por favor, detente" frenéticamente tratando de proteger las memorias de sus amantes.
Sus lágrimas se hicieron presentes.
Más que irritado, estaba furioso.Salí de la cama, tomé su ropa y se la tiré encima.
—No quiero ver esos agujeros nunca más, Jaemin.
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Piercing hole.
FanfictionDesconocido por las personas a su alrededor, Na Jaemin, un hombre de negocios común, en realidad tiene muchas perforaciones ocultas detrás de su traje. Cuando Lee Jeno, el masajista de turno, las descubre, queda completamente intrigado.