Abril del 2018, Barcelona - España.
- ¡Venga Laia! Que Leo y mi familia ya nos están esperando en la casa, solo faltamos nosotras - me dice con ese acento barcelonés que jamás he logrado imitar desde la puerta de mi habitación.
Va vestida con un conjunto de blusa y pantalón naranjas y lleva el pelo rubio suelto en ondas mientras me espera.
- Tu invitación dice que el ensayo es a las siete de la noche y son las seis ¿Cuándo me has visto llegar tarde? - ella me ve en silencio porque claramente eso pasa más seguido de lo que me gustaría admitir - Vale, vale, me apuro...
- A veces realmente me pregunto por qué eres mi mejor amiga - dice dándose media vuelta caminando hacia el estar.
- Quizás porque soy genial, divertida, inteligente y lo más importante, soy la única que te soporta aparte de Leo - le bromeo tomando mi bolsa para finalmente irnos.
Ella no ríe y me da una palmadita en la frente aunque sé que es por su prisa y los nervios.
Corremos para alcanzar el metro y nos encaminamos a la casa de sus futuros suegros.
Es plena primavera así que el aire se siente fresco en la casa de los Hernández, su jardín ya está adornado con las flores más lindas y coloridas de la ciudad y de fondo el padre de Leo ya ha puesto a sonar su famoso CD de Camarón el cual no sé cómo no se ha dañado de tantas veces que lo ha escuchado en los últimos cuatro años.
Veo que de momento solo estamos las familias más cercanas de los novios, y yo, cosa que tiene sentido porque la lista de invitados es bastante reducida, que además no todos son invitados al ensayo y a eso vamos a sumarle que son apenas las 6:30.
- ¡Nuestra querida Laia! - dice la madre de mi amiga estrechándome entre sus brazos - ¡Ya te echábamos de menos!
- Blanca vine de visita a Barcelona hace... - hago cálculos mentales.
- Dos años hija, dos años y sigue la cuenta - comenta David, su esposo.
- ¿Pero acaso vinimos a hablar de mí o de los novios? - me voy por la tangente y están tan emocionados con la boda de mañana que en efecto dejan de prestarme atención para lanzarse sobre su propia hija y llenarla de amor.
Aprovecho de saludar a Leo, llega otro par de invitados, comenzamos a beber champaña y finalmente Blanca decide comenzar el ensayo.
Su cabello rubio ha comenzado a volverse cenizo por la edad y me hace darme cuenta de que realmente tenía algo de tiempo sin verles.
La ceremonia se llevará a cabo en este mismo jardín, y como Amaia es una obsesionada del perfeccionismo como cualquier virgo person, nos reunió para ensayar cada minuto de su gran día.
Leo y su familia están igual de emocionados, pero dejaron que la novia y su mamá fueran las que tomaran las decisiones importantes, porque después de todo Leo quiere casarse con ella y nada más, los detalles no podrían importarle menos.
Lo primero es la entrada al jardín del cortejo, para mi fortuna o desgracia Amaia me dió el honor de ser la madrina, cosa que me halaga bastante pero sentir que todas las miradas están sobre mí encabeza la lista de cosas que odio; el punto aquí es que debo entrar de primera junto al padrino que es un amigo de Leo que ni siquiera ha llegado.
O bueno, no había llegado hasta ahora.
- Buenas... buenas... perdón, con permiso - viene hablando tan bajito entre los presentes para llegar hasta su puesto que apenas y me doy cuenta de que también tiene acento rolo.
¡Al fin otro colombianooooo!
- Hola - lo saludo - Un gusto, Laia - le extiendo una mano y la toma por tan poco tiempo que me pregunto si me lo imaginé.
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Machu Picchu ~ Juan Pablo Isaza (Morat)
FanfictionA veces estar en ruinas te hace aún más valioso para quien busca cimientos inquebrantables donde construir algo nuevo.