Después de aceptar, quedé en reunirme con Juan Pablo en un parque cerca de casa para hablar, así que ahora estamos sentados al borde de una fuente.
- Eso fue más rápido de lo que creí - me dice él.
- Te vi desesperado, básicamente es mi obra de caridad anual.
Él suelta una carcajada.
- Ay por favor, se ve que no es amable ni con los huérfanos - responde - En fin ¿Para qué es esta conversación entonces?
- Básicamente no te conozco, bien podrías ser un psycho y yo me estaría mudando contigo sin saber, así que estoy tratando de conocerte un poco.
- Me pudo videollamar, estamos en el siglo 21, a este paso la psicópata es usted - me dice bromeando.
- Bueno, en fin, realmente también quería dejar como algunas cosas claras antes de que demos este paso... Por ejemplo iremos a medias en los gastos.
- Solo tomo Pepsi, si usted compra Coca-Cola se la tiene que pagar usted por cochina.
Me río por la interrupción tan peculiar.
- Me refiero a los gastos comunes, pero está bien. Yo no bebo gaseosa.
- ¿Ya ve? Es usted la psicópata dice dándole un bocado a una tortilla que se pidió - ¿Ya pensó en qué haremos con la disquera? - dice después de tragar.
- La verdad no, pero no es algo que me interese, puedes encargarte tú con la ayuda de tu amiga la abogada.
- Si no supiera que me odia casi creería que está celosa - me da un toquecito con el hombro.
Volteo los ojos como señal universal de fastidio pero aún así río.
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Una semana después
No sé si estoy lista para hacer esto.
¿Por qué dije que sí?
Le voy a cancelar.
No puedo hacerlo.
Llamaré a la abogada.
¿Aún estoy a tiempo de pedirte una señal Amaia?
- ¿Necesita ayuda con eso? - una voz interrumpe mis pensamientos y resulta ser Juan Pablo.
Esto no puede ser una señal, Amaia.
Estoy en la entrada del lujoso edificio en Gran Vía con tres maletas donde traigo básicamente mi vida.
- No, tranquilo, gracias - ni siquiera sé por qué dije eso cuando claramente no es humanamente posible cargar con tres maletas, así que comienzo a patear una mientras me muevo con las otras dos.
Él me mira incrédulo y dos segundos después carga la maleta que debe pesar más lo menos lo mismo que yo cuesta arriba por las escaleras.
Waaaaao.
- Me lo pagará cocinando hoy, supongo - me dice mientras camino tras él.
- Sigue soñando.
Ambos nos detenemos frente a la puerta del piso cuando salimos del ascensor.
Respiro profundo pidiendo que los recuerdos no arrasen conmigo apenas pase por la puerta. Él me pone una mano en el hombro.
- Orianna me dijo que se fijó en que todo estuviera bien para nuestra llegada, veamos qué tal - dice encajando la llave en la cerradura.
- Debimos invitarla como compensación - le sigo la conversación para ahuyentar mis nervios.
- No se preocupe, igual ya la compensé yo - dice en un tonito insinuante.
- ¡ISAZA! - le doy una palmada en la espalda justo cuando termina de abrir la puerta y nos colamos dentro con cautela como si fuéramos intrusos.
Igual creo que es una buena descripción, porque un poco así me siento.
Miro todo a mi alrededor con profunda añoranza pero también con sorpresa porque se ve muy ordenado, pero se nota la falta de limpieza en el polvo acumulado en las superficies.
- Esto es raro - se adelanta él.
- Lo es - estoy de acuerdo - Me siento como si aquí el tiempo se detuvo.
- Mju - asiente - Ori dijo que dejaron todo así, ella decidió no mover nada, solo mandó a sacar la basura unos días después del accidente para que nosotros decidiéramos qué hacer con el resto - él sigue avanzando por todo el piso mientras observa todo lo que hay alrededor - ¿Crees que lo sabían? - dice pasando un dedo por el comedor lleno de polvo.
- ¿El qué?
- Que ya no nos verían después de ese día...
- No lo sé - yo sigo inmóvil en la puerta - Su tía-abuela nos decía que todos sabemos cuándo vamos a irnos, que solo... lo sentimos - recuerdo - De hecho falleció poco después y les dejó cartas a todos.
- Suena muy parecida a Amaia.
- Uy no sabes cuánto - suelto una leve carcajada al recordarla con sus flores coloridas, la radio a tope y tratando de ligarnos con los nietos de sus amigas.
Me adentro un poco en la enorme sala que tan bien conozco y la risa pronto es reemplazada por un nudo en la garganta al ver la mancha de vino en la alfombra central que claramente hice yo a tan solo horas antes del día que lo cambió todo.
Me siento frente a la chimenea justo como ese día y me permito llorarla una vez más sin importarme el hecho de que no estoy sola.
Siento sus pasos alejarse y volver, su peso caer a mi lado cuando se sienta, pero no dice nada, tampoco me toca, solo me deja hasta que el llanto cesa.
- ¿Vino? - me ofrece una copa vacía.
- ¿Eso es lo que llevas en tu maleta siempre?
- No me juzgue, soy muy bueno fingiendo ser español - dice sirviéndose una copa de riojano. Le extiendo la mía para que la llene también.
Suspiro y doy otro vistazo a todo lo que tengo alrededor.
- Bueno, espero que no seas un dolor de cabeza como roomie - le digo.
- No le prometo nada - choca su copa con la mía.
Pasamos unos minutos en silencio luego de eso, hasta que hablo.
- Me pido la habitación principal.
- ¡Qué gonorrea, esa es la del baño!
- Me la debes ¿Recuerdas?
Él gruñe. Yo me levanto y llevo mis maletas a la habitación principal mientras él lleva las suyas a la de invitados, que realmente es muy parecida a la principal con la única diferencia con que esa tiene una cama dúplex y la otra es una tamaño king.
- Buenas noches, Juan Pablo.
- Buenas noches, Laia.
Preludio (música): Aquello que se toca o canta para ensayar la voz, probar los instrumentos o fijar el tono, antes de comenzar la ejecución de una obra musical.
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¡Holaaaaa! Perdonen la desaparición, pasaron cosas, igual básicamente queda poquita gente por acá por lo que veo 😅
Este va para mis dos inspiraciones, por las que comencé a escribir y por las que sigo actualizando porque sé que me extrañan y se lo merecen almaadinamita y NiaaMont 🩷✨ Las amo y admiro millones.
Seguiré escribiendo y voy a intentar con todas mis fuerzas actualizar seguido como al inicio🥲
