4. crescendo

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Marzo del 2022, Madrid - España.

Es una noche fría de esas en las que solo provoca sentarse frente a una chimenea a chismear con un vinito y eso es exactamente lo que hacemos.

- Bueno básicamente estamos buscando la manera de levantar la disquera con un proyecto seguro al que pueda invertírsele poco y esa niña Aitana siento que puede ser la que nos ponga en todas las portadas de las revistas - me cuenta Amaia - Lo único malo es que no sé cómo la reciba el público.

- ¿Por qué? ¿Cuál es el problema?

- Está empeñada en cantar en inglés sí o sí y ya sabes que aquí eso no va mucho. Sería más sencillo si fuera un poquito más flamenca - dice dándole un sorbo a su copa.

- Pues ya verás que igual seguro será un éxito y tendrás a todos los cantantes grandes de España queriendo ser firmados por Balas Perdidas Récords - le hago una seña de brindis.

Estamos sentadas en la alfombra justo frente al sofá, porque rara vez lo ultilizamos si estamos juntas.

- Suficiente sobre mí ¿Cómo vas con el libro con el que estás ahorita?

- Va bastante bien, este es de una autora uruguaya. Hemos hablado un par de veces y es un amor de persona, apenas termine con este me pongo con la secuela que dicen que está incluso mejor que la primera parte - le cuento sin más.

- ¿Y..........? - alarga lo más que puede indagando.

- ¿Todo lo que vale para ti siempre tiene que ver con un hombre o enamorarse o follar, Amaia? - le digo con una risita.

- Perdona ya sabes que soy una guarromántica empedernida - me dice haciendo pucheros - Pero es que a tu vida le hace falta un poco de acción ¿No crees?

- Si vamos a hablar de Juan Pablo Isaza otra vez te prometo que me lanzo de la ventana.

- Ya, ya, bueno... Entonces no te diré que lo escuché decirle a Leo que le pareces algo interesante - dice como una quinceañera que está leyendo un quiz en una revista de adolescentes.

- Ah no, no me vengas con eso. Ni siquiera me interesa esa tontería, no necesito a alguien que crea que soy "algo interesante" o "algo bonita" o lo que sea - hago comillas aéreas para realzar mi punto - Yo quiero ser el todo de alguien así como tú lo eres para Leo.

- Pides demasiado - me responde aunque sé que es en broma.

- Todo nunca es mucho cuando hay ganas, niñata ¿O es que como tú encontraste a tu príncipe azul yo debo conformarme con un sapo?

- Igual tienes razón, ya ha sido suficiente de medias tintas y casi algos. Mereces a alguien que te ame y ya. Sin peros, sin condiciones y sobre todo muy real - dice chocando su copa con la mía.

- ¿Podrías repetir eso para grabarte? Porque este es un momento para la posteridad - le digo poniendo mi teléfono en modo video y ella me sigue la corriente.

- Yo, Amaia Martín, decreto que Laia Villanueva debe ser cuidada, amada y respetada por sobre todas las cosas. Y si alguien la ama menos que yo, ahí simplemente no es y le doy la patria potestad de retirarse con su dignidad y cobrar dos mil euros de daño colateral al hacedor de los hechos - da un discurso casi presidencial y las dos nos reímos.

- Igual creo que ese man no me quiere ver ni en pintura ¿Será que sí reaccioné muy mal ese día? Es que el alcohol en exceso me hace más sentimental y más busca pleito, lo acepto.

- Yo creo que él actuó como un patán y tú quizás reaccionaste con un poco más de fervor de lo que lo harías normalmente... Pero ya da igual, ese día lo conversé con Leo y no volveremos a juntaros a menos que sea estrictamente necesario porque podríais desatar el fin de los tiempos.

Y así nos encontró el amanecer, conversando entre las dos como siempre del pasado, del presente pero muy poco del futuro porque para Amaia el momento ideal siempre es ahora.

Por la mañana desayunamos los tres juntos y tuvimos conversaciones mundanas, ojalá haber sabido en ese momento que mi mundo cambiaría por completo porque quizás habría hecho algo diferente.

- Óyeme - me llama la rubia mientras le unta mantequilla a una tostada - quisiera hacerte una propuesta pero ya sabes que lo formal no se me da contigo.

La miro porque ahora capturó mi atención.

- Quiero que entres al equipo de Balas Perdidas - me ofrece finalmente.

Creo que ve la confusión claramente en mi cara porque procede a disipar mis dudas sin siquiera preguntarle.

- Ya sé que crees que no es lo tuyo, pero eres la mejor persona que conozco para resolver conflictos y además eres sumamente creativa, eso sin contar que tienes una cabecita muy racional para los negocios - me dice - Se viene mucho trabajo si se da lo de Aitana y siento que estás perdiendo tu vida en esa editorial, Lalita.

Son contadas las veces que me ha dicho ese apodo en la vida, y es lo que me hace saber que habla en serio.

- Amaría decirte que sí, rubia... Pero honestamente no sé qué te hace creer que estoy capacitada para eso.

- ¡Conocerte me hace saber que lo estás! Anda Lalita, dime que sííí - suplica.

- No puedo, me da miedo. Ya sabes cómo soy, la primera semana en la editorial se basó en ataques de ansiedad a diario.

- Laia tienes que comenzar a vivir. Tienes 27 años viendo la vida pasar a través de una ventana, y te lo digo como tu amiga.

- ¡Tienes que dejar de creer que es súper fácil para mí vencer mis miedos porque definitivamente no lo es!

- No te lo estoy diciendo para que te estreses tía - es su respuesta.

- Pero Amaia ¿Te das cuenta de que es como querer que alguien corra con un pie roto?

- La diferencia es que esa persona tiene un límite que no puede manejar y que no eligió, tus límites te los estás poniendo tú sola y si no quieres prestarme atención no lo hagas, pero encerrarte en tus miedos solo lo hará peor.

- Qué insensatez...

Leo nos observa con atención, pero ha aprendido a no meterse en nuestras discusiones de la manera difícil, porque siempre se nos pasa al día siguiente a lo mucho y seguimos con nuestras vidas.

Ojalá no habernos acostumbrado a ello.

Terminamos de comer en un silencio sepulcral y cuando me marcho solo me despido con la mano de los dos, porque el orgullo va primero.

Ojalá no hubiese pensado así.

Me voy a casa caminando, porque es un día bonito con pocas nubes decorando el cielo.

Al llegar me cambio de ropa por un short de denim y una t-shirt blanca.

Abro mi laptop y comienzo a trabajar en la edición de Alaska, cuando veo que me llegó un mensaje de Amaia hace unos diez minutos.

Amaia Martín:
Voy de salida para tu piso, no quiero estar peleadas hoy. Ni siquiera me abrazaste, ingrata.
Te quiero con el alma, ama y ya.

En ese momento pienso en que está loca y que el mundo debe estar por acabarse, porque casi nunca es tan cariñosa conmigo.

Y entonces me interrumpe un estruendo, miro por la ventana al instante y veo un espeso humo negro que tapa mi vista de la principal de Gran Vía.

Es ahí cuando mi vida cambia por completo.



















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A la mejor autora uruguaya de todos los tiempos ❤️‍🩹 por los dos años de En Otra Vida y porque no puede ser más maravillosa (por cierto, lean En Otra Vida y amen a Renata con locura, así como lo hice yo) almaadinamita ❤️‍🩹

¿Qué creen que suceda? Las leo.

Machu Picchu ~ Juan Pablo Isaza (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora