Estaba en lo cierto, mis padres me iban a enviar a otra universidad ni siquiera cerca de la casa, justamente del otro lado del mundo y no me refiero a China, dijeron que por mi bien tenía que acudir a una universidad en Londres, mi tía ya tenía todo planeado, las inscripciones, el lugar, la carrera, lo sabía, la corazonada de la llegada precipitada no era buen augurio, me sentía nerviosa, enojada, con miedo, de todo menos alegría, sólo pude apenas musitar:
–No es justo, ya realicé el examen y lo aprobé, además se supone que soy yo la que decido mi futuro.
–Ese no es el problema Jade, debes de hacerle caso a tu tía –dijo mi papá irritado.
–Jade, sé que sonará raro pero esta vez tienes que asistir a esa escuela será por tu bien –completó mi mamá.
–No es justo, además aquí ya conozco todo, puedo tomar el camión directo a la universidad, mis amigas, las clases de yoga, la escuela, el país, ¿por qué no se llevan a alguno de mis hermanos siempre están quejándose de aquí? –ya estaba llorando.
–Lo siento jovencita, tienes que empacar –sentenció mi padre marchándose del cuarto.
–Jade, será mejor que atiendas a las palabras de tu papá –añadió mi mamá llorando y alejándose.
–Al menos díganme alguna razón para hacerlo –proteste.
–Eres una chica especial y por esa razón debes de acudir a una escuela con otras personas que sean similares a tu naturaleza y desarrollar tus habilidades, créeme lo entenderás después y por ningún motivo comentes lo que te dije a tus hermanos –me dijo sollozando.
No tenía la menor idea a lo que se refería de personas como yo, y pensé en lo peor, retraso mental, alguna debilidad o falta de algo y no lo notaba, las personas a mi alrededor no me han tratado diferente, sé que a veces no tengo buena postura, estaba tratando de cavilar en todas las posibilidades, hasta este punto me di cuenta de que soy muy apegada a mi familia y a lo cotidiano, esto de comenzar literalmente de nuevo, me ponía ansiosa y no paraba de llorar, también respiraba de manera muy agitada. Después de unos minutos llego Karla que es mi hermana y especuló que algo estaba sucediendo y al paso de un par de minutos mi tía nos acompañó, cuando me vio, no sé si mi cara reflejaba odio o miedo porque ella de igual forma se mostraba muy seria, mirándome fijamente a través de sus lentes, sin decir nada tomó del brazo a mi mamá y se la llevó tratándola de calmar, yo tomé el primer objeto que pude agarrar y lo avente, Karla aún no entendía la situación.
–Pero qué demonios te pasa –dijo.
–Tú no sabes nada –repliqué malhumorada.
–Sea lo que sea, ese libro no tenía la culpa y pudiste herir a la tía –contestó.
–¡Vete! Ya puedes estar contenta, ya que tanto querías que me fuera, listo y finalmente esta podría ser tu habitación –dije malhumorada todavía.
–Sigo sin entender, cálmate y ya no llores, ¡puaj! –argumentó ahora enojada.
Tras decir eso se fue echando chispas también, me ladee en la cama y empecé a llorar de nuevo, cuando una noticia implica cambios se supone que uno debe ser feliz, a pesar de ello mi felicidad acerca de los planes del futuro estaban en la borda, a veces me imaginaba realizar algún viaje a Europa con mis hermanos o amigas, conocer Alemania e ir de compras y tomar muchas fotos, no obstante, cambiar la universidad en tiempos de pandemia es un gran reto para comenzar de cero, tenía confianza con mi tía y a veces la veía como otra mamá, sin embargo, en los últimos años había cambiado y ya no notaba esa conexión que nos unía o tal vez soy la que había cambiado.
A la hora de cenar mi mamá me bajo casi a rastras, tenía los ojos hinchados, además mis hermanos ya sabían lo que ocurría, todos ya estaban en el comedor, sentía una gran tensión por la seriedad de casi todos creo que la tía era la única indiferente.
–¡Ánimo!, no se va a acabar el mundo, no es que Jade tenga la enfermedad, solo se va a ir a Londres conmigo, Fabián tú sabes que Jade estará bien conmigo.
Por cierto, mi papá se llama Fabián, Margot es mi mamá y mis hermanos Tomás y Karla, juntos somos la familia González, al igual que la tía Beck González.
Aclarando esto, debo decir que todos estábamos serios y sentía la incomodidad de solo escuchar los tenedores, incluso mis padres cancelaron sus clases con sus alumnos para atender un tema delicado en la familia, después de unos minutos mi papá y mi tía comenzaron hablando de la economía del país, algo no cuadraba era como si nada pasara hasta que mi hermano de repente estaba diciendo un montón de cosas malhumorado, examinando el por qué tenía que ser así, mi tía dijo que tengo una beca en Oxford, mi padre preguntó si tendría seguro de vida, cuestiono si los estudios serían avalados y lo más importante como era el proceso, la tía Becky estaba contestando de forma apacible una por una a todas las preguntas, dijo que estaban aceptando a estudiantes extranjeros y mi récord estaba muy bien, que iba a estar segura y ellos me podían visitar, lo que no me cuadraba era como en tiempos de pandemia y de guardarse en casa me iban a aceptar, así que pregunté y comentó que todo saldría bien, que no me preocupara, también estaría segura en su casa y si no me aceptaba esta oportunidad nunca más se presentaría, además de que ella se comprometió con ser la responsable por todos los gastos de la universidad, mi traslado y todo. Karla preguntó si podría acompañarme porque en Inglaterra los chicos son más guapos y además sus compañeros ya la estaban fastidiando, a lo que mi tía contestó que sólo tenía un lugar para entrar a la universidad, si le echaba ganas ella podría aplicar en su momento.
No me sentía nada confortable, mi hermano estaba irritado como yo, ni siquiera a la pasta de espaguetis le hallaba sabor, lo peor fue cuando subí a la habitación pues ya estaba hecha mi maleta, al menos vi todo mi clóset vacío, excepto mis pantalones, todos mis jeans estaban en su lugar, mi tía apareció de repente y comentó que ella misma se dio a la libertad de empacar, incluyendo lo que creía que era necesario de ropa y agregando que después me iba a comprar más, también mencionó que solo tomara lo que fuera pertinente, aclaró que los pantalones no estaban permitidos porque los quitarían, yo pensé <<que clase de aerolínea haría eso o qué clase de aeropuerto hacía eso>> por un momento me alegre pero me acordé que era yo la que tenía que partir y empecé a llorar, la tía Becky se acercó y me dijo que después en el transcurso del camino me explicaría todo, además, de que era mi último chance para poder entrar o a ella le multarán con el importe máximo, después de decir eso me dio un abrazo y se fue, por supuesto no le entendí a qué se refería.
Estaba viendo las maletas y de verdad iba en serio todo eso de irme, pensé que era una mala broma, me levanté y me asegure de llevar mis jeans sin importar lo que me habían dicho los aventé sobre la maleta, tome mis cosas íntimas como desodorantes, maquillaje, cremas y perfumes, eche un álbum de fotos y un par de libros al azar, ambos eran novelas, mis botas preferidas, unos tenis y mis sandalias no podían faltar, todo estaba ya en la maleta, busqué mi identificación, un par de lapiceros y una libreta, me gustaba escribir, pero en esa noche me sentía muy mal, todo lo aventé en la cama y luego como pude lo acomode en una de los compartimientos, cogí el cargador, la tableta y mi celular, en este último revise Facebook y me acordé de mis amigas, no quería hablar con nadie aunque sabía que no era justo irse así, por ello les envíe un mensaje <<Gracias por ser mi amiga, te quiero mucho>> luego me contestaron con un <<yo igual>> y <<Jade todo bien, ya le hablaste a ese chico, no te preocupes, él es un idiota>> Lili creía que estaba triste por hablarle a Garret y que esté no me contestara, ni siquiera me acordaba en este momento de él, finalmente apague el celular y trate de dormir, a pesar de que mis pensamientos volaban.
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Yo soy Jade Fern
Teen FictionJade Gonzales o mejor dicho Jade Fern, una chica promedio a punto de ingresar a una universidad en San Diego junto con sus mejores amigas optando por la carrera de negocios, todo estaba planeado hasta que una pandemia mundial y su intrépida tía Beck...