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Fuera de la casa de encontraban dos pelirrojos de gorras rojas.

El más alto de alejaba del pequeño para tomar distancia y empezar con unos simples pases.

El juego empezó, se mantuvieron en silencio y los pases eran cada vez con más fuerza y más largos.

El más joven estaba sudando, se retiró unos segundos su gorra para secarse las gotas de la frente y volverse a poner la misma.

-¿Quieres agua?- le hablo el mayor quien se había despojado de su gorra.

Kevin miro atontado cómo el mayor tenía una melena larga, no tanto como lo llegó a ser como cuando era un niño pequeño pero era mucho más largo de lo que tenía ahora.
Inconscientemente empezó a prestar atención a esos detalles que estaba pasando por alto, cómo el arito en su oreja izquierda ¿Cómo lo había pasado por alto?

-¿Que te pasa pequeñin?- la voz lo saco del trance.

-¿Que?- su voz sonó irritada, no le gustaba que le dijeran pequeñín.

-¿Porque me miras tanto?-

Vagamente recordó cuando vio a Jimmy con sus orejas con aros y recordó haber pensado "Que marica" ahora el parecía un marica y no iba a ser un marica.

-¿Que onda con tu oreja?- la pregunta fue dada con una notoria irritación.

-¿Mí oreja?- Kevin se desconcertó un poco, pero muy rápido entendió- ¿Nunca habías visto un arito idiota? 

- Pareces marica- el mayor frunció el ceño rápidamente.

Pareces marica.

"Pareces marica" se dijo a si mismo.

"Pareces marica" le dijo su padre.

Una rabia lo invadió y en ese momento era tentador pegar un golpe después de tantos años, pero no lo aria. El ya no era el Kevin violento.

Inhaló profundamente. Tampoco podía culpar al niño que creía que todo lo que le dijera su padre era la verdad absoluta.

-¿Porque piensas que un aro es sinónimo de marica?-

- Eso hacen las chicas. Tu eres un hombre-

- Soy lo suficientemente hombre con o sin aro y es estúpido usar marica como insulto-

- Marica- volvió a decirle.

Con todas las fuerza de voluntad intento no insultar o golpear al niño ¿Porque no mejor le iluminaba la mente?

-¿Y que es un marica para ti?-

- Ya sabes, un chico que es como jimmy.- empezó a enumerar con los dedos- Afeminado, lloron- fue interrumpido.

-¿Por eso no lloraste cuando no funcionó la máquina? ¿No querías ser un marica?- la pregunta desconcertó a Kevin.

- Yo no quería llorar-

- Si querías ¿Crees que no se notaba como se te cristalizaban los ojos?-

- Yo no lloro- Kevin se estaba enojando.

- Si lo haces, todo el mundo lo hace-

- Los hombres no lloran. Los hombres no podemos llorar-

-¿Porque dices eso?-

- Porque- fue interrumpido.

-¿Dices eso porque Papá te lo dijo?-

Esa fue la gota que derramó el vaso.

Rápidamente Kevin intento golpearlo con su puño, cosa que no lograba ya que el mayor lo paraba, intento, intento, intento.

-¡¿Porque dices eso de Papá?!- sus golpes cesaron un rato, pero empezó a gritar- ¡Tu no sabes lo que dices! ¡El tiene razón el siempre tiene razón!-

- El no tiene razón Kevin -

-¡Si si la tiene!- intento golpearlo una vez más, pero si puño era débil, su mano temblaba.

- Ya basta, esto no resuelve nada- lentamente bajo la mano del menor.

Kevin miraba al piso. Estaba enojado y triste.

Estaba enojado por la manera en la que repudio a su propio padre y estaba triste porque una parte de el sabía que Kevin tenía razón.

- Sentemos en la sombra -

Kevin camino lentamente al árbol del patio y se sentó dejándose caer en la refrescante sombra, Kevin lo imito. Aún no levantaba su vista del suelo.

-¿Porque crees que Papá está equivocado?- pregunto Kevin en voz baja.

- Papá se equivoca en muchas cosas. Un hombre que llora no es un marica, porque todo ser humano debe ser capaz de llorar- levanto un dedo empezando a enumerar las equivocaciones de su padre- Un hombre que se perfora la oreja o actúa de manera "afeminada"- hizo comillas con sus dedos- no lo hace menos hombre- Kevin miro al joven que aún no levantaba la vista del piso- Un hombre que siempre peles o reacciona de manera violenta no es más hombre que otros- levanto el tercer dedo- Un hombre...que ama a otro hombre no es un enfermo- levanto el cuarto dedo, ahora era el quien no quería ver al menor - Y... Mamá no es una mujer loca - levanto el quinto dedo- Hay muchas cosas más, pero creo que con esas son suficientes-

Ninguno de los dos dijo nada. Ninguno quería iniciar la conversación, pero tampoco podían callarse para siempre.

- Mamá nunca estuvo loca - sorpresivamente Kevin hablo mientras lo veía.

Kevin le sonrió por primera vez desde su llegada.

- Te lo dije, Papá de equivocó -

Kevin asintió y lentamente caía una lágrima por su mejilla.

Desvío su vista del mayor, no quería que lo viese llorar.

Era tan raro llorar. Pero a la vez era tan encantador.

Se sentía más lijero y sentía que la presión en su pecho que había sentido desde mucho antes de llegar se había ido.

Le dedicó ese llanto a su madre, sentía que se lo debía. Entre lágrimas le pediría perdón por haberla rechazado tantas veces, rogaba su perdón por haberla insultado, por haberla llamado loca y por rechazar ese amor que ella siempre le daba. Dios, como extrañaba ese amor. Cuando llegara la abrazaría.

Llegar...¿Realmente podría volver? La desesperación lo consumía, extrañaba demasiado el poder entrar a su cálida cama, extrañaba el poder comer la comida de su madre, extrañaba incluso la escuela y hasta a Tablón. Quería volver.

En medio de su silencioso llanto sintió como Kevin le acariciaba la espalda.

- No me toques... tonto-

- Que insulto más mediocre-

Largaron unas ligeras y amargas risas.

Ya no entendía cómo se sentía, pero, se sentía...ligero.





¡¿Nuestro futuro?! (Kevedd) (Pausado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora